Empoderamiento político del viejerío

A la historia moderna de Nayarit será incluida la siguiente XXXI legislatura porque constará en su composición de trece diputadas, mujeres militantes de cuatro diferentes partidos políticos que a pulso ganaron ser representantes populares en el Poder Legislativo.

Jamás la Cámara de Diputados local había congregado tal cantidad de legisladoras. Desde la oficialidad este acontecimiento histórico se considera posible gracias a las reformas electorales promovidas por el gobernador de Nayarit, Roberto Sandoval Castañeda.

Mas otra fuerte corriente de opinión argumenta que el logro debe adjudicarse a un grupo de mujeres, conformado por nayaritas de gran valía en la academia, la política, la intelectualidad, las artes y la organización civil que en el pasado reciente pugnó con la fuerza de la razón para que se legislara sobre equidad de género.

Este puñado de mujeres encabezó un colectivo nombrado ‘Paridad por una democracia completa’, mismo que el 24 de abril del año anterior arribó al edificio sede del Poder Legislativo con el manifiesto propósito de que la trigésima legislatura dedicara tiempo a armonizar leyes locales con las federales en el tema de la participación política de las mujeres, legislación ya establecida en 30 entidades del país y el Distrito Federal.

Aunque ellas presentaron iniciativa sobre equidad de género con base en acucioso estudio, finalmente cuando menos lograron que el Ejecutivo, representado por Roberto Sandoval, enviara al Congreso su propia iniciativa sobre el tema, misma que fue aprobada sin objeción alguna y por tanto reformada la Ley Electoral del Estado de Nayarit desde octubre del año anterior.

Es un avance de la democracia nayarita, sin duda. Pero serán estas trece mujeres capaces de equilibrar el ejercicio del poder público y evitar hacer leyes al gusto del Ejecutivo. Desde luego que no, por la sencilla razón de que por lo menos ocho de estas, priistas, así como diez de sus correligionarios varones, deben al gobernador Roberto Sandoval haber sido designados candidatos.

Muy a pesar de haber ganado las priistas elección por su cuenta y riesgo (seis de mayoría relativa, dos de ellas diputaciones de regalo) están enteramente comprometidas, primero con el gobernante y enseguida con su partido. Por obvias razones en el ejercicio del cargo deberán estar sujetas a las decisiones políticas del hilo conductor gobernador-dirigencia de partido. No tendrán libertad para decidir legislativamente por voluntad propia.

Aquí es donde emergerán las figuras de diputadas de partidos de oposición al PRI que para el caso tampoco incidirán en el equilibrio del poder político, tal es el caso de las panistas Ivideliza Reyes Hernández y Felícitas Parra Becerra, así como la perredista Sonia Ibarra Fránquez, casualmente las tres exdiputadas federales, por esa razón con mayor experiencia que las ocho priistas, ninguna de estas últimas conoce tan siquiera cómo se desarrolla sesión del pleno.

Se sabe que el trabajo mayor y real trascendencia se realiza en comisiones, pero no se descarta que las tres diputadas opositoras tengan destacada participación en tribuna, lo anuncian sus conocimientos en la materia adquiridos durante su paso por la legislatura federal, aunque su actuación no haya sido brillante y hayan dejado mucho que desear. Las obligará el hecho de que las miradas de los nayaritas cual reflectores estarán atentas de su quehacer legislativo, no tendrán escapatoria en este pequeño escaparate como si pudieron hacerlo desperdigadas entre el mundo de 500 diputados.

Para Lourdes Pacheco, una de las incesantes luchadoras por la equidad de género en la participación política, el arribo de tal cantidad de mujeres a la XXXI legislatura que iniciará vigencia el 18 de agosto próximo es demasiado importante, pero además es el intento inicial para acabar con la democracia de cantina, a donde solamente acuden los hombres.

Sin lugar a dudas entre las trece diputadas electas debe haber preparación profesional. Sobre este asunto la investigadora de la UAN ha externado su punto de vista al señalar que “sin preparación los hombres llegan a ser gobernadores o presidentes de la república ¿Por qué entonces se es tan exigente con las mujeres y no así con los varones? ¿Cuántos integrantes de nuestra clase política tienen preparación? Inclusive hemos tenido gobernadores que presumen de no haber estudiado, también tenemos diputados y senadores a los que no se les ha indagado sobre su preparación académica.

“Pero lo básico es que a las mujeres se nos mide con una vara y a los hombres con otra. Las mujeres debemos ser preparadas, talentosas, inteligentes, bonitas, re’ buenas. ¿Y los hombres? Feos…qué más, ah, o sea, no se les exigen esos valores y aún así llegan a los cargos públicos importantes”.

No se auguran grandes cosas en la próxima legislatura de Nayarit, virtud a que al menos las ocho diputadas priistas serán dóciles marionetas del control político del Congreso del Estado. Con ellas y los legisladores militantes del tricolor harán la mayoría que tanto deseó el gobernador Roberto Sandoval con el propósito de que durante los últimos tres años de su administración tener los menos sobresaltos posibles y al mismo tiempo lograr una salida aterciopelada.

El anhelo es que tanto las priistas Jassive Durán, Candy Yescas, Any Marilú Porras, Angélica Sánchez, María Isidra Vargas, Jazmín Bugarín, Sofía Bautista y Michelle Barrón, así como las panistas Martha Rodríguez, Ivideliza Reyes y Felícitas Parra, como Sonia Ibarra y Fidela Pereyra, del PRD y PT, respectivamente, no caigan en corrupción, el provecho personal, pero además que en su condición de mujer no sean presa fácil de la perversión del mando, ni la retiración de los abusos.

El poder otorga impunidad, influencia y dinero. También el poder marea hasta la persona más ecuánime. Esperemos no sea el caso de nuestras próximas legisladoras para bien de Nayarit.