El desarrollo de la burguesía mexicana
Octavio Camelo Romero
30 de diciembre de 2015
La burguesía mexicana, al igual que cualquier otra burguesía, tiene un origen y necesariamente tendrá un final. Ojala que el final de la burguesía no vaya asociado con el final del planeta, al cual ha agredido con sus industrias y con el excesivo consuma de los hidrocarburos. Como todo organismo social, la clase social capitalista tiene un nace, se reproduce, crece, se desarrolla y muere. En México los capitalistas surgieron primero, bajo la protección de la Corona de España. En cuanto se sintieron medio fuertes se levantan en armas contra ella alegando que estaban defendiendo a los nativos. Y a partir de ese momento se viene la disputa por la nación, la cual se trataba de liberarla de las ataduras de caduco feudalismo español para conducirla por los senderos del capitalismo. Al calor de la lucha surgieron los ideólogos del capitalismo los cuales planteaban la libertad, la igualdad jurídica y la fraternidad entre trabajadores y patrones como los valores fundamentales de su ideología. Y al lado de los ideólogos aparecieron los políticos que representarían los intereses de la burguesía en el aparato del Estado. Tanto los ideólogos como los políticos del capitalismo son capitalistas en funciones en tanto que sus sueldos se obtienen de la plusvalía que producen los asalariados. Unos los obtienen de manera directa y otros, de manera indirecta a través del Estado u otros organismos que hoy se llaman ONG’s.
La burguesía mexicana en su desarrollo ha transitado por varias etapas de su evolución. Y también en ese transitar ha mudado varias veces de pelaje. La última muda se dio en el siglo pasado cuando después de apoyar a la Revolución Mexicana reniega de ella en la segunda mitad del siglo y la trastoca con el neoliberalismo. Desde Miguel de la Madrid como presidente de la República una pléyade funcionarios, políticos y luchadores sociales al servicio del capitalismo mexicano se encargaron de desmantelar al Estado de la economía mixta producto de la Revolución Mexicana. Este proceso fue largo y culmina con el hoy presidente mexicano Enrique Peña Nieto. Además con el actual gobierno se inicia el proceso de conversión del país en un territorio fascista. La ley mordaza lleva esa intención.
Los resultados de todo este proceso ya se están viendo desde hace algunos años atrás. Hoy se sabe a través de los medios masivos de información que desde enero de 2013 a septiembre pasado empresas y capitalistas en persona remitieron al exterior 49 mil 986 mdd. La cifra superó en 75 por ciento a la registrada, por el mismo concepto, en el periodo comparable del gobierno anterior. La economía mexicana no está en su mejor momento. Por la prensa nacional se sabe que en los primeros nueve meses del año, la cuenta corriente de la balanza de pagos, que muestra el diferencial entre el ingreso y salida de divisas por actividades de comercio, servicios, transferencias y operaciones de deuda, mostró un saldo deficitario de 24 mil 900 millones de dólares. Esto significa que la demanda de divisas fue mayor a las que ingresaron en ese periodo. El monto del déficit superó en 30.7 por ciento al del periodo comparable de 2014, cuando se situó en 18 mil 900 millones de dólares. Indudable que el deterioro en la cuenta corriente está relacionado con la caída en los ingresos de divisas por petróleo derivado del menor precio internacional. De enero a septiembre pasados la balanza de productos petroleros registró un déficit de 7 mil 600 millones de dólares, más de tres veces al registrado en el mismo periodo del año anterior, el cual fue de 2 mil 500 millones de dólares. Respecto al déficit comercial no petrolero, este alcanzó 4 mil 300 millones de dólares, menor al de 4 mil 600 millones del año pasado. La burguesía mexicana ha llegado a un punto que mejor invierte sus ganancias en el exterior que invertir en México. Y es que capital mexicano no tiene patria. En fin.
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