Tepic, Nayarit, sábado 10 de mayo de 2025

Historia de periodistas y periódico Diario del Pacífico

Oscar González Bonilla

10 de Mayo de 2025

Estrecha relación en el quehacer periodístico por años tuve con tres protagonistas de esta historia, en menor intensidad con José González Reyna por la diferencia de edades, aunque la relación coyuntural fue buena. Pepe inició en el periodismo de Nayarit en 1946, cuando yo aún no había nacido. Aunque salí del vientre materno cuatro años después de esa fecha en una casa localizada en la calle Juárez (hoy Amado Nervo) entre Querétaro y La Paz, donde fueron mis andanzas de niñez, tengo presente en la memoria una visión muy lejana de los talleres de Prensa Libre en Lerdo casi esquina con Querétaro, sitio de permanencia añosa que en aquel entonces dirigía Zenón Altamirano y como reportero estrella Brígido Ramírez Guillén.

Con Francisco Cruz Angulo me une estrecha relación, fue quien me entregó desinteresadamente primeros conocimientos prácticos en materia de redacción, siendo él Jefe de Redacción del Diario del Pacífico, cuyo directorio estaba conformado además por Andrés González Reyna (director) y Emilio Valdés Hernández (gerente). En 1973, cuando jóvenes, éstos suspendieron estudios superiores, tanto en Economía como en Derecho, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) para venir a Tepic a fundar el diario anteriormente citado. ¡Ellos no eran improvisados, habían adquirido conocimientos de la labor periodística tanto en redacción como en talleres, primero en el periódico liberal El Demócrata dirigido por maestros nayaritas, y después en la combativa revista Censura! que co-fundaron Jorge Quirarte Meza y Gonzalo Langarica Gutiérrez para ensalzar mediáticamente la figura de Alberto Tapia Carrillo, aspirante a la candidatura del PRI a gobernador de Nayarit. Vocación sempiterna. Murió sin lograr ser.

Se hacía necesario intentar frenar la embestida del gobierno estatal de Roberto Gómez Reyes confabulado con el clero católico contra el centro de estudios superiores que patrocinaba el Centro Cultural Nayarita, apéndice de la Logia Masónica, y que aquellos consideraban un nido de comunistas, incluso le negaban registro oficial, con la aparición a la opinión pública de Diario del Pacífico. Razón por la cual aceptaron la invitación del doctor Luis Navarrete Zúñiga. Ellos mismos, Andrés, Francisco y Emilio, eran egresados de la Preparatoria Del Nayar que formaba parte del conjunto de escuelas que prohijó la masonería que tenía como su Gran Maestro al señor José María Chema Mercado, en esa época en Tepic.

Era tanto el enojo ciego del gobierno estatal y la jerarquía católica de Nayarit que aprovecharon a las mil maravillas el sádico crimen de un menor de edad en las instalaciones que para entonces ya era el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores para arreciar acciones de desprestigio. El despiadado acontecimiento tuvo lugar en el sitio destinado para clases de carpintería y el autor fue el propio maestro de la materia, un ser desquiciado y despreciable pues aparte de arrancarle la vida al niño el cuerpo lo hizo pedazos para introducirlo en una maleta. Para infortunio el chamaco era sobrino del sacerdote Enrique Mejía, conocidísimo entre la grey católica de la capital nayarita. Ese motivo fue más que suficiente para que la fuerza de la seguridad pública del Estado cayera con todo su poder contra la institución educativa y de paso para aprehender al maestro Octavio Camelo Romero, a quien falsamente se incriminó como responsable del asesinato. En su defensa este último alegó ser padre de familia, así como profesar adoración por los niños, incapaz de cometer un hecho tan abominable, Camelo comprobó su inocencia ante las autoridades. Y fue así como detuvieron al verdadero homicida, un joven trastornado que fue internado en el Centro de Rehabilitación Social “Venustiano Carranza” de Tepic.

Más radicalizaron su enfrentamiento con la institución de educación media-superior cuando a la opinión pública dieron a conocer que Octavio Camelo Romero había realizado estudios en la Unión Soviética, para mayor precisión en la universidad Patricio Lumumba. Con ello pretendieron forjar la idea de que el centro de estudios era en verdad un nido de comunistas. Al paso de los años, luego del recuento de los hechos, se concluye en que sí era un centro de agitación, pero no tal como lo concibieron el gobierno estatal de Gómez Reyes y la iglesia católica, sino más bien era la toma de conciencia de los jóvenes como consecuencia de transmisión de conocimientos sobre la realidad social, que ofrecían buenos maestros con alta especialización.

Diario del Pacífico salió a la luz pública el 9 de marzo de 1973, durante el mes de mayo siguiente me incorporé, después de mi paso por la Escuela Nacional de Economía (ENE) de la UNAM, al cuerpo de reporteros que tenía como estrellas a Arturo Manuel El Guacho Zúñiga Estrada y Zeferino Sandoval Lara. Durante cerca de dos años el gobernador Gómez Reyes tuvo que soportar la crítica del periódico, pero ejercida con responsabilidad y fundamento, frente a un gobierno desvergonzado de la licencia y la corrupción. Por ser diferente Diario del Pacífico tuvo enorme aceptación entre las clases populares, y aún más cuando como medio de comunicación jugó un papel protagónico en la campaña electoral de 1975 cuando se disputaron la gubernatura de Nayarit el Coronel Rogelio Flores Curiel como candidato del PRI y Alejandro Gascón Mercado por el Partido Popular Socialista, y además en el conflicto de la Universidad de Nayarit que en 1979 llegó a su punto de mayor efervescencia con el asesinato a balazos de los trabajadores Juan Manuel Partida Chávez, Ramón Jiménez Vizcarra y Pedro de Alba Durón.

Sobresalientes fueron en las páginas del diario los comentarios punzantes de dos José Ruvalcaba Flores, los mesurados, pero por ello no menos corrosivos de Efrén López Andrade, quien escribía la columna Politicosas S.A., y sarcásticos sin duda de Andrés González Reyna mediante columnas que titulaba Serpentina, Columnilla y Piscolabis Dominical, así como los analíticos de Francisco Cruz Angulo en Vox Populi y Columnilla que indistintamente escribían con el seudónimo de Emilio Cortez Chapa. Eran ejemplo del ejercicio de periodismo independiente, comprometido socialmente, que mucho contribuyeron a elevar la conciencia política y social de los trabajadores.



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