La lucha contra la privatización de la educación
Octavio Camelo Romero
02 de mayo de 2016
Por demás queda evidente a cada momento que el capitalismo lejos de ser un organismo social estático es un Orden dinámico. Un sistema socio-económico y político que en su autodesarrollo se autorregula; que autorregenera aquellos elementos caducos e ineficaces según las nuevas condiciones de su desarrollo. El capitalismo es pues un ser cambiante, un ser mutante que siempre encuentra la forma adecuada para su perpetuación. La corrupción de la vida político-social ha sido su forma fundamental para penetrar todas las esferas sociales e implantar el dominio planetario. Incluso ha penetrado con la corrupción hasta las Instituciones morales como el Vaticano, ya no digamos a los demás Estados y países de todos los colores y signos ideológicos. Los momentos en los cuales el capitalismo se dinamiza son aquellos en los cuales sus contradicciones internas entran en crisis. Por eso debemos de analizar con mucha profundidad el tema de la privatización de la educación.
Incuestionablemente que en el planeta existe una gran reserva de dinero en busca de la inversión rentable. Ese reservorio es producto de la sobreacumulación capitalista que en realidad existe en el planeta. La sobreacumulación del capital ha hecho que los mercados sean insuficientes para absorber toda la producción. Pero este fenómeno no se debe a que no haya consumidores, sino a que el régimen capitalista de producción y de intercambio a través de sus representantes en los Estados Nacionales ha implementado políticas públicas de disminución de la capacidad adquisitiva de los trabajadores. Por eso, en tales condiciones del mercado, ese dinero excedente u ocioso busca invertirse en proyectos de largo plazo. Y entre tales proyectos se encuentra el proyecto de la “privatización de la educación”.
La privatización de la educación no se plantea la excelencia académica como tarea fundamental. Es un proyecto de inversión y como tal se plantea la rentabilidad de la misma. Por lo tanto en un centro educativo puede haber o no excelencia educativa, pero lo que si no puede faltar es la rentabilidad o la ganancia de la inversión. Es desde este punto de vista de donde debemos partir para el análisis. Y así abarcamos a los centros de educación públicos como privados en este proceso privatizador.
En el país ya se tiene la experiencia de la venta a crédito por parte de las empresas mexicanas. Se adquiere el producto y se difiere su pago a un plazo relativamente largo mediante los cómodos abonos semanales, quincenales o mensuales según se haya acordado. A los compradores de escasos recursos más que los precios, les interesan la magnitud de los abonos. Y aquí es donde se encubren los precios altos con los abonos bajos en plazos largos. Este mismo sistema ya se está llevando a cabo por parte de varios centros educativos del país, ya no digamos de EEUU o de otros países más lejanos. Tales Instituciones de Educación otorgan becas-crédito para que los estudiantes realicen sus estudios y cuando culminen los mismos empiecen a abonar al monto del crédito otorgado. Cuando la Institución no otorga el crédito, sirve de enlace para que el sistema bancario sea el acreedor. En tales circunstancias no importa si el centro educativo es público o privado. El negocio es el otorgamiento del crédito a quien quiera estudiar. Empero hay una variante en los centros privados. Pues allí se refugian los clasemedieros y alguno que otro descendiente de la gran burguesía. Por lo tanto, surge el atractivo del “roce social” de las capas bajas de la pequeña burguesía y de los hijos de los asalariados con la descendencia de la gran burguesía dominante y que tiene a su servicio al Estado Neoliberal Mexicano. En tales circunstancias no se busca excelencia académica sino la oportunidad de colarse a la clase gobernante y dominante. Por eso la privatización de la educación ya está en todo su apogeo en el país. Contra esta expresión del capital hay que luchar. En fin.
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