Tepic, Nayarit, jueves 21 de noviembre de 2024

Medidas arbitrarias y discriminatorias en bien de la salud

Sergio Mejía Cano

26 de Marzo de 2021

Desde luego que son dignas de encomio todas las medidas preventivas para evitar posibles contagios del coronavirus; sin embargo, muchas de estas medidas contravienes garantías y derechos de la población, sobre todo en la de menos recursos económicos.

Y esto, porque entre las medidas de prevención, se ha dictaminado que habrá filtros en donde no se permitirá el paso a vacacionistas que no acrediten contar con alguna reservación en los hoteles de playa. Y aquí se podría considerar como un método de discriminación para ciertos sectores de la sociedad que pretenden pasar nada más unas horas en la playa y regresarse a sus lugares de origen.

Verbigracia: desde hace muchos años, infinidad de familias tepiqueñas han acostumbrado ir a la playa, no nada más en la Semana Santa, sino algún sábado o domingo; se van temprano y ya por la tarde regresan a Tepic. Esto gracias a la cercanía de la costa con la capital nayarita, y más hoy en día con la autopista a San Blas, pues se ocupa menos tiempo en ir y venir a disfrutar de unas horas en la playa. Estos paseos cotidianos a las playas nayaritas, hasta han generado cierto tipo de envidia de la buena en familiares que viven en otras latitudes no tan cercanas al Mar.

Y a propósito de la Semana Santa, hay familias tepiqueñas que reciben la visita de familiares y amigos e incluso, turismo que acostumbra hospedarse y pernoctar en Tepic; y en ambos casos, acostumbran a irse temprano a la playa y regresar a la capital nayarita ya en la tarde-noche, y al día siguiente igual o acudir al cerro o a Santa María del Oro y otros lugares que se presten para pasar un rato agradable y después regresar a pernoctar a Tepic, y así sucesivamente.

Sin embargo, con la medida de no permitir el paso a las playas nayaritas a gente que no cuente con una reservación en alguno de los hoteles de playa, pues es de suponer que se les coartará este derecho de poder asistir a disfrutar de al menos unas horas de Sol, arena y Mar; porque ¿cómo tener una reservación en un hotel playero si la capital nayarita está por demás cerca para descansar?

Ahora bien: es de suponer que quien dictó esta medida no pertenece al grueso da la población de a pie o ya se le olvidó que en nuestro país existen millones de mexicanos que no cuentan con los recursos económicos necesarios para hospedarse en algún hotel de las playas nayaritas, y menos en el emporio turístico de la Riviera Nayarit, en donde se le ha dado prioridad a puro turismo de altura, de poder económico muy fuera de las posibilidades de Juan Pueblo.

Lo mismo por no permitir acampar en las playas, algo de mucha costumbre para infinidad de mexicanos. Y desde luego, al cerrar las playas a eso de las 17:00 horas, quienes dictaron esta medida, tal vez no alcanzan a comprender lo maravilloso y espectacular que es pasar una noche en la playa disfrutando de una lunada o alrededor de una fogata; porque se entiende que de acuerdo a la posición de la Luna, Selene estará apareciendo todas las noches de esta segunda semana primaveral del año, es decir, de la Semana Santa o Mayor, como también se le denomina.

Se debe entender que si hay aglomeración de gente en estos días de Semana Santa, sobre todo jueves, viernes y sábado, es porque ya es una costumbre tradicional en la mayoría de los mexicanos y porque en muchos de los centros de trabajo también se acostumbra darles a sus trabajadores y empleados esos días de asueto; y si bien hoy en día muchos de esos trabajadores no cuentan con empleo, aun así se dan sus mañas para obtener algunos recursos económicos para disfrutar de un merecido paseo anual; así sea yendo a las casas de empeño o pidiendo prestado, pero el caso es salir de la rutina diaria.

El problema ahora es que por las medidas sanitarias, tal vez mucha gente se quede con las ganas, aunque existe la posibilidad de que las autoridades sean rebasadas si crece y crece la cantidad de visitantes a las playas y que se genere algún conflicto por considerarlo, y con razón, una arbitrariedad, así sea en bien de la salud. Porque hay una total incongruencia en los horarios para estar en la playa, porque ni modo que el covid-19 haga su aparición después de las 17:00 horas; igual que si se obliga a portar el dichoso cubre-bocas en la playa, si de lo que se trata es respirar el aire, la brisa que llega del Mar, que es de lo más saludable, óptimo y oxigenante que pudiera haber, lo mismo en el cerro, en donde al igual que en el Mar, los árboles surten de oxígeno nuestros pulmones.  

Sea pues. Vale.

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