La unidad en la diversidad es el reto histórico de hoy
Octavio Camelo Romero
03 de Marzo de 2021
El tema fue inspirado por el discurso que pronunció el Presidente Argentino, Alberto Fernández, en el Senado de la República, el cual, en esencia, da respuesta a tres interrogantes: ¿De dónde venimos? ¿En qué lugar estamos? Y ¿Hacia dónde queremos ir?
En México, antes de la era corrupta-neoliberal vivíamos en un régimen de economía mixta más justo que el actual, con un ingreso per cápita aceptable y un salario mínimo cuya capacidad adquisitiva estaba muy por encima del costo de la canasta básica. A este periodo se le conoció como periodo del desarrollo estabilizador, cuyo Producto Interno Bruto crecía alrededor del 6-7 por ciento anual.
Luego viene un periodo de la corrupción gubernamental conducido por tecnócratas neoliberales que inicia con Miguel de la Madrid Hurtado y termina con Enrique Peña Nieto, pasando por Fox y Felipe Calderón, en el cual el PRI y el PAN se hermanan, dando lugar al PRIANISMO.
Venimos de un capitalismo que acentuó su rapiña en el periodo neoliberal, en el cual además, corrompió a los funcionarios de los Poderes de la Unión, desde los titulares de dichos Poderes hasta los más modestos. Y en el cual adquirió el dominio pleno de todas las empresas de la Nación, incluyendo CFE y PEMEX, sometió al Gobierno de la República y convirtió al Estado Mexicano en un simple ente trasladador de plusvalías o ganancias extraordinarias.
Pero el Pueblo se cansó y llevó a Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia de la República, el cual plantea la necesidad de una Cuarta Transformación en la historia del país. Sin embargo, surge el covid-19 en China e inunda al mundo. Y como dijera el Presidente Argentino, Alberto Fernández, somos una generación que vive con una pandemia. Una pandemia que no discrimina a ricos y pobres, a jóvenes y adultos, a hombres y mujeres, que ha convertido al mundo en un sistema profundamente injusto, que se tambalea con la pandemia, en el cual han quebrado empresas, han perdido su empleo los trabajadores, a los pobres los ha hecho más pobre y a los ricos más ricos. La pandemia de repente nos dejó a todos en un mismo lugar, el lugar de la incertidumbre. El lugar del miedo de no saber cómo enfrentar lo desconocido. Y en América Latina nos encontró dispersos. Nos encontró todos divididos, todos separados porque alguien se propuso esa meta. Ni siquiera frente a la pandemia pudimos unirnos para ver que pudiéramos hacer juntos, porque quien nos dividió surcó grandes diferencias entre nosotros. Pero que distinto hubiera sido si hubiéramos podido juntarnos todos y juntos haber enfrentado al virus covd-19.
En México como en América Latina seguimos luchando contra la desigualdad, contra la injusticia. De todas las vacunas que se producen en el mundo, solo 10 países la disfrutan. Y así, quedamos peleando contra los poderosos una vez más. Y la desigualdad sigue presente. Frente a tanto dolor, tanta muerte, deberíamos de preguntarnos, ¿Para qué sirve pelearnos? ¿Cómo salir de esta pandemia y de la crisis en que nos ha sumido?
Las contradicciones sociales no dan para mucho más tiempo. Es el tempo de la unidad, el tiempo de unirnos para estar a favor de nosotros mismos. Es el tiempo de la unidad dentro de la diversidad. Ese es el verdadero desafío que tenemos hoy. No se trata de construir un discurso único, se trata de escucharnos, de abrir nuestras cabezas, nuestras mentes. No se trata del pensamiento único, sino de la construcción dialéctica del pensamiento complejo, del pensamiento de todos, del pensamiento que refleje la unidad de la diversidad. No se trata de ir al socialismo, sino de vivir en un capitalismo sin corrupción, moralizado, más justo, esto es, en una sociedad de la 4T. En fin
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