EL AS BAJO LA MANGA
De pena ajena la manifestación de inconformidad con la propia dirigencia nacional hecha pública por Daniel Carrillo, presidente del comité estatal de MORENA, y Manuel Peraza, Nayar Mayorquín, Andrea Cibrián y Rocío Amador, cuatro de los ocho aspirantes a la candidatura de este partido a gobernador de Nayarit.
Cuando en noviembre apareció la convocatoria al proceso de selección de la candidatura para gobernador del Estado, emitida por el comité ejecutivo nacional de MORENA, surgió sinfín de conjeturas en el seno de las pláticas entre amigos de quehacer común.
Establece el documento el 5 de diciembre como fecha de presentación de solicitudes de registro ante la Comisión Nacional de Elecciones, misma que publicará la relación de las solicitudes aprobadas a más tardar el 14 de febrero de 2021. Sólo autorizará, una vez cumplimentados cada uno de los requisitos exigidos, un máximo de cuatro registros, con lo cual los aspirantes podrán participar en la siguiente etapa del proceso. Como se sabe, fueron ocho los que presentaron solicitud de registro.
En caso de haber sido aprobado un registro y hasta cuatro, los aspirantes serán sometidos a estudio de opinión realizado por la Comisión de Encuestas para, con base en ello, determinar al idóneo y mejor posesionado para representar a MORENA como candidato a gobernador de Nayarit. El resultado será inapelable, mismo que se dará a conocer a más tardar el 16 de febrero del próximo año.
En esta generalidad de disposiciones es donde la burra torció el rabo. En las conversaciones de café, aparece una actitud crítica que pone como simple ejemplo, sencillo, la actitud del PRI. Fueron muchas las ocasiones que por orden de quien realmente mandaba en este partido se ungía como candidato a determinada persona, muy a pesar que fueran infinitos los requisitos oficiales y obstáculos partidistas.
Pero MORENA no es lo mismo que el PRI, surge voz contradictoria. Incluso el presidente López Obrador ha dicho que no somos de los mismos, replica. Sin embargo, alguien persuade en el sentido de que el mandatario y muchos funcionarios de su círculo más cercano proceden del PRI, traen material genético, caracteres hereditarios. No será muy difícil aplicar la misma fórmula para que el partido oficial nombre su candidato a gobernador de Nayarit al personaje que desee el mandatario, quien con base a su tozudez no deja un cabo suelto.
Que sí la supuesta decisión favorece a Miguel Ángel Navarro Quintero, como afirma la quinteta mencionada en el primer párrafo de este escrito, compuesta por el dirigente de partido y cuatro aspirantes antedichos, a cualquiera de estos hubiera favorecido el dedazo, más a Peraza, quien dice que López Obrador y él son casi hermanos, o Nayar que asegura ha participado en las lides políticas al lado de Andrés Manuel desde hace 20 años.
Continúa la revuelta de los comensales. Durante mi vida periodística de décadas jamás había escuchado, ni siquiera por equivocación el nombre de Manuel Isaac Peraza Segovia, hay quienes dudan de su nacimiento en tierra nayarita. Es advenedizo. ¿Qué ha hecho en favor, por el bienestar social de nuestros coterráneos? Como adinerado empresario de la construcción ¿ha desembolsado un cinco en apoyo siquiera de los afectados por inundaciones causa al desbordamiento de los ríos? ¿Ha realizado alguna obra de arquitectura para beneficio de comunidad nayarita?
Nayar Mayorquín fue secretario, ayudante, auxiliar o carga maletas de la señora María Eugenia Jiménez Valenzuela cuando ésta alcanzó la diputación federal por Nayarit (2006-2009). Se recordará que esta mujer de gran valía, como militante del PRD llegó a ser presidenta del partido en la entidad, en 2006 ganó elección al priista exgobernador Celso H. Delgado Ramírez cuando ambos compitieron en el segundo distrito electoral federal que tiene su sede en Tepic. María Eugenia a brazo partido fue la que en el país integró el primer comité pro Andrés Manuel López Obrador. Fue ella con verdadera amistad y cercanía por más de quince años a AMLO quien a Nayar Mayorquín le abrió la posibilidad de incrustarse en el movimiento que encabeza López Obrador. Meses antes de finalizar el año anterior, María Eugenia Jiménez Valenzuela, en acto de dignidad y congruencia, renunció a MORENA por anidar intereses mezquinos, caer sus integrantes en oportunismo y falta de oficio políticos.
En el diálogo del encuentro fortuito fluían las ideas. Hoy, tanto Daniel como Peraza y Nayar manifiestan severa inconformidad con la dirigencia nacional de MORENA: “Se ha violado el supremo derecho a la igualdad, no se respetan acuerdo de convocatoria, mancharon el proceso de selección de candidato, han afectado la democracia interna y (lo más trascendental, en voz al cuello) ¡no a las alianzas!”.
Peraza sostiene que en su cara el senador morenista Ricardo Monreal, a quien calificó de traficante político, le espetó que Miguel Ángel Navarro Quintero será el próximo gobernador de Nayarit. No hay respeto ni para la militancia, ni para el pueblo, afirmó el de profesión Arquitecto, quien en público de manera irrespetuosa afirmó que los nayaritas somos unos pendejos.
Entre los protagonistas del conversatorio surgió esta idea: si Daniel Carrillo en verdad tiene una pizca de dignidad debe presentar su renuncia a la presidencia estatal de MORENA. María Eugenia Jiménez le mostró un claro ejemplo a seguir.
Manuel Peraza y Nayar Mayorquín también deben solicitar su inmediata renuncia a militar en MORENA, buscar opciones en otros partidos para que su aspiración de ser candidatos a gobernador de Nayarit se haga realidad y, por tanto, se encuentren en capacidad de saber su verdadero arrastre entre más de medio millón de votantes nayaritas. Su carácter simpático es arrollador, sin duda sus maneras de ser y actuar hacen atractiva y agradable su persona a la ciudadanía.
Debieron saber estos angelitos que en política no hay nada circunstancial, todo es cuidadosamente planeado, concertado. Miguel Ángel Navarro Quintero para nada ha emitido algún pronunciamiento sobre el tema. A lo mejor trae el as bajo la manga.
(12 de diciembre de 2020)