Triste y lamentable caso
Sergio Mejía Cano
11 de Octubre de 2018
Este miércoles 10 del presente mes aparece en algunos medios informativos, así como en portales de internet locales, la nota sobre la muerte a puñaladas de una mujer en la localidad de La Presa, del municipio de Santiago Ixcuintla. En la nota resalta el hecho de que la señora que quedó sin vida deja en la orfandad a cuatro menores de edad, el mayor de ellos de tan solo 15 años y de ahí para abajo.
Se informa que el hecho sucedió en un bar denominado El Gato Negro, en donde la mujer trabajaba como mesera y que quien le quitó la vida es un hombre septuagenario quien al parecer fue detenido. Triste y lamentable sucedo y más en este tiempo en que los feminicidios han repuntado en forma alarmante en nuestro país.
Si bien todos tenemos el riesgo de perder la vida en cualquier momento y circunstancia desde el mismo instante en que somos concebidos, hay personas que por sus labores están más expuestas que otras. Tal es el caso de mujeres que prestan sus servicios atendiendo mesas en un bar o cantina, cosa que desde luego posiblemente no lo hacen por gusto sino por mera necesidad al no tener otra opción para buscar el sustento diario de su familia, porque por lo regular la mayoría de mujeres que trabajan en bares o cantinas son madres solteras o que fueron dejadas por su pareja masculina sin ningún miramiento y desde luego con hijos que mantener y, si no tienen alguna profesión o no encuentran trabajo digno, pues tal vez no les quedó de otra más que entrar a atender mesas teniendo que soportar manoseos y palabras ofensivas de los clientes alcoholizados. Y obviamente que hay mujeres que al estar en este medio y si pretenden sacar un dinerito extra, pues tienen que aceptar invitaciones de individuos que podrían hacerles algún tipo de daño o que aparte de dañarlas físicamente, hasta robarlas. Tal vez este no haya sido el caso de la señora en comento, pero por lo regular suele suceder con la mayoría de estas mujeres.
Es común oír que a estas mujeres que luchan por sacar de algún modo a su familia se les llegue a decir “mujeres de la vida fácil o galante”; sin embargo, está comprobado que de fácil y galante no tiene nada la vida que llevan o tienen la mayoría, si no es que todas las mujeres que se ven en la necesidad de tener que trabajar y a veces hasta prostituirse en un bar o cantina, y menos, porque de entrada muchas de ella tienen que alinearse ante el padrote, proxeneta o lenón para pronto comenzar a ser explotadas porque de las ganancias que lleguen a obtener tienen que mocharse con su “protector”, además con la conseja de que no tienen que decir nada sobre quién las regentea ni nada por el estilo so pena de buscarse una paliza.
Y las que se dice que trabajan por su cuenta, por lo regular tienen a su hombre, padre o padrastro de sus retoños al que tienen que mantener mediante la amenaza del abandono o la potencialidad de que viole a esos retoños por los que tiene que buscar el sustento diario.
Y las mujeres que deciden irse a un cuarto de hotel con un desconocido, llevan un alto riesgo de no salir bien libradas de esa aventura por desconocer las mañas del individuo con el que aceptaron ir para obtener un dinero extra aparte del de las propinas y sueldo diario. Porque eso sí, es común ver a las afueras de cantinas y bares letreros en donde se solicitan meseras “bien presentadas” ofreciendo sueldo y comisión, es decir, la posible ficha.
Triste en realidad la vida fácil y galante que pueden llevar muchas de estas mujeres que se ven en esta necesidad de tener que atender mesas con clientes borrachos y hasta groseros por no encontrar nada más. Porque se han dado casos en que al querer salirse de este medio al encontrar un trabajo ayudando al quehacer en una casa, a veces corren con tan mala suerte que la patrona las llega a acusar de robo y desde luego tienen que soportar los requerimientos amorosos del patrón y más si la mujer está de buen ver. Así que por todos lados llevan las de perder.
Lo más triste del caso es que este asesinato de la mujer en La Presa, no es el primero y no será el último que se dé en el interior de un bar o cantina o en sus inmediaciones, porque infortunadamente se seguirán dando a lo largo y ancho del país; y peor aún porque la mayoría de estas mujeres, si no es que todas, no tienen ningún tipo de protección legal ni sus hijos, las que los tengan por supuesto, así que con el correr del tiempo la edad también será un factor en contra para poder seguir subsistiendo en esta clase de trabajo. Sea pues. Vale.
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