Abortando la operación Layín

–La política es como el futbol líder, todo puede cambiar de último momento porque hasta el último minuto cuenta para meter gol. Por eso se pueden hacer pronósticos, pero no serán 100% certeros- me dice el diputado local Pavel Jarero la mañana del pasado miércoles, durante un desayuno que tuvimos con el propósito de poder entrevistarlo para un trabajo que pienso publicar a propósito de los personajes que aspiran a gobernar Nayarit a partir del 2017. No le falta razón a Pavel, la política, en el fondo, es un deporte impredecible. Hasta hace un cuatrimestre, Hilario Ramírez Villanueva, el tristemente célebre alcalde de San Blas, encabezaba todas las mediciones que se realizan periódicamente para medir las preferencias electorales de los nayaritas de cara a las elecciones del próximo año y hoy, faltando casi 10 meses para los comicios, Layín se está quedando sin 2 de sus más importantes mecenas políticos y económicos, a saber, el gobernador Roberto Sandoval y el fiscal Edgar Veytia. Ambos, Sandoval y Veytia, lo habían adoptado como una especie de engendro que les ayudaría a perpetuarse en el poder. El gobernador, frente a la inevitable candidatura priísta del senador Manuel Cota, quiso formar un aspirante –algo así como el monstruo creado por el Dr. Víctor Frankenstein, en la novela de Mary Shelley- que sirviera para canalizar sus recursos políticos, humanos y económicos para debilitar las candidaturas del senador Cota y la eventual candidatura del alcalde de Tepic, Polo Domínguez, políticos por los que el mandatario estatal siente especial animadversión. Y así fue, desde el gobierno se operaron las condiciones para hacer triunfar al controvertido político originario de Huaristemba en la elección del 2014, donde participó como el primer candidato independiente a alcalde en la historia de nuestro estado, un operativo complejo que pasaba por darle el triunfo a Layín debilitando la candidatura del priísta Javier Ulloa, pero donde el equipo sandovalista se quedaría con el control político al ganar la mayoría de las demarcaciones y por supuesto, la diputación del distrito IX, con Candy Yescas. Desde entonces, el respaldo del gobernador había sido patente hacía Layín, vehículos para rifar en aras de “promover el turismo”, protección legislativa de la fracción parlamentaria del PRI a la hora de sancionar al alcalde por el asunto de “Rosita”, habían sido tan sólo los ejemplos más evidentes del triángulo de intereses entre Veytia, Sandoval y Layín. Sin embargo, eso parece historia pasada. - Veytia y el jefe salieron mal, ya no lo apoyan como antes, fue por una cuestión de negocios- me dice un amigo que tiene vínculos familiares con el alcalde y conforma parte de su equipo más cercano. Y es que Layín sin el apoyo de sus mecenas, no es más que un ídolo con pies de barro que se derrumba con su propio peso. La tarde de este jueves, en el congreso del estado, la Comisión de Hacienda votó por unanimidad en contra de la solicitud de endeudamiento por 23 millones de pesos, para el pago de laudos laborales que se originaron durante su anterior administración municipal entre 2008 y 2011. Pareciera una decisión natural que no debería tener una lectura política extraordinaria, cualquier congreso que se precie de ser responsable, habría votado en el mismo sentido frente a una solicitud similar de un alcalde que cada febrero celebra su cumpleaños en una fiesta que tiene un costo aproximado de poco más de 1 millón de dólares, según lo dio a conocer el periodista de Univisión Jorge Ramos, a propósito del tema de “Rosita”, la muchacha a la que Ramírez Villanueva levantó la falda mientras bailaban, frente a miles de invitados. Pero esta decisión tiene mucho de fondo. Es la primera vez que los diputados afines al gobernador dejan sólo a Layín. De continuar esto así, podría pensarse que el alcalde de San Blas no aparecerá nuevamente en las boletas electorales para elegir gobernador – hay que recordar que en 2011 también había manifestado esa aspiración-, a menos que durante los próximos meses se reanudara la luna de miel entre Veytia, Sandoval y Layín… de no ser así, ¿ahora qué jugada prepara Roberto Sandoval para el 2017?