La corrupción somos gobierno
Octavio Camelo Romero
21 de mayo de 2014
Hace algún tiempo me preocupé después de haberme enterado que la Auditoria Superior de la Federación había denunciado a más de 20 años de distancia de su fundación, que Petróleos Mexicanos (PEMEX) ha constituido en el extranjero una "tesorería paralela" que opera al margen de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, de la Ley de Petróleos Mexicanos y en general, de la legislación pública mexicana que regula a las empresas de participación estatal mayoritaria, pertenecientes a la Administración Pública Federal. Estas empresas creadas por PEMEX únicamente se rigen por "sus estatutos" y por la legislación del país donde estén domiciliadas. En aquel entonces pensé que de suyo es grave que una entidad pública mexicana como PEMEX operara al margen de la normatividad nacional. Pero consideré de mayor la gravedad el hecho de que para sus transacciones en el extranjero la paraestatal PEMEX proporcionara información privilegiada a las Autoridades de los Países sedes sobre las actividades u operaciones relevantes que dicha empresa realizaba a través de estas empresas domiciliadas en su territorio, mientras que en México esta información no se incorporaba como parte de la Ley de Ingresos y del Presupuesto de Egresos de la Federación, ni mucho menos que apareciera en la Cuenta Pública las actividades mercantiles de comercialización de productos petrolíferos, inversiones y otros negocios en el extranjero.
En aquel entonces se hablaba de 10 empresas filiales de PEMEX que conformaban el Grupo PMI el cual fue constituido en 1988. Aquellas empresas se consideraban empresas privadas extranjeras con la característica que no contaban con personal ni oficinas, esto es, eran algo así como "empresas fantasmas" con vida "legal y fiscal" únicamente. Sin embargo consideré de una mayúscula gravedad el que la Auditoria Fiscal de la Federación no se hubiera dado cuenta hasta después de 24 años de constituido el Grupo PMI. Dije que ese hecho hablaba por sí mismo de ineficacia en el mejor de los casos. O definitivamente de contubernio entre los Poderes de la Unión. Y en función de eso la conclusión necesaria fue que la corrupción y la impunidad son elementos sustanciales del Estado Mexicano. Así que también los partidos políticos debieran considerarse corruptos en tanto tienen sus representaciones en las Cámaras que constituyen el Congreso de la Unión. Como el Grupo PMI estaba fuera de control del Estado Mexicano, hicimos la pregunta de: ¿En qué habría invertido sin darnos cuenta?
Hoy, mayo del 2014, por boca de la senadora Dolores Padierna del PRD, nos damos cuenta que el secretario de Energía Pedro Joaquín Coldwell es copropietario de seis empresas que tienen contrato con Pemex. Como quien dice, “se compra y se vende” gasolina, servicios, etc. El angelito como titular de Energía es también presidente del Consejo de Administración de Pemex y al mismo tiempo es concesionario de la paraestatal. Y lo mejor del asunto está en que de acuerdo a la reforma constitucional energética Pedro Joaquín Coldwell será el responsable de determinar los contratos y los campos de exploración, perforación y otorgar los permisos de refinación que tendrá Pemex, como resultado de la Ronda Cero y de la reforma energética. Desde 1994 hasta 2009 el hoy secretario de Energía estuvo fundando empresas en las cuales funge como socio. Se le puede dar el beneficio de la “duda” en el periodo presidencial del PAN. Pero hoy con el rescate presidencial del PRI no cabe ninguna “duda”. Hay una evidencia de corrupción e impunidad en el Estado Neoliberal Mexicano.
Sin embargo no es el único caso, en “Nayarit también se cuecen habas”. Resulta que varios estudiantes becarios del CONACYT están muy molestos porque la administración de la Rectoría de la UAN se gastó el dinero de sus becas y con un simple “no tenemos dinero” quieren darle carpetazo al asunto. Con este acto de corrupción no sólo se está poniendo en riesgo la culminación de los estudios de estos becarios sino a la vez, la permanencia en México del propio programa doctoral, que por cierto es un programa internacional norteamericano.
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