Contra la corrupción y el dispendio, por la refundación de la UAN
Octavio Camelo Romero
24 de Enero de 2017
El lunes 23 de enero de 2017 marcharon varios miles de maestros universitarios convocados por el Sindicato de Personal Académico de la UAN, SPAUAN. Los marchistas ataviados con vestimenta blanca en su mayoría, hicieron un recorrido desde la ciudad de la cultura hasta palacio de gobierno. A lo largo de la marcha se escucharon los vítores a la universidad y al SPAUAN. Y frente a palacio de gobierno se improvisó un mitin donde hablaron los previamente “designados” y los “cuasi” espontáneos. Sin embargo, los temas torales fueron la “corrupción”, el “dispendio” y la “refundación” de la UAN.
Algunos marchistas manifestaron que la universidad está en crisis financiera a consecuencia de la corrupción. Y en este sentido, que no ha habido y ni habrá un poder humano capaz de detenerla porque la corrupción se ha transformado en forma de ser, en modus operandi, en cemento de contubernios. Enfatizaron que a estas alturas todavía no se sabe nada de la existencia y del manoteo financiero del ex rector Juan López Salazar, del “fondo de pensiones” de los jubilados universitarios y, mucho menos, de los dobles y triples sueldos.
Hubo quien dijo que una de las consecuencias inmediatas de la corrupción es el dispendio. Y que, tras el derroche, se presenta la prepotencia como manifestación del poderío que da el manejo de un dinero malversado. Señalaron que el colmo es cuando en los espacios universitarios se “cobra piso” como que si estos fueran un campo de la delincuencia organizada. Algunos de los marchistas fueron insistentes en que lejos de buscarse algún mecanismo para la solución de estos desafortunados “males”, se da la represión contra quien o quienes se atrevan a hacer tales señalamientos. Y dijeron que por eso urge la refundación de la UAN.
Se trata de refundar a la universidad. Y para ello el congreso local deberá discutir con los universitarios y los sectores de la sociedad una nueva y distinta “Ley Orgánica” de la UAN. La actual ley orgánica no define con precisión, ni siquiera, si la universidad se estructura por “áreas del conocimiento” o por “facultades” hoy llamadas unidades académicas. Y por ese motivo se ha hecho un “batidillo” que no se sabe si es “de chicha o de limonada”. Por otra parte, este batidillo se ha extendido a las “autoridades” universitarias. Es prudente crear las estructuras y los mecanismos de descentralización del “absolutismo” del rector. Si comparamos la función del rector universitario con la división de poderes del Estado Mexicano, el rector sería titular del poder ejecutivo, a la vez presidiría el poder legislativo y el poder judicial. Ese despotismo rectoral debe desaparecer para dar paso a un equilibrio de fuerzas y privilegiar la vida académica e investigativa. Se trata de volcar la relación entre la parte sustantiva y la parte adjetiva de la UAN, esto es, privilegiar a los aspectos sustantivos sobre los adjetivos bajo el manto de la academia y la investigación. Y en torno de una división de poderes, compensar los poderes de los cuatro sectores universitarios: el sector de trabajadores, el sector estudiantil, el sector magisterial y el sector de los funcionarios. Por lo tanto, tiene necesariamente que modificarse la participación sectorial en el consejo general universitario y acabarse con la actual y mal llamada “paridad” entre maestros y estudiantes.
El otro aspecto que habría que destacar de la marcha es que hubo muy pocos marchistas que se pronunciaron contra la privatización de la educación superior, pues el estrangulamiento financiero a las universidades públicas del país, lleva la perversa intención de hacerlas fracasar para que cierren y dar paso a la educación privada. En fin.
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