Decálogo de buenas intenciones

Ni confrontación ni sumisión…sino todo lo contrario, así podría resumirse el decálogo de 10 objetivos que propondrá el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto al recién electo presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, Donald Trump.

En días pasados ante representantes de los sectores productivos del estado, secretarios de estados y representantes del Congreso de la Unión y dirigentes de los partidos políticos el mandatario federal en un discurso dirigido a la Nación definió cuál será la política y su relación con el gobierno yankee.

Si bien resume los propósitos prioritarios en materia comercial, de migración y de derechos humanos no dejan de ser un catálogo de buenas intenciones.

El presidente Enrique Peña Nieto a la usanza del viejo discurso nacionalista priísta supone de  buena fe que el megalómano y racista del presidente Trump podrá convencerlo mediante el diálogo y la negociación a quien desde que inició su campaña rumbo a la silla presidencial hasta tomar posesión del cargo ha sido consecuente con su política proteccionista, racista y xenófila expresada en un menosprecio a los mexicanos, sobre todo a los millones de indocumentados que trabajan a diario en aquel país.

El presidente Donald Trump desde el primer día de su mandato dejó clara sus intenciones en política exterior y en el tema de los indocumentados; señaló con una actitud autoritaria propia de un dictadorzuelo y menospreciando la libre determinación de los pueblos que ya dio instrucciones para abandonar  el Tratado Transpacífico y que el Tratado de Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá será renegociado en los términos que convenga a los Estados Unidos, caso contrario advirtió que lo abandonará e iniciará acuerdos comerciales bilaterales recalcando que serán de acuerdo a los intereses económicos y políticos de la Unión Americana.

Para ratificar lo dicho en los hechos dio instrucciones al ejército gringo para que inicie la construcción del muro fronterizo y que será pagado finalmente por los mexicanos.

Otro botón de muestra más de su intolerancia y que no admite ninguna replica por razonable que ésta sea desde que antes que jurara como presidente constitucional el neofascista Trump amenazó a varias empresas de la industria automotriz norteamericanas que tenían planeado invertir millonarias sumas de dólares en nuevas plantas de ensamblaje para que retiraran sus capitales de inversión en México y lo reinvirtieran en aquella nación. Esas amenazas surtieron efecto: la Ford y la Chevrolet decidieron dejar de invertir en nuestro país.

En materia de migración millones de mexicanos viven en la incertidumbre por el temor de que tarde o temprano los guaruras del señor Trump harán redadas de indocumentados por todo el país.

Más claro ni el agua. Es ingenuo pensar que mediante el diálogo y la negociación se persuadirá a un personaje narcisista que piensa que la realidad debe ajustarse a su visión personal de relacionarse con las naciones. En todo lo que piensa y hace lo mueve  la concentración del poder y de la avidez ganancia y, por lo tanto no ve interlocutores sino subalternos. ¿Cómo se podrá dialogar y negociar con este personaje narcisista?

En otra parte de su discurso a la nación el presidente Peña Nieto señaló otras rutas para enfrentar la política proteccionista de Trump y que según analistas especializados en la materia puede ser la ruta a seguir a partir de ya, esto es, la diversificación de los mercados comerciales a países de Latinoamérica, asiáticos, con la unión europea y con naciones africanas mediante tratados bilaterales; y en lo relacionado al respeto al Estado de Derecho suscribir convenios multilaterales para la defensa de los derechos humanos y de los indocumentados; así mismo reactivar nuestros sectores productivos en alimentos, manufactura y en la industria de transformación mediante apoyos fiscales a la pequeña y mediana industria.

Es tan discriminatoria la política del señor Trump que mientras a nuestro país lo hace concurrir a los Estados Unidos para leerles la cartilla a nuestros representantes de relaciones exteriores y de economía a su yerno lo manda a Canadá para que negocie bilateralmente las relaciones comerciales entre ambos países.

No obstante démosle el beneficio de la duda al presidente Peña Nieto aunque los expertos en esta materia señalan una y otra vez que el Gobierno Federal no debe de dejarse intimidar por la política racista del magnate financiero y hoy presidente de los Estados Unidos Donald Trump. La misma realidad económica mundial lo pondrá en su lugar dado que las relaciones comerciales están interconectadas unas de otras, sobre todo con México que somos uno de sus socios comerciales más importantes cuando importamos el 80% de productos norteamericanos…