El estado mexicano al servicio del capital

Desde la segunda mitad del siglo pasado el sistema capitalista ha presentado dos esenciales características. Por un lado ha dominado totalmente al planeta y sometido a su régimen a los países con sus denominaciones de socialistas, y por el otro su mundialización ha provocado una profunda crisis del capitalismo mundial, la cual hasta el momento no ha podido superar. Paradójicamente las medidas que se han tomado para contrarrestar dicha crisis han servido para profundizarla. En el concierto internacional la intervención de los Estados-Nación ha sido con el único propósito de salvar al capitalismo, procurando en primer lugar salvar al capital que se encuentra en los sistemas financieros mundiales con el propósito de que dicho capital se realice a través de los créditos.

El Estado para nada se ha preocupado por la calidad de vida de aquellas personas afortunadas en tener un empleo y mucho menos se preocupa por aquellas otras desafortunadas sin empleo. La salida al enorme desempleo generado por el sistema capitalista lo ven como un asunto de acumulación del capital, de reinversión de las ganancias o de la reproducción ampliada del capital. La salida al desempleo se ve como la inversión de capital la cual teóricamente compraría fuerza de trabajo o como dicen los políticos, crearía fuentes de empleo. No atinan a ver que el desempleo es consecuencia  del capitalismo y que su solución está en una organización social distinta, está en la construcción de un orden social justo y equitativo. En esa dinámica de apoyo al capital se mueve muestro país con todo y su gobierno. Pero con un agregado más.

El gobierno de los EEUU en el periodo gubernamental de Clinton, guiado por la exigencia del capital financiero de permitirle llegar a la amplia base de la población, sin más limitaciones que las que impone el mercado, diseñó políticas públicas orientadas a la desregulación financiera. Se buscaba según decían, eficientar los mercados y allegar la modernización. En la secretaría del tesoro de la administración Clinton se encontraban dirigiendo las acciones desregulatorias dos personajes claves para el futuro de México. Ellos son Robert Rubin, quien era el secretario del tesoro, y su amigo el Sr. Summers. Estas dos personas fueron señaladas en el Senado de la República como impulsores de la extranjerización del sistema financiero mexicano así como también de las políticas económicas que provocaron la crisis de 1995. El gobierno mexicano lejos de defender a los pequeños y medianos capitalistas nacionales, entregó el país al gran capital extranjero.

Y así como ese caso, existen otros que muestran las diversas formas en que el Estado mexicano sirve al capitalismo internacional. Por ejemplo, el gasto de guerra contra el narcotráfico beneficia al capital invertido en la producción de armas y municiones y perjudica a los mexicanos porque desde pequeños se les somete a la dinámica de la violencia y además los jóvenes se dedican a las armas, ya sea en la llamada delincuencia organizada o en el ejército mexicano. Por  cierto dicho capital bélico básicamente se encuentra en EEUU. Por otra parte la inversión en los medios de comunicación, carreteras, o en lo que denominan infraestructura se ha hecho pensando en beneficiar a la inversión turística no a la población de esos lugares.

Sin embargo, en su afán por distorsionar el papel del Estado Contemporáneo, algunos ideólogos del capitalismo, sobre todo los representantes de los segmentos inferiores del capital social, tratan de presentar al Estado como una Institución "benefactora de la sociedad". Por eso en las trifulcas o protestas siempre hay quien avala la acción de gobierno y la pone un beneficio a los círculos populares. Eso lo vimos en el pasado con la presentación benefactora de los gobiernos mexicanos, de los EEUU, de Inglaterra, de Francia, de Rusia, de China y de los demás países capitalistas. Y eso es lo que estamos viendo con la Reforma Educativa, la Reforma Energética, la Reforma Fiscal y las que vienen. Eso es normal porque estos ideólogos o ya están incluidos y hacen su chamba o están buscando chamba.