Tal vez sea más ruido que realidad, pero quién sabe

Ineludible no tocar el tema de la toma de posesión de Donald Trump en su segundo mandato como presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, pues está prácticamente en todos lados, inclusive en encuentros ocasionales con conocidos, amistades y, desde luego, con familiares. Esto debido a que, en su discurso, no nada más en su juramento, sino desde su campaña electoral y aún más allá ha estado refiriéndose más a nuestro país que a otros.

Si bien algunos analistas han estado insistiendo en que no se debe echar en saco roto todo lo que ha estado diciendo este desquiciado mental y anaranjado personaje, lo más seguro es que sus palabras sí tengan un efecto inmediato, pero a mediano y largo plazo es obvio que no podrá cumplir con todas esas amenazas porque quienes lo manejan no podrán ni deberán permitir todo lo dicho por Trump, por aquello de que muchas de sus amenazas, en caso de llegarse a cumplir posiblemente podrían desestabilizar no nada más a lo que consideran como su patio trasero, sino gran parte del orden mundial.

Si Donald Trump cree firme y convincentemente todo lo que ha dicho quedaría más que claro su desequilibrio mental y que por lo mismo, sus titiriteros lo pusieron como presidente, más para asustar con el petate del muerto a quienes se dejan asustar, pues hoy en día aunque se siga diciendo que los Estados Unidos es el país más poderoso del planeta y por ende su presidente también, ya no es así y quizás nunca lo ha sido, pues está documentado que los Estados Unidos nunca han ganado una guerra como tal, si bien han acabado con etnias y otros países es debido a los claros genocidios como el que le han ordenado al espurio estado de Israel, es decir, nada más masacrando gente inocente, inerme y sin medios de poder defenderse al tu por tu y en igualdad de circunstancias, por lo que el supuesto poderío de los gringos siempre queda en entredicho; aunque eso sí, su poderío se basa más en su armamento y la economía mundial que manejan a través de otros países sumisos que se disfrazan con los ropajes del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), entre otras organizaciones financieras, pero la mayoría, si no es que todas, manejadas desde Wall Street o Washington.

Lo triste del caso es que haya mexicanos de ambos sexos que sigan creyendo de manera fehaciente que haya gente superior a otra y, que por lo mismo, habría que inclinarse ante esa gente, sobre todo, si son güeros y de ojos claros, sin tomar en cuenta de que ningún humano es superior a otro, que, únicamente el estatus económicos es lo que marca la diferencia, ya que si un humano no tiene acceso a enseñanza y educación, pues obviamente que estará en desventaja a otra persona que sí haya recibido más conocimientos en algunas materias que, para quien carece de recursos de todo tipo, son inaccesibles y por lo tanto, no puede expresarse ni opinar al igual a quien sí tuvo más enseñanza y educación; aunque en esto no se incluyan los valores y principios fundamentales de humanismo, pues a lo largo de la existencia de la humanidad ha quedado claro que, quienes han tenido acceso a conocimientos y gran tecnología, se han aprovechado de todo esto para subyugar a otros seres humanos. Por lo que queda claro que no quien tenga grandes conocimientos puede llegar a ser un buen humano en toda la extensión de la palabra.

Se dice coloquialmente que lo que no se puede ver en su familia lo ha de tener y, esto, porque lo más probable es que entre nuestros familiares haya quienes alaben y aprueben lo que ha estado diciendo Donald Trump e incluso, que está bien que llegue a cumplir sus amenazas, sin detenerse en que, por ejemplo, sus principales baterías bélicas están dirigidas principalmente hacia la frontera sur de su país y no hacia las demás como son las costas y su frontera norte, como si el único de sus enemigos fuera México.

Lo que sí queda de manifiesto es la ignorancia de Trump, ya sea real o por omisión, de cómo se conformó el país que ahora tal vez lo considera de toda la vida y que no toma en cuenta de que él mismo es descendiente de inmigrantes y, que desde antes de 1776 ya existían muchas culturas en lo que posteriormente se llegó a denominar como Continente Americano.

¿Les va a quitar la ciudadanía estadounidense a los hijos de mexicanos inmigrantes que hayan nacido en aquel país? ¿Y los hijos de migrantes asiáticos, africanos, italianos y demás europeos qué? ¿También les cambiará el nombre a las ciudades que tienen nombres españoles?

Sea pues. Vale.