Conflicto agrario y ejidal en San Blas, Nayarit

Está documentado y comprobado que en la mayoría, si no es que en todos los emporios turísticos del país, han conllevado conflictos agrarios, así como severos daños irreversibles a la flora y la fauna del entorno en donde se desarrollan estos centros para esparcimiento y diversión principalmente de extranjeros y muy pocos mexicanos.

Muchos ejidatarios que antes trabajaban sus tierras tranquilamente, de la noche a la mañana sufrieron un cambio radical en sus vidas debido a la iniciativa de gente que, al ver determinado lugar cercano al Mar, lo primero que se le vino a la mente fue decirse a sí misma: aquí hay lana. Sin importarle para nada que esas tierras tuvieran propietarios y que en caso de que su idea prosperara, infinidad de especies correrían un grave peligro, y por ende, contaminar el subsuelo con las aguas negras que descargarían en los inmuebles en proyecto de construcción.

Se ha dicho, no me consta desde luego, que hubo ocasiones en que al llegar los campesinos a sus ejidos cercanos al Mar, encontraron cercadas sus propiedades ejidales, y hasta con gente armada vigilando dichas cercas alambradas. Y que al momento de protestar, sus tierras le fueron pagadas a precios irrisorios, para después comercializar esos terrenos a precios exorbitantes.

Ayer día 05, en el portal de internet de La Jornada, aparece una nota informativa firmada por su corresponsal Javier Santos, con el título: “Bloquean complejo turístico de empresaria canadiense en San Blas”, porque los lugareños, la acusan de haberse apropiado de camino y playa.

Según la nota, decenas de integrantes del ejido Jolotemba y de comunidades colindantes, mantienen bloqueados los accesos al complejo turístico Limoncitos Grill, propiedad de la empresaria canadiense Ángela Birkenbach, por apoderarse de un camino sacacosechas ejidal y un tramo de 1.6 kilómetros de playa virgen, una de las pocas que quedan en la costa nayarita, acaparada por empresarios inmobiliarios, desarrolladores turísticos y políticos.

De acuerdo con la nota informativa, la canadiense ha abusado de los lugareños dando pie a que en cualquier momento pudiera agravarse el conflicto; aunque en cierta forma si bien la extrajera ha sido reprendida por las autoridades, lo más probable es que esté siendo protegida por las mismas que le permiten todo tipo de abusos y hasta de denunciar y demandar a los legítimos propietarios del lugar cercano a la propiedad de la canadiense, incluso, en la nota de referencia, acusan los ejidatarios que la presidente municipal de San Blas, Nayarit, pudiera estar coludida con la empresaria canadiense.

Se supone que esta clase de conflictos agrarios y ejidales se podrían resolver de inmediato si las autoridades se abocaran de lleno a este asunto y dejaran de ver negocio protegiendo a los empresarios extranjeros permitiéndoles que abusen de los lugareños, porque la obligación principal  de las autoridades sería proteger a los ciudadanos mexicanos antes que a los extranjeros, y cumplir y hacer cumplir el Estado de Derecho que supuestamente nos rige; porque eso de que la empresaria canadiense pretenda no permitir el acceso a la playa cercana a su propiedad, pues como que amerita desde luego una sanción, ya que se supone que todas las playas de nuestro país son de todos los mexicanos; incluso lo anunció el año pasado el mismo presidente Andrés Manuel López Obrador en una de sus conferencias matutinas.

Se ha documentado que los daños ambientales generados en los desarrollos turísticos han sido irreversibles, y si bien se promete que se restablecerán en lo posible manglares y hábitats de las especies afectadas, pocas veces se cumple con ello. Igual, se dice que se contará con plantas tratadoras de aguas negras, por lo regular tampoco lo cumplen quienes fincan en terrenos cercanos al Mar, contaminando así el subsuelo, porque así tengan fosas sépticas, los escurrimientos hacia abajo son inevitables, por lo que hasta las especies marítimas corren un grave riesgo.

Y algo que es de llamar la atención, es que hay gente armada protegiendo a los extranjeros o los terrenos cercados, con el fin de intimidar a los comuneros que de la noche a la mañana ven con desesperación que ya no volverán a trabajar como lo hacían días antes.

Claro que ha habido en que se expropian terrenos con el pretexto de “causa de utilidad pública”; sin embargo, por lo regular esa “utilidad pública” se convierte en privada favoreciendo a empresarios extranjeros y mexicanos con influencias y palancas.

Sea pues. Vale.