La pobreza en el desarrollo capitalista
Octavio Camelo Romero
31 de marzo de 2016
Hablar de pobreza en el capitalismo es tocar uno de los aspectos esenciales del sistema. El “ser pobre” es el destino de la mayoría de los individuos de una sociedad capitalista. La pobreza es el resultado de más de un factor social. Para empezar recordemos de cómo en el siglo XVII-XVIII muchos campesinos y artesanos del viejo continente fueron despojados de sus tierras y talleres por parte del capital bajo su forma de industria o de “gran industria” en esa época. Y hoy, en pleno siglo XXI se siguen despojando a campesinos, ejidatarios, pescadores, artesanos y en general a microempresarios por parte del capital bajo sus diversas expresiones como capital transnacional. Muestra de ello son los despojos de las tierras nayaritas, nacionales y latinoamericanas a favor de las industrias extractivas canadienses, norteamericanas, chinas, ingleses, europeas, etc. Y desde luego sus antiguos dueños son arrojados a los brazos de los desposeídos, condición sine qua non para convertirse en asalariados en el mejor de los casos, o en desocupados e incluso en lumpenproletarios.
Una relación que se maneja como indicador de la desocupación laboral es la proporción de los que andan buscando trabajo y no lo hallan respecto de la población económicamente activa. En realidad tal indicador no muestra la gravedad del problema. La población apta para trabajar es casi más del doble de la población económicamente activa. Por lo tanto, el índice proporcional sería mucho mayor. Sin embargo con los datos oficiales podemos darnos cuenta del fenómeno de la desocupación que necesariamente incide en la situación de pobreza de los individuos de la sociedad. Para México según los resultados parciales de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, el INEGI señaló que en las 32 principales zonas urbanas la desocupación afectó en febrero a 4.9 por ciento de la población de 15 años y más que se encontraba ocupada o que realizaba acciones para estarlo. Ese mismo porcentaje va a formar parte primero de los desempleados y después de los “seres pobres”. Pero además, debemos contemplar a aquellos que van llegando a la edad para trabajar y que no encuentran trabajo. Y ese fenómeno de no encontrar trabajo está vinculado al desarrollo científico y tecnológico aplicado en la producción y en la comunicación social.
La "pobreza extrema" o "indigencia" la CEPAL la entiende como la situación en que no se dispone de los recursos que permitan satisfacer al menos las necesidades básicas de alimentación. En otras palabras, se considera como "pobres extremos" a las personas que residen en hogares cuyos ingresos no alcanzan para adquirir una canasta básica de alimentos, así lo destinaran en su totalidad a dicho fin. A su vez, se entiende como "pobreza total" la situación en que los ingresos son inferiores al valor de una canasta básica de bienes y servicios, tanto alimentarios como no alimentarios. De acuerdo con estas definiciones, más del 60 por ciento de los mexicanos estamos en “pobreza total”. Pero a la vez, los índices de crecimiento de los capitales son elevados. O sea, el desarrollo capitalista conlleva la pobreza como el otro polo de la contradicción. En fin.
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