El PAN recuperó su naturaleza democrática
Francisco Cruz Angulo
21 de mayo de 2014
El panismo nacional debe estar de plácemes luego que en proceso interno eligió a su presidente nacional. Este evento político-electoral fue celebrado el pasado domingo mediante voto secreto, directo y universal a sus más de 250 mil afiliados.
Como se sabe Gustavo Madero ganó la elección por el 13% arriba de la votación que obtuvo su competidor Ernesto Cordero. Su triunfo fue inobjetable lo que obligó a su otro competidor a reconocer su victoria.
Esta es la primera vez que el blanquiazul consulta directamente a sus bases militantes para elegir a sus líderes nacionales, método que impulsó Gustavo Madero y que en su momento le trajo severas críticas del panismo tradicional encabezado por la corriente calderonista.
No creo que el simple reconocimiento de la victoria de Gustavo Madero hecho por el mismo Ernesto Cordero y que haya llamado a trabajar por la unidad del partido quiera decir que este exhorto se traduzca en los hechos.
La operación cicatriz tardará tiempo en virtud que ambas corrientes tienen profundas diferencias sobre cuál debe ser el papel que desempeñe el partido en las actuales circunstancias políticas en donde el PRI está consolidándose como partido mayoritario.
Estas diferencias de visión de futuro se iniciaron desde que el PAN perdió la elección presidencial en el 2012; luego se profundizaron cuando bajo el primer mandato de Gustavo Madero firmó el Pacto por México con el PRI y el PRD, y que gracias a ese pacto se sacaron las grandes reformas constitucionales tales como la de Educación, Hacendaria, la de Competencia Económica, la Político-Electoral, la de Telecomunicaciones y la Energética. Sin el apoyo del blanquiazul jamás el PRI hubiera logrado sacarlas adelante.
La victoria reeleccionista de Gustavo Madero seguramente fue bien vista por los dirigentes del tricolor y el mismo presidente Peña Nieto, toda vez que será su gran aliado en la aprobación de las leyes secundarias de las reformas en Telecomunicaciones y Energética.
Por otro lado el triunfo de Gustavo Madero tiene otro claro significado, esto es, que cuando un partido político no es rehén de sus corrientes internas en su disputa por los liderazgos sino que se abre a sus militantes para que estos elijan libremente a sus dirigentes, significa que es posible recuperar la democracia interna de esas instituciones. Gustavo Madero le apostó a la madurez política de su militancia y triunfó.
EL PRD TAMBIÉN ELEGIRÁ A SU DIRIGENTE NACIONAL
Dentro de algunos meses el Partido de la Revolución Democrática (PRD) elegirá a su nuevo presidente nacional. Hasta el día de hoy todavía es una incógnita si el Partido del Sol Azteca elegirá a su dirigente nacional mediante delegados a una asamblea nacional electoral o mediante consulta a su base militante.
Por su historia reciente este último método de democracia interna le ha ocasionado virulentos enfrentamientos entre las tribus dominantes. Algunas de estas elecciones han sido un cochinero a tal grado que se han tenido que dirimir en los tribunales electorales.
Ojalá y el PRD siga los mismos pasos que el blanquiazul y recupere así su naturaleza y principios democráticos.
El perredismo nacional necesita de un nuevo liderazgo legitimado por toda su militancia, más aún cuando tendrá que encarar los comicios federales del 2015 en el que competirá no solo en contra del PRI y el PAN sino también en contra de los candidatos de MORENA que lidera Andrés Manuel López Obrador.
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