Chisgarabís
Oscar González Bonilla
13 de Mayo de 2022
Causa extrañeza que el licenciado Ismael González Parra, presidente del Tribunal Superior de Justicia en Nayarit, haya accedido enfrentar cuestionamiento vis a vis con un grupo de comunicadores agrupados en la Unión de Columnistas y Articulistas.
Y es así porque el abogado ha mostrado reticencia a conceder siquiera entrevistas a reporteros. Pero no se descarta que alguno de ellos haya recibido información por voz del magistrado-presidente, en consecuencia, podría ser una gran excepción.
Seguramente en la ocasión presente, Ismael González Parra fue convencido por su paisano (del mero Ixtlán del Río) y posiblemente hasta su pariente, Ezequiel Parra Altamirano, quien funge como coordinador de la Unión de Columnistas y Articulistas de Nayarit (UCAN), ante la conveniencia de desligarse el magistrado de asuntos jurídicos que actualmente le atañen de manera directa y que causaron inconformidad al gobierno del Estado y a voces populares, estas últimas procedentes de personas nada avezadas en la materia.
Por ejemplo, causó malestar que jueza o juez haya concedido libertad, tal parece que ni siquiera tuvo prisión preventiva, a Luis Alonso Tahuahua, director de Movilidad (Tránsito) en el anterior gobierno de Antonio Echevarría García. Tahuahua fue detenido el pasado 29 de abril en Baja California por la presunción de haber participado en delitos de falsificación de documentos, tráfico de influencias y coalición de servidores públicos.
Las malas lenguas relacionan la decisión que favoreció al exfuncionario estatal, virtud a que Ismael González Parra tuvo estrecha amistad con el profesor Liberato Montenegro Villa, en vida líder moral del magisterio que se agrupa en la sección XX del SNTE. Por tanto, Luis Alonso Tahuahua es incondicional a morir de Jorge Aníbal Montenegro Ibarra, hijo de Liberato, quien un tiempo breve fungió como secretario general de gobierno en la administración estatal de Antonio Echevarría García. Es decir, se conjugan una maraña de intereses.
Hoy, el presidente del Tribunal Superior de Justicia en Nayarit afirma que son 40 años de su vida como servidor público. Entre ellos cuenta seis como magistrado del Tribunal Electoral y 18 como magistrado del Tribunal Superior de Justicia. Con todo ese cúmulo de experiencia se atreve a decir que ningún gobernador le ha pedido que intervenga en favor de alguna persona que cometió delitos.
“Doy la garantía que en el poder judicial no hay línea, ni siquiera insinuación, para que se resuelva en favor de nadie”, desliza complacido Ismael González Parra.
Cierre: EL ÚNICO PECADO QUE NO SE PERDONA ES LA FALTA DE COMPLICIDAD.
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