El desconcierto de la economía

Quien los entiende: Los consultores privados dicen que la economía mexicana sigue a la baja y el INEGI junto con el secretario de Hacienda aseguran que ya vamos a la alza. Lo bueno que ya viene la aprobación de las leyes secundarias para como dice el presidente Peña Nieto empiece a llover la inversión internacional. Sin embargo la realidad es otra. Estamos frente al peligro de una parálisis económica y, en el mejor de los casos, un colapso del mercado interno.  Este “estancamiento estabilizador” se ha vuelto una triste y dolorosa realidad de los mexicanos. La economía nacional no le hace caso al presidente Peña Nieto; se comporta como enemiga de la oficialidad porque en lugar de crecer decrece, en lugar de ir a la alza va a la baja, en lugar de dar empleo a la nación da desempleo, en lugar de otorgar riqueza a la población le da pobreza. Seguramente la economía mexicana es enemiga política del PRI. Sin embargo y a pesar de todo el Pueblo de México muestra su adhesión al partido de Plutarco Elías Calles porque en los comicios electorales sale triunfante, no obstante que demasiadas familias trabajadoras cuyos ingresos dependen de un empleo efímero y de un salario de hambre viven con menos de lo mínimo básico. Quizás por eso están dispuestas a vender su voto por una despensa para mitigar aunque sea en el proceso electoral, su hambre alimenticia aunque su sed de justicia social se postergue para después.

Junto a la debilidad del mercado interno está la inseguridad social, flagelos marcadores del ritmo del bienestar económico para los próximos años de la vida nacional absurdamente atada a la economía norteamericana. Pero lo que para más del 50% de la población es desgracia, para menos del 1% de ella es felicidad. Hoy sabemos que las inversiones equivalentes a más de la mitad del PIB mexicano se encuentran en poco más de 209 mil cuentas, de las cuales 167 mil corresponden al 0.18% de los habitantes del país, los cuales concentran inversiones en el mercado accionario mexicano por un monto que representa más de la mitad del valor total de la economía del país.

En el año 2013 la actividad económica se desaceleró a menos de una tercera parte de lo previsto por el gobierno para ese año. Oficialmente se habló de 3.9% y realmente fue de 1.1%.  En el primer trimestre del 2014 el crecimiento se mantuvo por debajo de lo previsto por el gobierno. Sin embargo, las inversiones en el mercado accionario siguen una tendencia creciente. El valor de las cuentas en custodia de las casas de bolsa representa un crecimiento de 11% en comparación con el mismo periodo de 2013. Evidente contradicción con el desempeño de la economía nacional. La pregunta obligada es: ¿Cómo es posible que el secretario de Hacienda no haya renunciado? Y una mejor: ¿Cómo es posible que el Pueblo de México aguante semejante incapacidad para conducir la economía nacional? La única explicación racional es que en vez de gobernar para los 115 millones de habitantes de este país, se gobierna para el beneficio de tan solo 0.18% de ellos.