El comercio informal sigue en la mira para el pago de impuestos
Sergio Mejía Cano
23 de Agosto de 2021
En el pasado sexenio de Enrique Peña Nieto, y que su brazo derecho, Luis Videgaray Caso encabezó inicialmente la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, cuando se anunció la pretendida reforma fiscal y financiera, se comenzó a correr el rumor que, posiblemente fue pura leyenda urbana, de que se le cobrarían impuestos hasta a la gente que andaba vendiendo tamales por las calles, a quienes tuvieran una mesa con dulces afuera de sus casas, a los vendedores de elotes y obviamente, al comercio informal.
Afortunadamente no fue así; sin embargo, se ve que no se quita el dedo del renglón de querer cobrarles contribuciones a quienes se dedican al llamado comercio informal, porque supuestamente quienes critican esta actividad, los vendedores ambulantes no pagan impuestos. Pero no es así, pues ya ha quedado comprobado que entre las clases populares, todo mundo paga impuestos y contribuye a la Hacienda Pública, ya sea en forma cautiva o por otros conductos; pues las personas que se dedican al comercio informal o al ambulantaje, al comprar la mercancía que posteriormente revenden, por supuesto que pagan la contribución requerida al hacer el pago de lo que compran, y además, al pagar la plaza o como vulgarmente se le dice: derecho de piso, claro que también se paga otro impuesto más. Obvio que no es lo mismo a lo que pagan los comerciantes establecidos, pero de todos modos contribuyen a los ingresos ya sea de las arcas municipales, estatales o federales, según sea el caso.
Y si los comerciantes establecidos pagan sus contribuciones cautivamente, también pagan otro al ocupar las aceras afuera de sus comercios o negocios. Está por ejemplo en el Mercado de Abastos, en que muchos bodegueros llenan con su mercancía la banqueta y frente de sus negocios, y al rato pasa el recaudador de plaza cobrándoles determinada cantidad por estar ocupando más lugar del debido. Lo mismo cualquiera otro negocio o comercio del centro de la ciudad, como los que venden ropa y que tienen tendederos de exhibición encima de sus banquetas o aceras.
Hay personas que dicen que los indigentes y limosneros no pagan impuestos, tal vez porque no tienen trabajo y andan en las calles pidiendo un apoyo; sin embargo, en cierta medida también pagan impuestos, porque al comprar algo en una tienda, ya sea un refresco, una soda o lo que sean, ahí están contribuyendo a los impuestos gravados a las industrias que comercializan productos embolsados o empaquetados, por lo que en sí, nadie escapa de entrarle con su cuerno a la Hacienda Pública de un modo u otro.
En sexenios anteriores se decía que las arcas nacionales estaban vacías; sin embargo, en la actual administración se aclaró lo que por muchos años se llegó a considerar como una falacia: de que eran las grandes compañías y consorcios los que menos contribuían al pago de impuestos, y eso es el meollo del asunto de tantos ataques al actual Gobierno Federal, porque ha buscado la manera y obligado a esos grandes evasores de impuestos a pagar ahora sí tal y como debe de ser; y si aún no se cristaliza de bien a bien esta disposición, por lo menos ya muchas grandes corporaciones, para no tener más broncas, han comenzado a pagar, si bien en muchos casos no lo atrasado, sí con lo de acuerdo a sus ingresos a sus empresas y compañías; pero de que ya muchos grandes empresarios han comenzado a contribuir, ya es una realidad.
Desde siempre, los contribuyentes cautivos han sido los que de ningún modo pueden escapar al pago de sus impuestos, como los trabajadores bajo nómina dependientes, precisamente de esas grandes corporaciones y empresas, porque el descuento de sus impuestos a estos trabajadores les llega por nómina, así que ni para dónde hacerse, Y a los trabajadores independientes que tienen que presentar sus ingresos ante Hacienda en forma personal, ahora por más artimañas que quisieran hacer, hoy en día es más difícil hacerlas, pues con la tecnología actual, prácticamente todo se sigue casi de inmediato y no como anteriormente con auditorías que tardaban mucho tiempo y por haber fisuras en las leyes de ingresos, podían escapar muchas veces de tener que pagar lo correspondiente, pero ya no más, pues todo está ahora bajo una lupa muy potente.
Así que si se quiere cargar la mano a quienes se dedican al comercio informal, se debería primeramente hacer un minucioso estudio para ver si en verdad no pagan nada de impuestos, pero que a la luz saldrá de inmediato que sí pagan al comprar lo que revenden y pagar plaza.
Sea pues. Vale.
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