Tepic, Nayarit, sábado 23 de noviembre de 2024

Todos somos sospechosos razonables

Sergio Mejía Cano

15 de Marzo de 2018

En una película referente al asesinato de Robert Kennedy, al inicio cuando se están exhibiendo los créditos, salen varios cortes del desarrollo político del asesinado, y en uno de esos cortes se ve que el bostoniano le pregunta a un congresista o representante por qué detener a una persona que no ha cometido delito alguno, a lo que el cuestionado responde que porque podría cometerlo algún día. Y tanto Kennedy como los demás asistentes que se observan en el efímero corto sueltan la carcajada; y eso que era una pregunta y una respuesta seria.

Ahora, algunos ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) han avalado el que se revisen a las personas y vehículos sin necesidad de una orden judicial, en contra de como lo determina el artículo 16 constitucional.

No cabe duda que vamos para atrás en todos los aspectos, así se diga que todas las reformas son en aras de la modernidad, siendo que poco a poco y sin sentir hemos regresado paulatinamente a la época porfiriana. 

Según los magistrados de la SCJN avalan la revisión corporal y de pertenencias tales como los vehículos,  y la consideran constitucional siempre y cuando haya una “sospecha razonable”. Esto desde luego que da a entender que debido a que los ministros viven en su burbuja de cristal y no alcanzan a comprender los señalamientos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) de que la mayoría de las denuncias y quejas son por detenciones arbitrarias y abusos de autoridad, y que con este aval le están echando más leña a la lumbre, al estar legalizando lo que a diario se ha ejercido ilegalmente: las revisiones de rutina.

El cantar diario de la mayoría de los gobernantes y políticos es decir que “nadie por encima de la ley”; sin embargo, lo que están haciendo los ministros de la SCJN con esta decisión de justificar que los policías revisen personas y pertenencias, están poniendo a los policías por encima del ciudadano y lo que es peor, por encima de la misma Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Es algo así como darles alas a los alacranes, porque si bien aun sin este aval de todos modos los elementos de las diversas corporaciones policíacas y hasta de las fuerzas armadas detienen a quien se les antoja para pasarlo a la báscula con el único pretexto de que es una revisión de rutina, así que ahora peor, pues se van a sentir con derecho de hacer lo que les venga en gana en contra de la ciudadanía.

Y a propósito del artículo 16 de nuestra Carta Magna, que en su primer párrafo dice que: “Nadie puede ser molestado en su persona, familia, domicilio, papeles o posesiones, sino en virtud de un mandamiento escrito de la autoridad competente, que funde y motive la causa legal del procedimiento”. Entonces es evidente que  la SCJN se está pasando por el arco del triunfo este precepto, porque no se ha modificado dicho artículo y ni se ha derogado, al menos que se sepa legalmente. Así que queda claro que los ministros que han dado su aval para que se viole el artículo 16 constitucional no lo tomaron en cuenta, por lo que ya lo están violando flagrantemente. Aunque hay quien señala que es precisamente lo que hicieron los ministros al avalar la revisión sin una orden judicial: que con su aval están dando un mandamiento para fundar y motivar la causa legal del procedimiento en forma no personal, tal y como se entiende lo afirma el artículo 16, sino en forma colectiva.

Así que ahora todos los mexicanos seremos sospechosos legalmente ante los ojos de la policía; y si bien se justifican estos ministros que por lo visto están más chuecos que un cigüeñal, de que solamente aplicará este aval cuando haya flagrancia o que haya una sospecha razonable, queda claro que en la realidad no será así, pues es conocido de la mayoría de los mexicanos que sin que haya razón, todos somos sospechosos, sobre todo desde los sexenios de Carlos Salinas de Gortari y de Ernesto Zedillo Ponce de León, en que comenzaron las revisiones sin ton ni son a prácticamente toda la ciudadanía.

En 1991 comenzaron a llegar contingentes de la PGR a revisar los trenes de salidas tanto de carga como de pasaje en Guadalajara, Jalisco; y en la estación de La Quemada, Jalisco se estableció un punto de revisión por parte del ejército. Ahí un soldado me dijo que había llegado un programa israelí en donde los instruían en que se tenía que sospechar de todas las personas, que se les mirara fija y retadoramente a los ojos y que así se podría descubrir si alguien ocultaba algo.

Sea pues. Vale.




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