El “Peje” y sus circunstancias
Francisco Cruz Angulo
30 de marzo de 2016
Si bien Andrés Manuel López Obrador hoy en día encabeza la mayoría de las encuestas como aspirante a la sucesión presidencial en el 2018, lo anterior no es un indicador que ganará finalmente la silla presidencial.
Será en las próximas elecciones estatales en 13 entidades de la república que culminarán en los comicios de junio próximo si el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) triunfa en alguna gubernatura, diputados a los congresos locales y presidencias municipales.
El resultado que obtenga MORENA en las próximas elecciones estatales dependerá de que disponga de un fuerte piso de electores de manera que esa fuerza política potencie su capacidad de negociación para construir acuerdos aliancistas con otros partidos políticos en torno a su figura.
Hoy su prevalencia en las encuestas es porque es el político más conocido en todo el país por lo que una vez que el resto de los aspirantes entren activamente al escenario nacional realizando proselitismo electoral veremos que no será nada fácil mantenerse a la cabeza de las preferencias electorales.
Vemos, por ejemplo que sin tanto aspaviento publicitario como aspirantes presidenciales le pisan los talones la panista, Margarita Zavala y el Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong.
En cambio López Obrador utiliza los miles de spots publicitario de su partido MORENA con el fin de posicionarse en la opinión nacional.
Por otro lado su desenfrenado dinamismo preelectoral lo ha conducido a cometer errores tácticos que a la postre podría generarle desconfianza ante la ciudadanía.
Citemos el caso que en días pasados suscribió un acuerdo político con algunos dirigentes de la sección 22 de Oaxaca de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) en el sentido que de ganar la elección presidencial derogará la Reforma Educativa del Presidente Enrique Peña Nieto.
Obviamente la idea es atraer a un numeroso grupo de profesores de la Coordinadora y del (SNTE) que se muestran inconformes con la reforma educativa específicamente al Sistema Nacional de Evaluación.
Esta promesa del político tabasqueño está sustentada sobre bases falsas y que aun ganando la presidencia de la república no podrá cumplir.
Las razones son las siguientes:
En primer lugar para poder derogar la reforma educativa necesita tener de su lado las tres cuartas partes de diputados y senadores en el Congreso de la Unión, lo cual lo vemos prácticamente imposible, ya que dicha reforma está elevada a rango constitucional. Sus principales adversarios en ambas cámaras serán las bancadas del PRI y sus aliados más los de las bancadas panistas. No creo que apoyarían una contrarreforma incluso en otras reformas como la Energética y la de Telecomunicaciones, como lo promete el “peje” en sus arengas públicas.
Considero que López Obrador cometió un error táctico al suscribir ese acuerdo con la coordinadora pues en el grueso de la opinión pública vio con buenos ojos que por fin se liquidarían los cacicazgos magisteriales que usufructuaban el sistema educativo nacional por medio de feudos seccionales desde donde se vendían las plazas y obtenían cargos de elección popular y altos puestos de administración en las secretarías de educación. Esos caciques enquistados por décadas en el sistema educativo acumularon poderío político y económico, mientras la educación de nuestros niños y jóvenes bajó dramáticamente la calidad de su enseñanza-aprendizaje.
En segundo que el resto de los aspirantes presidenciales ya en campaña electoral este convenio se lo restregarán en sus narices al “peje” como una de sus principales incongruencias políticas, la que promete combatir la corrupción pública y por otro lado hacer alianzas con quienes corrompieron por décadas la educación en nuestra nación…
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