Tepic, Nayarit, viernes 26 de abril de 2024

Válvulas y dispositivos de seguridad contra fugas

Sergio Mejía Cano

18 de noviembre de 2020

El tema actual para gran parte de la ciudadanía tepiqueña, es el triste y lamentable suceso del accidente en la autopista Tepic-Guadalajara, ocurrido el pasado lunes 16 del presente mes; y más, debido a la psicosis que ha generado entre las personas que por diversas circunstancias tienen la necesidad de viajar, ya sea por trabajo, negocios, placer u otros asuntos. Desde luego que no nada más viajar por la misma autopista, sino en las demás carreteras que conducen a diferentes destinos.

A este accidente se le dio amplia cobertura tanto a nivel local como nacional, y posiblemente hasta internacional, ya en estos momentos, pues fue un accidente de proporciones por demás catastróficas y poco usuales. Claro que ya se ha documentado sobre el riesgo que entraña la circulación de transportes con doble remolque y más, ahora se comprueba, los que transportan materiales y residuos peligrosos; sin embargo, transporten lo que transporten estos vehículos con doble remolque, claro que son un riesgo latente en las carreteras nacionales.

Y a propósito del transporte de materiales y residuos peligrosos, se supone que todos los contenedores en donde se transporta esta clase de productos deben de contar con dispositivos y válvulas de seguridad, para evitar precisamente el escape de lo que contienen, así como para impedir los probables incendios.

A principio de los años 70 del siglo pasado, un tren que circulaba en el estado de Sinaloa, transportaba tanques con amoniaco, y uno de ellos tuvo una fuerte fuga de ese líquido. Al notar la fuga, la tripulación detuvo la marcha y fueron a ver si se podía componer dicha fuga. Como el olor era bastante fuerte, no se pudieron acercar a tratar de tapar la fuga que estaba precisamente en una de las entradas de las mangueras para su carga y descarga. El olor a amoniaco ya había llegado hasta una población cercana, por lo que comenzaron a llegar los lugareños, pero ninguno de ellos supo qué hacer para detener la fuga. Entonces, el conductor del tren, poniéndose un trapo en la cara, se acercó al tanque y pudo cerrar la toma del tanque, pues se había aflojado y nomás era cuestión de apretar la rosca; sin embargo, al acercarse, el líquido lo alcanzó a mojar en una parte de su cuerpo. Pero pudo cerrar la toma y siguieron su viaje hacia su terminal. Esto fue en horas del día; y ya para en la noche, llegó la noticia a las oficinas del Ferrocarril del Pacífico en Guadalajara, Jalisco, que el conductor, de apellido Urrea, había fallecido. Posteriormente se dijo que por intoxicación por el amoniaco que lo había alcanzado al acercarse a corregir la fuga.

El personal de camino en el ferrocarril, constantemente recibía capacitación en cuanto al manejo de materiales y residuos peligrosos; sin embargo, fue hasta fines de los años 80 y principio de los 90, que se puso más énfasis en cuanto al transporte de materiales y residuos peligrosos e incluso hasta radiactivos, y esto porque ahora se daban a conocer a cada rato, los carteles para indicar la clase de material que contenían las diversas unidades de arrastre del ferrocarril; indicando claramente si eran inflamables, corrosivos, tóxicos, etcétera; por lo que cotidianamente se repartían folletos con los emblemas de todos y cada uno de los productos que se podrían transportar en un tren, así como tener siempre en cuenta, el lugar adecuado en que se deberían de colocar en un tren distantes de las máquinas y el cabús, es decir, se recomendaba que por lo regular se colocaran en medio del tren.

En una de estas capacitaciones, se le comentó al instructor de transportes, sobre aquel accidente y muerte ocurrido a un conductor de trenes, y el instructor dijo que supo de aquel triste caso, y que de acuerdo al peritaje de aquel entonces, se supo que ese tanque no contaba con válvulas ni dispositivos de seguridad; pero que ahora, las unidades más modernas, traían válvulas y dispositivos de seguridad para evitar en lo posible algún tipo de fuga de líquidos, sellando el escape y, en caso de que hubiese lumbre, bloquear de tal manera para que llegara al interior del tanque.

Claro que todo esto es en estudio y en escritorio; sin embargo, ya en camino la cosa es muy distinta, como tal vez ocurrió en este fatal accidente que cobró la vida de por lo menos 14 personas, pues en unas informaciones se dice que fue un choque, y en otras que se volcó; pero como haya sido, si uno de los tanques se reventó al impacto, por más válvulas de seguridad, ahí no se puede hacer nada.

Sea pues. Vale.

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