La industria restaurantera nayarita en su peor momento

Con el saludo cordial a mis estimados lectores, me permito compartirles mi opinión acerca de un tema que está a la vista de todos y en el que quizá, alguno de ustedes esté involucrado directamente como un servidor, que debo decirlo, además de participar en este rubro comercial desde hace muchos años, particularmente conozco de cerca en virtud de que estoy integrado a una de las Cámaras de Comercio más importantes de la entidad como lo es la CANACO; misma organización a la que están asociados gran cantidad de empresarios de este sufrido sector. Dicho lo anterior, comento desde mi perspectiva que si bien la crítica situación actual derivada de la pandemia afecta a la mayoría de los rubros comerciales; hay evidencias de sobra que prueban que la industria restaurantera es una de las más afectadas. Este es sin duda un problema que por lo que significa en términos socioeconómicos, requiere de inmediato la debida atención y “una óptica diferente” por parte de las autoridades y las diversas instituciones que tienen que ver con ello. La Secretaría de Economía; la de Turismo; la del Trabajo entre otras oficinas que tienen que tienen concurrencia con los negocios y el comercio en general, son las directamente obligadas a estar ocupadas monitoreando y analizando permanentemente esta problemática; pero sobre todo, las que en grupo colegiado debieran estar proponiendo estrategias encaminadas a proteger y evitar en lo posible, la quiebra en cascada que se ha venido presentando durante los últimos meses. Lo anterior quizá parezca a todas luces utópico; dado que hasta el momento la gran mayoría de las instituciones y autoridades de los ramos mencionados, sólo han dedicado su limitada inteligencia y esfuerzo a “la aplicación de medidas restrictivas y sanciones económicas”, olvidando que también “lo otro” es decir, lo de “incentivar, apoyar, crear condiciones favorables y promover el desarrollo económico”, también aparece en los respectivos documentos que les dieron origen. Al respecto, -LOS RESTAURANTEROS lo dicen con claridad- independientemente del innegable  efecto negativo de la actual PANDEMIA, la verdad es que ésta, sólo ha sido “la gota que ha derramado el vaso” en virtud de que ESTE RUBRO COMERCIAL (especialmente los que con alimentos sirven bebidas con alcohol), ha venido sufriendo ya desde mucho tiempo atrás el feroz embate de “inspectores, fiscales y representantes” de diversas instituciones tanto municipales, como estatales y federales. Un caso concreto que ejemplifica lo anterior lo acaba de denunciar públicamente el dirigente de la CANIRAC, quien señala que “representantes de la  PROFECO” en estos días se han presentado a negocios de esta capital con una serie de regulaciones que si bien no son difíciles de solventar, lo cierto es que SE SUMAN A LA CARGA DE EXIGENCIAS YA DE POR SÍ INSOSTENIBLE QUE ACTUALMENTE ENFRENTAN. Así las cosas y como podrán ver mis apreciables lectores,  queda claro que en este momento los comerciantes, empresarios y emprendedores del GIRO RESTAURANTERO FORMAL Y LEGALMENTE ESTABLECIDO que da emple
o a miles de nayaritas, les dicen de frente a las autoridades: ¡YA NO MÁS RESTRICCIONES NI SANCIONES; AHORA APÓYANOS PARA SOBREVIVIR!... Así que ahora señores funcionarios que “dirigen” LAS INSTITUCIONES MENCIONADAS, a partir de hoy tendrán que ponerse a trabajar junto con sus empleados que posean mejor cerebro e imaginación (si es que los tienen); para que puedan aportar las “ideas innovadoras” que el momento y la situación requiere; y con ello, demostrar QUE SON ÚTILES Y NECESARIOS. ¿Lo harán? Veremos y diremos. Lo cierto es que de no hacerlo, podrían correr la suerte de algunas INSTITUCIONES FEDERALES, mismas que al observarse que incurrían en duplicidad de funciones y por ello constituían innecesaria carga para el erario público, tuvieron que desaparecer. En este tema por supuesto que las Cámaras tienen elementos suficientes para opinar; mientras tanto, es evidente que el comercio formal y establecido agrupado en diferentes organizaciones, vuelven a coincidir en la “urgencia vital” que les significa unificarse como antaño para “hacer valer” su importancia como sector que aporta a la economía de la entidad y al erario público; y con ello, exigir que en reciprocidad se les brinden las consideraciones necesarias. Quien esto escribe considera que es el mejor momento; pues el actual proceso electoral es la coyuntura política para hacerse escuchar. ¡Enhorabuena!