El color verde sandía
Sergio Mejía Cano
31 de Abril de 2021
Recientemente se determinó que Nayarit llegaba por fin al color verde en el semáforo epidemiológico. Desde luego que varias voces lo atribuyeron a que había que levantar en algo la economía del estado, porque eminentemente Nayarit es prácticamente más comercial que industrial y empresarial, por lo que al decirse que se llegó al color verde, fue más por el comercio que por la salud.
Y aunque no sea así en realidad, sorprende que se oye la voz popular diciendo que a dicho color verde le faltaba agregar otro adjetivo: verde sandía, porque si bien ya era verde, por dentro continuaba rojo. Y esta voz no nada más se está oyendo en la calle, porque me comentó un taxista que varios de sus pasajeros le habían platicado en este sentido del verde sandía; y al comentar esto con amigos, familiares y conocidos, la mayoría coincide en que sigue existiendo un riesgo de contagio debido a noticias de los medios de otras partes tanto del país como del mundo, en donde sobresale la posibilidad de un tercer rebrote de la pandemia y además, supuestamente con otras variantes del coronavirus algunas de ellas más contagiosas.
Desde luego que existe también el pensamiento, del que me incluyo, de que tal vez se esté alarmando de más a la población de esos lares en donde se informa que sigue alto el contagio, ¿por qué? Pues para que la gente se cuide lo más posible, porque no vaya siendo y tal y como se dice que ocurrió posteriormente a las fiestas decembrinas, ahora con las vacaciones primaverales de esta Semana Santa, las aglomeraciones en diversos puntos de reunión como las playas sobre todo, podrían provocar una tercera oleada de contagios, que ojalá y no sea así.
Sin embargo, tal y como están las cosas de que con todo y las medidas sanitarias que por cierto, mucha gente las ha cumplido al pie de la letra, pero que aun así ha resultado contagiada, para muchas personas se está haciendo cada día más claro la frase que se emite cuando se está hundiendo un barco y se prevé que ya no habrá más remedio cuando el capitán grita: “sálvese el que pueda”. Y así se debería de entender ya, pues a pesar de todos los fallecimientos que se le atribuyen a la pandemia, los contagios que continúan, algunos hospitales saturados y que todo sigue y sigue sin remedio, muchas personas o no entienden o ya de plano les vale un comino todo esto, porque ya se empiezan a descuidar o no hacer caso de las medidas de seguridad o como se ha dicho últimamente que se ha oído a algunas personas cuando se les pregunta si van a salir a vacacionar en estos días primaverales, la respuesta común de quienes ya tienen planes para salir a algún lado, es: “pues si me toca, pues ya me tocaba”.
Pero como han señalado algunas personas enteradas del intelecto humano respecto a esta clase de comportamiento, de que todo esto se debe al hartazgo, a la saturación mental, al desequilibrio mental que generó el cambio de hábito de vida tan drástico causado todo por el encierro, la falta de recursos económicos, de empleo, de no poder respirar libremente, de estar batallando con los hijos en edad escolar, de ver truncadas muchas ilusiones de estudios para llegar a ser profesionistas, al tener que abandonar los estudios para ayudar a la economía familiar o por ver que no es lo mismo recibir clases a la distancia que en forma presencial, etcétera.
Y a propósito de la falta de recursos económicos, debido a la caída del poder adquisitivo de muchos mexicanos al perder empleo o no poder comerciar libremente como antaño, surge la pregunta de que cómo le está haciendo toda esa gente que está saliendo a vacacionar o ya tiene planes para al menos salir jueves y viertes e incluso hasta el sábado y domingo o si no, cuando menos uno o dos días de asueto, si se dice y se confirma, que no hay una economía galopante como para, ahora sí, darse el lujo de salir fuera de la ciudad; aunque sea a las playas cercanas, en el caso de los tepiqueños, porque se necesita gastar en gasolina y en algo de víveres, y si la economía está colapsada, entonces ¿cómo le hace esa gente? Desde luego que lo más común que se podría responder a esto, es que a puro valor mexicano, tal y como solemos acostumbrar muchos de nosotros o aplicando aquello de que “fiado, hasta el ferrocarril”.
Así que por lo pronto, todo quedará en “veremos”, ya que si a finales de abril hay un rebrote de contagios tal y como se pronostica posterior a las vacaciones, habrán tenido razón quienes se pronuncian al respecto. Pero ¿y si no hay rebrote?
Sea pues. Vale.
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