Tepic, Nayarit, jueves 21 de noviembre de 2024

El patrioterismo distorsiona la defensa de la soberanía de México

Octavio Camelo Romero

30 de Enero de 2017

Antes de abordar el tema de la “soberanía nacional” caben algunas reflexiones sobre qué ha pasado y está pasando en el mundo. Desde el último tercio del siglo pasado hasta el momento actual, el Capitalismo  “se ha quitado las amarras” en su desarrollo. La extinta URSS fue un contrapeso, por no decir un freno, a la lógica  de la ganancia y al afán de dominio mundial del Capital. El gran triunfo del capitalismo fue "deshacer" al socialismo que con todas sus fallas y apetitos desmedidos de sus burocracias, su sola presencia era como ese "fantasma" que recorría al mundo y ahuyentaba por lo menos, los excesos del Capital y de sus Gobiernos. Tras esa gran derrota de los "comunistas" no hubo poder humano y bélico en el mundo que se le opusiera al capitalismo. Con la desaparición de la URSS se esfumó el “contra-peso” para los capitalistas.

Sin la presencia de la Unión Soviética surge la voracidad por la obtención de ganancia.  Como consecuencia aparece la “necesidad objetiva” de “acortar distancias y tiempos” para la emisión y recepción de información de los procesos y de los mecanismos de valorización del  Capital. La retroalimentación de tales procesos, las decisiones tomadas y transmitidas desde lugares centrales a diferentes partes del mundo impulsa el desarrollo de las Tecnologías de la Información y la Comunicación, del "Internet", de la automatización, de la robotización,  y en general, del desarrollo científico-tecnológico. Las TIC se convirtieron en el instrumento más estratégico e importante para el ulterior desarrollo de las Fuerzas Productivas, la integración mundial de cadenas y procesos productivos y consecuentemente la "Concentración de los Medios de Producción" y la "Centralización del Capital".

El capitalismo entró en una nueva fase de su desarrollo que Marx, Engels, Lenin y Mao Tse Tung no alcanzaron a ver. Empero su legado, su método de estudio de los problemas sociales y su "Concepción del Mundo, de la Vida, de la Sociedad" nos permiten "entender y pre-ver" los acontecimientos. No podemos pedirle a estos genios que nos digan cómo están las cosas en nuestro mundo. No debemos convertir sus paradigmas, metodología y estudios en una especie de "Biblia". No podemos caer en el "dogmatismo" si queremos ser objetivos.

Ante la mundialización del capitalismo que hoy denominamos “globalización”, y frente a la presencia de varios y diferenciados capitales transnacionales, surgieron las cadenas y procesos productivos de un mismo los distintos Núcleos Dominantes de Capital. Sin embargo para evitar problemas laborales, de administración, de conducción de los procesos de explotación de la mano de obra, etc., se tienen que homogeneizar las legislaciones de los países donde tengan asiento las inversiones de los capitales transnacionales y de las empresas integrantes de sus cadenas productivas. También tiene que homogeneizarse la cualidad o el adiestramiento de la fuerza de trabajo para que independientemente de la nacionalidad, “los trabajadores se puedan moverse de un país a otro”. Esa es la esencia de los diseños educativos por competencias. La formación por competencias sirve también para ahorrar capital, al evitar gastos en producir tecnologías particulares y especiales acordes a cada pueblo.

Una necesidad objetiva no menos importante del Capital mundializado es la constitución de "organismos supranacionales" que controlen y regulen a los diversos gobiernos de los países donde tienen asiento sus inversiones, empresas y mercados. Esa es la necesidad que dio origen reciente a la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, CELAC, que dio origen al Fondo Monetario Internacional, al Banco Mundial, a la Organización Mundial del Comercio, al Banco Central Europeo, a la propia ONU, etc.

Por eso, surge la interrogante: ¿Qué debemos entender por “soberanía nacional” en el tiempo presenta y ante las actuales condiciones de existencia del capitalismo planetario? El Trumpismo anti-transnacional es antinatural al capitalismo contemporáneo. Es peor que el populismo trasnochado o que el rancio fascismo. De allí que no durará mucho tiempo en existencia. Pero entonces como debemos entender los mexicanos la “soberanía nacional” y, lo que es mejor, como debemos defenderla. En fin.
 

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