De la guerrilla a la presidencia
Octavio Camelo Romero
03 de junio de 2014
Salvador Sánchez Cerén, ex guerrillero del Frente Farabundo Martí para la Liberación, FMLN por sus siglas, el domingo tomo posesión del cargo de presidente de El Salvador. Inmediatamente surgen varias interrogantes: ¿Conducirá al país por el rumbo del socialismo? Y si así fuera, ¿Qué significaría para él ser socialista? En caso contrario, ¿Cuál será el rumbo de El Salvador?
En nuestro análisis no debemos olvidar que el capitalismo se ha mundializado y que El Salvador al igual que México y Latinoamérica, en tanto países capitalistas, están insertos en esa globalización capitalista. Este es un fenómeno que se inicia o mejor dicho, que se percibe claramente desde hace más de 20 años atrás. Los intereses capitalistas de distintas partes de mundo se han amalgamado en un único tejido social, se han mezclado en la integración orgánica de las distintas geografías del mundo en un solo y único proceso de producción, en el cual las exportaciones de mercancías de los diversos países constituyen el ensamble de procesos parciales requeridos para la elaboración del producto final. Todo esto bajo un único interés general de obtener el mayor margen de ganancia de sus inversiones. Para tales efectos no importa si el obrero colectivo generador de la utilidad está constituido por latinoamericanos, norteamericanos, europeos, asiáticos y por africanos. Lo único que importa es su creación de ganancia. Tampoco interesa la ubicación geográfica de las empresas productoras de las partes del producto final, las plantas productivas pueden estar en distintas ciudades de los diversos continentes. Sin embargo es relevante para el capitalismo transnacional saber que pasa al interior de las fronteras de los países del mundo en general y de Latinoamérica en lo particular porque en la globalidad, un problema local impacta en el resto del mundo. Por eso es relevante para el capital transnacional saber o prever los futuros sucesos económicos a partir de la elección del nuevo Presidente de El Salvador.
El ex comandante guerrillero Salvador Sánchez Cerén promete controlar los alarmantes niveles de homicidios y propone un gobierno de unidad nacional. Pero además se compromete a ejercer la presidencia con “honradez, austeridad, eficiencia y transparencia". Sin lugar a dudas uno de los retos mayúsculos para el presidente Sánchez será el de reactivación de la economía salvadoreña, ya que gran parte de la población depende de las remesas que envían sus familiares emigrantes en Estados Unidos. Para revertir tal situación dijo el mandatario: "Fomentaremos la producción nacional de valor agregado, incentivaremos las empresas exportadoras, invertiremos en ciencia y tecnología. Bajo esas mejores condiciones el país será más atractivo para la inversión privada nacional y extranjera". Y no es para menos que quiera recargarse en el capitalismo global cuando su país crece a una tasa del 2% anual y su deuda equivale al 55% de su PIB. Lo curioso es que para poder continuar con sus programas sociales hoy el FMLN busca la aprobación en el Congreso para emitir bonos de deuda pública por 800 millones de dólares así como realizar una reforma tributaria que permita gravar a la propiedad suntuaria, a las operaciones financieras y a la vez subir el impuesto sobre la renta.
La salida a la crisis capitalista salvadoreña es su integración al engranaje mundial del capitalismo global. Por ningún lado se asoma ni siquiera el remedo del socialismo. El Frente Farabundo Martí para la Liberación, FMLN por sus siglas se transforma o muda de agente de la revolución radical en agente del capitalismo global, de la burguesía transnacional. Sin embargo queda una interrogante: ¿Sucedería lo mismo en México con la presidencia en manos de la alianza PRD-PT-MC-MORENA?
Comentarios