Tepic, Nayarit, jueves 21 de noviembre de 2024

La competencia dentro del capitalismo global

Octavio Camelo Romero

17 de marzo de 2015

El baile de las divisas y el dólar en su función de dinero mundial han puesto a pensar a los académicos para explicarse los fenómenos “monetarios” y esclarecerse las características del capitalismo contemporáneo. Sin embargo, se deben pasar por el cedazo del análisis crítico algunas formulaciones del pasado para el esclarecimiento del presente. Uno de estos temas es el concerniente al monopolio y su relación con la teoría del valor-trabajo.  Para abordar tal cuestionamiento, haremos llegar a este espacio lo que en el mismo dijimos hace algún tiempo y que no solo no ha perdido vigencia, sino que ha adquirido más fuerza argumentativa.

Al principio del siglo pasado se manejó la idea, errónea por cierto, de que con el imperialismo surgieron los monopolios que moverían al mercado a su voluntad, 1) imponiendo barreras a la entrada en áreas de inversión, 2) fijando y manipulando precios de las mercancías y 3) adueñándose de ganancias extraordinarias. Estas tesis surgieron con Hilferding y Lenin a la cabeza y después se desarrollaron hasta nuestros días, con versiones como la del argentino Levin de la existencia del “capital tecnológico”.

Estas mismas ideas han servido para hacer aparecer a países como explotados por países explotadores identificando a estos últimos con los países imperialistas. Y esta concepción ha servido para encubrir la explotación capitalista dentro de los países “explotados” y convocar a una lucha política de “liberación nacional” de los países imperialistas más no del capitalismo. Latinoamérica ha sido ejemplo en el pasado y es ejemplo en el presente de semejantes movimientos burgueses arropados con un lenguaje de izquierda. Los movimientos democráticos de amplia participación popular en los cuales debieran estar presentes las pequeñas y medianas burguesías pero guiados por los trabajadores asalariados son, bajo este esquema, movimientos democráticos burgueses dirigidos por burgueses, que se resuelven en cuanto los intereses de las burguesías participantes quedan a salvo. Sin embargo, estos movimientos y estas tesis sirven para que políticos vestidos de izquierdistas, se enrolen al servicio de la burguesía.

Por eso es relevante para el esclarecimiento del error conceptual, una breve discusión teórica y una argumentación empírica de los sucesos contemporáneos. Para nadie es desconocido que en el capitalismo contemporáneo existen monopolios u oligopolios globalizados, esto es, se encuentran diseminados, esparcidos por todo el planeta con sus matrices en USA, o en Inglaterra, o en Alemania, o en Francia, o en Japón, etc. Por lo tanto, la interrogante es: ¿Estos monopolios u oligopolios mundializados manejan a su antojo el mercado?

Antes de seguir adelante vale la pena saber qué significa manejar a voluntad el mercado. Aunque parezca paradójico, plantear que los monopolios manejan a voluntad el mercado equivale a decir que los monopolios han desaparecido a la competencia entre capitales. Y aceptar la desaparición de la competencia de capitales significa aceptar que el valor de las mercancías no está determinado por el tiempo de trabajo socialmente necesario para su producción y reproducción, que el precio de mercado no está determinado por el costo de producción.  Este planteamiento conduce a rechazar toda la teoría de Carlos Marx, la cual se fundó en la teoría del valor-trabajo rescatada de Ricardo. Y dije paradójico porque quienes inicialmente expusieron estas tesis fueron dos eminentes  marxistas: Hilferding y Lenin. Y quienes han desarrollado estas tesis son marxista. Y quienes han abanderado los movimientos de liberación nacional en buena  parte son marxistas. La realidad contemporánea del capitalismo planetario nos muestra lo equívoco de esta tesis y restablece la autoridad teórica de Marx para con su método lógico-histórico-dialéctico y sus tesis centrales explicarnos el actual nivel de desarrollo del  capitalismo.

No se ocupa mucha ciencia para saber que la ganancia es el fin del capital. Y se invierte donde existe la tasa de ganancia más alta con riesgos moderados. El valor de las mercancías lo determina el tiempo de trabajo socialmente necesario para su producción y reproducción, lo cual equivales a decir que el precio de mercado lo determinan los costos directos de producción más la ganancia media. Quien desarrolla las fuerzas productivas del trabajo o la tecnología de la empresa produce mercancías con menor tiempo invertido o a menores costos. Esto permite a la empresa competir y apropiarse de más mercado que antes pertenecía a otro productor. Y también le permite a la empresa hacer quebrar a sus competidores y ampliar su inversión. Pero en la medida  en que se generaliza el desarrollo  tecnológico, en esa medida desaparece la ventaja competitiva y dicha empresa se ve asediada por otros competidores que al saber de la tasa alta de ganancia, se decidieron a invertir en ese ramo. Esto es lo que en realidad sucede.

En el pasado inmediato vimos la lucha de Boeing y Airbus disputándose el mercado de las construcciones de aviones de pasajeros. También vimos Microsoft luchando contra Linux y Apple disputándose el mercado de Internet y software. Etc. En fin.

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