La alianza AMLO-CCS

A raíz de la carta a Cuauhtémoc y a Andrés Manuel que a través de La Jornada envía el articulista Enrique Calderón Alzati, resurge de nuevo el tema de “las alianzas”. Sabemos que existe más de una arista por donde abordar el asunto de “las alianzas”. En Nayarit por ejemplo somos expertos en las famosas “alianzas de facto”, sobre todo en aquellas alianzas protagonizadas por los partidos políticos PRD-PAN. Por cierto se comenta en el mundillo electorero que nuevamente se alían tales partidos en los distritos federales electorales primero y tercero, dejando al Dr. Francisco Javier Castellón Fonseca libre a su suerte en el distrito segundo.

Empero, ¿Cuál es el significado de una alianza? Dos sujetos se juntan o se alían cuando tienen una necesidad en común y cada uno por separado no puede satisfacerla. Para lograr su satisfacción se requiere del concurso coordinado de los dos sujetos. La alianza no obliga al sometimiento. Más bien presupone el diálogo y el acuerdo. Por otra parte, la alianza es válida durante cierta temporalidad. La duración está en función de lo que se acuerde o del tiempo requerido para la satisfacción de  la necesidad.

Desde esta perspectiva la alianza PRD-PAN se visualiza como la necesidad  que tiene cada uno de ellos de mantenerse vigentes como “partidos políticos electorales” y como estrategia política para acceder a los puestos de elección popular. En las elecciones locales fue exitosa su alianza ya que lograron conquistar la presidencia municipal de Tepic. Pero además esta unión tiene el ingrediente de haber sido una alianza electoral y una alianza para gobernar. En la administración municipal se ven funcionarios perredistas y panistas compartiendo “el pan y la sal”.

Sin embargo “alianza” no es lo mismo que “entrega”. La entrega se diferencia en que uno de los dos sujetos coaligados se somete física y psicológicamente al otro. Deja de pensar para asumir el pensamiento del otro, como propio, deja de tener sentimientos para asumir los sentimientos del otro, como propios, deja de tener actitudes y emociones para asumir las actitudes y las emociones del otro, como propias. En una palabra la “entrega” significa despojarse de la personalidad para asumir la personalidad del otro como propia; es una vil y vulgar enajenación. Pero el pragmatismo político ciega; impide ver más allá de las narices y finalmente las “alianzas” las transforma en “entregas”. Así sucedió en el proceso electoral local pasado donde el PAN resultó fortalecido y el PRD debilitado.

Pero una alianza entre Andrés Manuel López Obrador y Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano en una situación aún más complicada que la “alianza de facto” PAN-PRD. Es evidente que tienen pensamientos, actitudes, aspiraciones comunes. Cada uno aspira a quitar al otro para ponerse él, cada uno viene del PRI de la Revolución Mexicana, cada uno aspira a ser Presidente de la República, cada uno triunfó en las elecciones presidenciales y no supo defender su triunfo, cada uno se siente el mesías de los mexicanos, cada uno siente la necesidad del otro para ganar en los próximos procesos electorales, tanto en el presente por las diputaciones federales como en el que sigue por la presidencia de la República. Sin embargo, cada uno es un demócrata burgués que no dará un mini-paso fuera del capitalismo y cada uno es autosuficiente y no aceptará someterse al otro. Una alianza entre ambos se antoja difícil de conseguir. Pero el pragmatismo político hace milagros. En fin.