Nayarit: comenzó la batalla...
Marco Vinicio Jaime
06 de Abril de 2017
En punto de la hora cero de este domingo 2 de abril, comenzó la batalla electoral por la gubernatura de Nayarit, y como ya estaba prescrito bajo la particular cita cíclica que hoy reúne a dos grandes e históricas fuerzas políticas, la coalición “Juntos por Tí”, al mando del joven empresario Antonio Echevarría García, que incluye a los partidos PAN, PRD, PT y PRS, emprendió la lucha al toque de trompeta del Instituto Estatal Electoral, en el umbral de la madrugada acompañado de sus principales “generales”, familia, militantes y simpatizantes, al igual que su homólogo del PRI, Manuel Humberto Cota Jiménez, de la alianza “Nayarit de Todos”, que congrega a su vez a los partidos Verde Ecologista y Nueva Alianza.
Dos comienzos antagónicos, un factor común: el severo desafío de no sucumbir un solo ápice en su trajín: teniendo pues prohibida en cada cual -y más que para cualquier otra opción-, la derrota, pues la historia marca a cada quien su destino: a Echevarría alcanzar la categoría 5 plus, de ese legendario meteoro de 1999, que sacudió al sistema local, y regresar la alternancia a Palacio de Gobierno, escribiendo así “la nueva historia de Nayarit”, y el obligado compromiso de hacerla realidad en el menor plazo posible para bien de todos, en tanto que a Cota el doble reto de vindicar el capítulo negro del 99, y preservar la épica conquista del 2005, más allá de los desfiguros y la clara encomienda de la destrucción intermedia que desvirtuó el plan previsto, puesél mismo tuvo en su momento parte protagonista en una dupla invencible con el autor polifacético de ese parteaguas de la praxis política: Ney González.
Echevarría parte de la emblemática “zona cero”, el simbólico punto de inflexión de lo que considera la devastación y el oscuro clímax del actual sistema político-gubernamental que “colapsa, en un precario escenario de miseria, injusticias, corrupción y atentados directos a la dignidad del desesperanzado pueblo”: “El parque de la dignidad”, en lo que fue durante mucho tiempo el estadio de béisbol, y hoy “albergue de las semillas de la esperanza y la dignidad de los propios nayaritas”. Un evento serio, cabe decir, formal, en tiempo, y circunstancias, porque la cosa está seria, y hay que tratarla con seriedad, al margen de estridencias, luces incandescentes y beligerancias -lo que por su naturaleza está ausente de contenido transversal entre escenario-símbolo, momento-tiempo y público-, pero sencillo, frugal, además de una oportunidad valiosa “en tiempo real” al final del protocolo, para “detrás de cámaras”, se diera lugar a escuchar la voz en el sentir tal cual, de candidato y ciudadanos.
De conformidad, en un multitudinario evento llevado a cabo ya la tarde de este domingo, en contra esquina de Palacio de Gobierno, por la Avenida México entre Mina e Insurgentes, Echevarría García invocó el sentir popular: la rabia del obrero, del sindicalista, del maestro, de los jóvenes, de las mujeres, de los hombres, de los niños, de la sociedad en general con partido y sin partido, de todos los colores y corrientes doctrinológicas a partir de su realidad -no de la clase apolítica ni de inclusive candidato alguno que la niegue por más escándalo o derroche-, para sumarse en la integración de ese frente cuyas causas más sensibles serán traducidas en hechos de probaba eficacia. De ahí que dedicara la mayor parte de su intervención a la propuesta de solución para los graves flagelos económicos, políticos y sociales, de ilegalidad y de socavo del Estado de Derecho; de salud, calidad de vida, cultura y educación. Y así pactó visitar cada pueblo ejido y comunidad para escribir conjuntamente “la nueva historia de
Nayarit”, en francas condiciones de “justicia e igualdad social”.
Mientras tanto, en el fragor del marcado frescor de la madrugada, también por su parte, Manuel Cota hacía arribo al estrado ubicado en la entrada de la emblemática ex fábrica textil del poblado de Bellavista, acompañado de su familia, amigos, simpatizantes y militantes de su partido, y del líder nacional del tricolor Enrique Ocho Reza, al igual que precandidatos al resto de los diferentes cargos de elección en disputa, buscando quizá proyectar, basado en la historia que dimana de ese lugar, el mensaje del inicio de un gran movimiento en contra del poderoso sobre los débiles, a la par del inteligente e imprescindible papel de la comunicación vía la estratégica interacción periodística de los hermanos Elías como aporte a la propia emancipación obrera y precursora de la revolución de 1910, todo lo cual, justo es decirlo, se diluiría por diversas circunstancias imprevistas en la tradicional algarabía mercadotécnica de la fiesta y el ruido, asincrónicas políticas de comunicación y la multiplicidad de imágenes y colores, la pasión del momento volcada en el triunfalismo de la crítica acérrima a quien ubicaron perfectamente como el enemigo a vencer: “Antonio Echevarría García”, no más. Así, la fiesta continuó en Santiago y Bahía e Banderas.
El día albergó también pues el arrojo de Miguel Ángel Navarro Quintero, Candidato a Gobernador de Movimiento de Renovación Nacional (MORENA), en compañía del líder nacional Andrés Manuel López Obrador, para presentar su peculiar diagnóstico basado en contrastes ante miles de personas en la cabecera de Santiago Ixuintla: “Todo con el pueblo, sin él nada”, en contra de la injusticia, la desigualdad y la corrupción, pronunciándose por devolver al pueblo el patrimonio nayarita.
En este marco, Raúl Mejía González y su indómito Movimiento Ciudadano (MC), en compañía por su parte del líder nacional Dante Delgado Ranauro, reunió también a miles en el Teatro del Pueblo de esta Capital y en sus alrededores, para proponer con dureza y a “rajatabla” la erradicación cabal de la corrupción y la degeneración de la práctica política en actividades ligadas con el crimen organizado. “Es tiempo -dijo- de darle al pueblo lo que ya merece por ley: justicia, legalidad, orden y progreso debidamente planeado sin ocurrencias ni caprichos”.
De esta manera, el domingo 2 de abril fue de intenso arranque de campañas a Gobernador. ¿Podrá pues garantizarse un proceso de propuestas respetuosas que tiendan al reordenamiento político, económico y social tan necesario, la restitución del marco legal y un pacto incólume por el respeto absoluto al Estado de Derecho en bien de todos y para todos? Observemos.
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