China en Latinoamérica
Octavio Camelo Romero
09 de abril de 2015
Es de sumo interés para los países de Latinoamérica y del Caribe la relación económica establecida entre China y la región, sobre todo para las naciones del sur del continente. Tras la muerte de Mao Tse Tung y a partir de 1978 Deng Xiaoping diseña y pone en práctica la política de “reforma y apertura” que llevará a China al actual estado de desarrollo capitalista, esto es, a convertir al “Dragón Rojo” en la primera potencia económica inclusive por encima de USA.
En lo que va de este milenio el capitalismo mundial "sentó sus reales" en el país mayor poblado del mundo. Seguramente las condiciones socio-políticas lo permitieron. Un Partido Comunista dirigente de los procesos económicos y una legislación adecuada permitieron tan singular desarrollo capitalista. Y tras el despertar del "dragón" debía seguir necesariamente su "alimentación". La parte sur del continente americano se antojaba ser un manjar. Pero, ¿Por dónde empezar? Por Perú.
Ya existían los vínculos entre Perú y China. En la década de los años 40 del siglo XIX los barcos comerciales peruanos arribaron a China y los chinos inmigraron al Perú. En la última cuarta parte del mismo siglo XIX ya se había firmado entre los dos países el Tratado de Amistad, Comercio y Navegación. Después de un siglo, en el siglo XX se establecen las embajadas de ambos países. Las condiciones estaban dadas para que el Capital con rostro chino iniciara su imperio en Latinoamérica a través de Perú. Por eso en la década de los años 90 del siglo XX la actividad económica y financiera de China en el Perú "sube como la leche al hervir" y se transforma el país suramericano en punto estratégico para la conquista imperial del mercado latinoamericano. Al lado del neo colonialismo de la región que la convertía en abastecedora de materias primas y en mercado estratégico del imperio Chino, surgían dos fenómenos: la corrupción a los servidores públicos y políticos como mecanismo para transformarlos en servidores de los intereses del imperio y, a la vez, la compra de las empresas estatales y paraestatales. En esa década de los años 90 del siglo XX el Capital Chino compra el 98.4% de la empresa estatal Hierro-Perú, vende tecnología, hace inversiones directas, etc. En la primera década de los años del siglo XXI el comercio peruano-chino tuvo un significativo crecimiento. De representar 674 millones de dólares en el 2001 se fue hasta los 10,000 millones de dólares en el 2010, esto es, creció en más de 1380 veces. No cabe duda, Perú fue el punto de entrada del imperio chino al mercado latinoamericano.
China es importadora de materias primas de Brasil, Chile, Perú y Argentina. En la primera década del siglo XXI las importaciones Chinas aumentaron de 6,700 a 91,200 millones de dólares, o sea, se incrementaron más de 1200% de veces. Destacan 4 productos latinos: soya, aceite vegetal comestible, arena de hierro y su mineral concentrado y arena de cobre y su mineral concentrado. Sin embargo cabe aclarar que aquí no se contempla el petróleo ni las inversiones chinas en ese campo.
En términos monetarios y comparando porcentualmente el año 2010 con el primer semestre de 2011, se aprecia una desaceleración en las importaciones chinas de soya, arena de hierro y su mineral concentrado así como de arena de cobre y su mineral concentrado. El capital chino alude a la elevación de los precios internacionales y a la reducción de su demanda física de productos. Los precios internacionales altos con el traslado desde América del Sur hasta China hacen incosteable la compra de materia prima o la inversión en este renglón. A este problema se le tiene que buscar una solución. Y los chinos proponen la alternativa de una inversión directa para la industrialización de la región, de dichas materias primas. Se prevé más presencia china en Latinoamérica y consecuentemente menos injerencia de Norteamérica. Por eso son trascendentes las declaraciones del presidente chino Xi Jinping de que China se prepara para invertir en América Latina 250.000 millones de dólares en los próximos 10 años. Seguramente Pekín p
retende arrebatarle a EE.UU el espacio latinoamericano
Comentarios