El próximo rector: debe vincular la UAN con el desarrollo histórico de Nayarit

La Universidad Autónoma de Nayarit (UAN) debe vincularse al desarrollo histórico de Nayarit. Es la estrategia que, urge se proponga el próximo Rector, cuyo perfil debe estar acorde al noble fin; consecuentemente, debería ser el punto fundamental de su plataforma tanto como aspirante como ya ejerciendo el cargo desde el primer día de su mandato.

Vincularse al desarrollo histórico de Nayarit, significa conocer la realidad de la entidad para transformarla  en beneficio de todos los habitantes de estas tierras, tomando en cuenta siempre, el elevado principio, por necesario, de promover el reparto de la riqueza, justo, democrático y equitativo, tal y como lo precisó la filosofía con la que nació puntualizada de forma contundente en el artículo 7 de su Ley Orgánica, la más avanzada de la América Latina junto a la legislación entonces de la Universidad de La Habana. Transformar la realidad de Nayarit, quiere decir, ni más ni menos, garantizar los derechos básicos para todos los humanos que radicamos en estos sagrados suelos de dónde surgieron hombres de la talla de Esteban Baca Calderón y Alejandro Gascón Mercado, los nayaritas más ilustres y de los mexicanos más sobresalientes de la historia nacional.

Evidentemente, nuestra Máxima Casa de Estudios, está de espaldas al desarrollo histórico de Nayarit, negando los elevados y superiores principios que le dieron luz en la década de los sesentas.

Para cumplir con esto, regresando a la plataforma dónde la ubicó su fundador, el próximo Rector de la UAN debe poseer la característica de ser, al mismo tiempo, político, académico y administrador.

En nuestra Alma Mater hay muchos cuadros con estas cualidades. Se requiere voluntad y renunciar a intereses mezquinos y mafiosos, para llegar a decidir el nombramiento del personaje que tendrá la conducción principal del más importante Centro de Enseñanza Superior de la entidad. Las mafias y los intereses mezquinos deben desaparecer y ser exterminados de nuestra entrañable UAN.

Lo ideal sería que el pueblo de Nayarit, (o en su defecto, los universitarios todos), decidiera con su voto, dicho nombramiento. Estamos aún a tiempo de resolver así las cosas. El escenario nacional está para eso, en virtud de que el régimen actual está en las últimas para, sobre sus ruinas, se estructure el sistema democrático que impactará a la educación superior del país donde se ubica la Universidad Autónoma de Nayarit.

La crisis que vive la Universidad, es la crisis que también vive el país, por consecuencia, Nayarit. La crisis que vive el país, impacta a nuestra Universidad. La crisis que vive Nayarit, repercute en la institución, tema del presente comentario. De la crisis general padecida por México y la entidad, pronto saldremos. Vivimos ya una etapa de transición. La UAN no podrá estar ajena, aún a pesar de las decisiones absurdas de las mafias internas, de esta realidad política concreta. La nueva realidad se impondrá. El próximo Rector, por tanto, debe ser un cuadro político, con alto rango académico, que tenga la suficiente sensibilidad para ubicarse en este nuevo escenario de la República y del territorio nayarita. Es el mismo caso, exactamente el mismo, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Allá se está buscando a un nuevo Rector con tales posiciones, porque, hay que decirlo, no se ignora la nueva correlación de fuerzas existentes en el país, particularmente en la ciudad de México, dónde la corriente histórica representada por López Obrador, es la número uno de la zona.

Cuando hablamos de un cuadro político para la Rectoría de la UAN, nos referimos, obviamente, a un personaje con pensamiento progresista, porque, aquellos profesionales con pensamiento neoliberal, como el actual, Juan López, no son políticos, sino politicastros; es decir, no ejercen la política como ciencia, sino como aventura; toda vez que, lo que hacen, ya que es el objetivo y la mira con la que llegan, es saquear al Centro de Enseñanza más importante de nuestra querida entidad. No hay que olvidar nunca, que la dirección de la UAN es una actividad y responsabilidad eminentemente política. Se equivoca rotunda y garrafalmente quien sostenga lo contrario. La academia está orgánicamente vinculada a la política.

Ningún estudiante debe ser rechazado. Todos deben ser aceptados. Esa es la parte más importante del concepto Desarrollo Histórico de Nayarit, porque tiene que ver con todas las actividades productivas de la entidad y con la elevación espiritual del total de la comunidad nayarita. Eso sólo lo puede hacer un cuadro en la Rectoría con pensamiento progresista. Un Rector formado en la teoría neoliberal, como casi todos los rectores que hemos tenido, pensará solamente en que la educación superior es un gran negocio y deben los particulares lucrar con ella; por eso, ahora, la proliferación de tanta universidad patito, mismas, que, por doquier, las vemos ya en suelo nayarita. Eso debe acabarse.

No vayamos tan lejos. El próximo Rector debe reunir las cualidades del Doctor Julián Gascón Mercado, fundador de la UAN. El exgobernador en su momento de asumir el cargo era buen académico, pero, también, excelente político, por consecuencia, magnifico administrador, como se demuestra con los números que lo convierten en el mejor Estadista de Nayarit. No ha habido uno como él. Eso es claro. Sólo se comparará con Julián, el Ejecutivo que encabece la administración estatal que se inspire y aplique las líneas del Poder Popular. Julián, fue, es y, será hasta la eternidad, el cuadro número uno de nuestra amada Universidad Autónoma de Nayarit. Es y será, el ejemplo a seguir de los universitarios.

El próximo Rector de la Universidad Autónoma de Nayarit (UAN) debe ser, por tanto, un político-académico que vincule estrecha y orgánicamente a la institución con el desarrollo histórico de la entidad, para lo cual, todos los nayaritas bien nacidos, tenemos responsabilidad en ello; no es asunto solamente de los universitarios, ni mucho menos, del Consejo General Universitario, pero, muchísimo menos, de las mafias de la UAN, mismas, que le han hecho un gran daño y se lo siguen haciendo. ¡Ya basta! ¡Pongámonos la pilas!