La extranjerización de la minería mexicana
Octavio Camelo Romero
26 de abril de 2015
El tema de “Desarrollo del capitalismo en el campo mexicano” ha sido tratado en este espacio en varias ocasiones y a través de sus múltiples aspectos. Y lo que es mejor, hemos predicho los acontecimientos que a la postre suceden. Este aspecto de la extranjerización de la minería mexicana lo tratamos en el 2012 y hoy lo único sorprendente es el cinismo con que el presidente de la República le dice al “capital global” que modificó el marco jurídico para que sin temor se apropie del territorio y de la vida nacional. No ha sido fácil para el Capital sentar sus reales en el campo mexicano. Se ha encontrado desde hace muchísimo tiempo con estructuras y luchas sociales que lo obstaculizaban. En realidad su lucha por la dominación del campo mexicano desde la etapa de la independencia hasta la actualidad se ha medianamente consolidado con las reformas estructurales del presidente Enrique Peña Nieto. Don Miguel Hidalgo indiscutiblemente personificó a la naciente burguesía mexicana que en aquel momento luchaba para zafarse de las ataduras de las relaciones de feudales a que estaba sometida y para establecer las típicas relaciones capitalistas de producción. Tal movimiento tuvo que ser necesariamente incluyente de los sectores de los desposeídos y de intelectuales de diversos signos. Por eso surgieron propuestas y personajes encontrados. Y esa fue una constante no sólo del movimiento de la “independencia” sino también de la “reforma” y de la “revolución mexicana”. En cierta medida los artículos tercero, veintisiete y ciento veintitrés constitucionales de 1910 son expresión de esas contradicciones. Y así como esos preceptos aparecen otras disposiciones limitantes del desarrollo pleno de las relaciones capitalistas en el país. Esto explica la acción sistemática de los gobiernos de la República por la modificación del artículo 27 constitucional para adecuar el texto constitucional a los requerimientos y exigencias del capital en general y del capital extranjero en particular.
En un principio el “ejido” no fue problema para implantar las relaciones de trabajo asalariado. Si bien la posesión familiar de la tierra impedía que esta pudiera venderse, eso no impedía para que al interior del ejido se dieran las relaciones capitalistas de producción. El asunto se empezó a complicar cuando el Capital requería de la compactación de grandes extensiones. El Gobierno de la República reforma las veces que fue necesario el artículo 27 constitucional hasta que satisfizo las exigencias del Capital Global como lo llama Peña Nieto. Por eso se otorga a las ejidatarios la titularidad de sus tierras para que las vendan, renten o hipotequen. En esa intención convergen los intereses del Capital y del Estado Mexicano. Y el resultado no podía ser diferente. Riqueza por un lado y miseria por otro. Pero además, en las nuevas condiciones del desarrollo del capitalismo mundial, no podían dejar de estar en el campo mexicano las empresas multinacionales.
En el Gobierno de Carlos Salinas de Gortari se implementó el programa “PROCEDE” que permitía a los ejidatarios y posesionarios agrarios vender o rentar sus parcelas. Se argumentó en ese entonces que los ejidatarios “tendrían la oportunidad de créditos” sirviéndole de aval sus títulos de propiedad. Al tiempo supimos que el crédito cayó en más de 80%. Y como consecuencia de ello se dejó de sembrar 10 millones de hectáreas cada año lo que provocó que se perdieran 2 millones de empleos rurales. En realidad el propósito del “PROCEDE” fue quitar las ataduras legislativas a la tierra ejidal para que el Capital pudiera incorporarlas bajo su dominio como medios de producción de plusvalía. Y hoy sabemos que el sector minero se abrió a la inversión extranjera la cual se apropió del 70 por ciento de las concesiones que suman 92 millones de hectáreas en el territorio nacional. Pero el restante 30 por ciento se encuentra en manos de empresarios nacionales. Entre los extranjeros, los mayores beneficiarios son los canadienses que cuentan con el dominio del 74 por ciento de los proyectos mineros. Esto es lo que nos ha traído PROCEDE y TLC-AN. En fin.
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