El deseo de querer coartar la libertad de expresión
Sergio Mejía Cano
31 de enero de 2020
Pues vaya que ha levantado ámpula el affaire del exgobernador de Coahuila, Humberto Moreira Valdés en contra del periodista y analista político Sergio Aguayo Quezada, debido a una demanda interpuesta por el primero supuestamente por difamación y daño moral pero que, esto da más visos de un bloqueo a la libertad de expresión y la libre manifestación de las ideas, y que al parecer está avalando el juez que ha impuesto una multa de diez millones de pesos, pero que el señor Aguayo Quezada ha detenido por el momento pagando una fianza de al menos 450 mil pesos.
Sin embargo, ahora en su cuenta de tuiter Sergio Aguayo dice sentirse feliz porque la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) ha atraído su caso, por la posibilidad de ser salvado de ese juez que pertenece al Tribunal de Justicia de la Ciudad de México. Un juez que ya está siendo cuestionado en las redes sociales ya que se indica en las mismas que un hermano de este juez que condenó a Aguayo Quezada, fue favorecido con una Notaría en Coahuila precisamente por el mismo Humberto Moreira antes de dejar la gubernatura, por lo que a la mejor pudiera darse aquí un conflicto de intereses y de ahí la crueldad con que se sentenció al también integrante del Colegio de México.
Desde luego que para el sentido común de mucha gente, este conflicto entre Moreira Valdés y Aguayo Quesada se presta más como una disuasión para los periodistas críticos que expresan sus propias ideas y deducciones libremente, pero que esa libertad no les parece nada bien a algunos personajes, sobre todo de la política.
El señor Sergio Aguayo no hizo sino comentar lo que en su momento ya se había dicho sobre el exgobernador de Coahuila y que era del dominio público a todas luces; pero como el Poder y la impunidad han imperado en los últimos años en nuestro país, tal vez Moreira recibió el espaldarazo de alguien muy pesado y de ahí que se fuera en contra de Sergio Aguayo, pues ya con esa ayuda de alguien de muy arriba se cumpliría la sentencia tan común de que el hilo se rompe por lo más delgado, y en este caso el hilo fue Aguayo Quezada, y no los medios informativos de España. Pero todo indica que aún no está nada dicho aún, pues ahora con la atracción del caso por la SCJN, esto podría dar un giro en donde la justicia, la congruencia y empatía con la libre expresión garantizada en la Carta Magna, así como el derecho a la libre manifestación de las ideas prevalezca y la balanza justiciera se incline a favor de estas garantías individuales de todos los mexicanos. Y además, porque si bien esta libertad de las garantías tienen un límite que es el respeto a la vida privada, a la moral y la paz pública, en este caso el señor Humberto Moreira ha sido un servidor público, y es de acuerdo a este estatus de lo que se le ha señalado no nada más por Aguayo Quezada, sino por infinidad de periodistas tanto nacionales como internacionales, ya que su caso fue del dominio público hasta en la Península Ibérica cuando el exgobernador de Coahuila fue apresado en España.
Este caso me hizo recordar aquel lamentable suceso cuando el entonces diputado local Omar Reynoso Gallegos quiso cebarse en una periodista nayarita que lo único que había hecho fue transcribir las acusaciones que le hacía la entonces diputada federal Ivideliza Reyes Hernández sobre malos manejos cuando Omar Reynoso fungió como Secretario de Salud del Estado de Nayarit en el sexenio del entonces gobernador Ney González Sánchez; sin embargo, Reynoso Gallegos trató de engallarse con el medio periodístico en vez de afrentar las acusaciones que le hacía Ivideliza Reyes frente a frente; obvio, pues se entiende que lo que quería Omar Reynoso era venganza en quien fuese y no justicia, y dicha venganza la tenían que cargar quienes menos la debían ni la temían: los periodistas, sobre todo la destacada comunicadora Arcelia García Ortega, quien jamás se inmutó por esta estratagema del exsecretario de Salud que extrañamente fue premiado con una curul estatal.
Así que guardadas las proporciones, esto vendría a ser un caso similar, porque en el caso de Humberto Moreira contra Sergio Aguayo, el primero se fue por lo que creyó más fácil, y más por sentir tal vez el apoyo tanto de ese juez y alguien más; y en el caso de Omar Reynoso, tal vez éste vio la posibilidad de cebarse en los periodistas que lo único que hicieron fue su trabajo como tales; pero en ambos casos, tratando de coartar la libertad de expresión y la libre manifestación de las ideas.
Sea pues. Vale.
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