Los “súper policías”, un rasgo de la narco política
Salvador Mancillas Rentería
01 de Abril de 2025
El periodista y académico, José Reveles, reconocido especialista en temas del narcotráfico, afirmó en Tepic que desconfía mucho de los “súper policías”, como Alberto Capella, Omar García Harfuch, Edgar Veytia y otros que de manera sospechosa han surgido en los estados del país con grandes problemas de inseguridad y presencia del narcotráfico.
Sus afirmaciones las realizó en la Biblioteca Magna de la Universidad Autónoma de Nayarit, donde presentó su libro “Levantones, narcofosas y falsos positivos”, a invitación de Mario Jaúregui, director de Desarrollo Bibliotecario, así como de la Asociación de Universitarios Nayaritas. Luego de la presentación del libro, por parte del también ingeniero Ariel Parra, el destacado periodista e investigador universitario, José Reveles, dijo que, mediante ese tipo de personajes, los criminales buscan tomar el control de las instancias de seguridad para favorecer, desde luego, a sus intereses y estar al tanto de la información importante manejada en este rubro por el Estado, el Ejército y las oficinas de inteligencia y de política interior.
El tratamiento del tema y de los “levantones, por parte del doctor Reveles, interesó a los investigadores universitarios, en especial a sociólogos y antropólogos, porque el periodista habló de una “etnología macabra”, cuya historia se remonta a la época del nazismo, pero pasa por los procedimientos de exterminio de Estados Unidos en la Guerra de Vietnam, y los regímenes dictatoriales de Sudamérica.
En cuanto a los “súper policías”, figuras protagónicas que han cobrado importancia en la historia del crimen y la inseguridad, pueden considerarse, como los corridos musicales, productos con envoltura de “mitos funcionales”, destinados a dar legitimidad social y cultural a la vida del narcotraficante. Desde el punto de vista mediático se promueve de ellos una fama de valentía extraordinaria y de eficacia para enfrentar a los criminales más poderosos, aunque en la práctica protegen y fortalecen a las organizaciones delincuenciales.
CAPELLA, EL RAMBO DE TIJUANA
Uno de los primeros “súper policías” fue sin duda, Jesús Alberto Capella, abogado de profesión originario de Tijuana, que surgió como supuesto defensor de una sociedad civil norteña, harta de la inseguridad en aquel estado del norte. Esta supuesta lucha “al lado de la ciudadanía” tenía un fin específico: invalidar la labor de los policías convencionales, −del municipio y del estado−, acusándolos de corruptos y de estar ligados a los narcotraficantes. El tipo de estructura ideal para estos “súper policías” es la del mando único, porque con ella pueden centralizar las operaciones y la información de seguridad.
El segundo paso que dio Alberto Capella, fue mediático; y en esto se parece a la historia mítica tejida por nuestro “súper policía”, Edgard Veytia, capturado por las autoridades estadounidenses, bajo serias acusaciones de narcotráfico. Con el objetivo de hacer presencia en el imaginario de la gente, −temerosa por los excesos, tanto de la delincuencia común como la organizada−, Capella tejió, en efecto, un mito de invulnerabilidad a partir de un “hecho periodístico” inventado, con el que logró, sin embargo, su cometido. Comenzó a ser llamado el “Rambo de Tijuana”, por la supuesta hazaña de haber salido ileso de un atentado, gracias a que uno de sus escoltas “olvidó” su arma de alto poder en su casa. Alberto Capella la usó, supuestamente, para repeler a los agresores, sin ayuda de ninguno de sus guardaespaldas.
Los periodistas más críticos no dieron crédito, por supuesto, a esta historia, porque Capella era un inexperto en armas y carecía de carrera como policía profesional. Pero como él empiezan a surgir más súper policías, como el nieto del dinosaurio, Javier García Paniagua, un policía federal de nombre Omar García Harfuch, quien se dejó envolver por un historial de hazañas de nuevo Rambo, para ser contratado en altos puestos de Seguridad Pública y de la propia Policía Federal. La idea es promover un perfil especial para incrustar a estos personajes en puestos clave, en lo que representa algo inútil para la sociedad. La “Pax Narca” es ficticia, porque sólo garantiza tranquilidad superficial, aunque se cometan crímenes atroces en la clandestinidad. Pero el discurso de los Rambos es tan persistente y creíble, en que el “mejor perfil” para sustituir a Veytia en la Fiscalía, es el de un “hombre valiente”, que no le “tema a la delincuencia”.
Esto es una trampa. Lo que se necesita es simplemente un funcionario incorruptible, que se apoye en la población para atacar todas las formas de la delincuencia; porque, según los expertos, no hay mejor fórmula para reducir los índices de inseguridad, en cualquier parte del mundo, que “una policía de proximidad a la gente”. Evitar la importación de gente extraña de otros lados con el pretexto de la preparación y la especialización, y aprovechar la información que la población tiene sobre los grupos de delincuentes, a quienes conoce de manera directa en el barrio, la manzana, la cuadra o la ciudad, es la mejor fórmula para llevar tranquilidad a la sociedad.
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