Gobernar no es difícil
Oscar González Bonilla
05 de noviembre de 2020
A Rigoberto Ochoa Zaragoza, quien fuera titular del poder ejecutivo de Nayarit, no le pareció difícil, tampoco complicado, gobernar nuestra entidad cuando se ciñe a la aplicación de la ley con estricto sentido de responsabilidad.
Desvela la inexistencia de demasiados secretos para ejercer el poder, es sencillo cuando “se cumplen las leyes de parte del gobernante y gobernados, se respetan los derechos de cada persona y se reparten de manera equitativa los dineros públicos que capta el Estado y los que recibe de la Federación”.
“El problema es cuando ya no se responde en esos términos”, enfatiza el ex gobernante invadido de solemnidad en el decir, meditada cada una de sus palabras. En esa misma tesitura añade: “Es entonces cuando llegas al momento en que todo es impunidad”.
A guisa de ejemplo don Rigo recurre al hecho de que aquí a cualquier persona que se le ofrece, incluidos funcionarios, bloquea calles con la instalación de algún negocio, camiones del servicio público y motocicletas circulan sin portar placas con clara violación a la Ley de Tránsito. Dejó entrever que podría desgranar patrones de conducta de incumplimiento de la ley que desembocan en impunidad.
“Pero el gobierno está para hacer cumplir las leyes”, replica en voz baja en el cuarto aquel donde sólo se escucha el silencio. Se trata de un espacio del edificio en Tepic donde su hijo Rigoberto Ochoa Torres ubica su notaría pública, y a donde el ex mandatario estatal acude dos veces por semana.
A diferencia de otras ocasiones, sólo estamos él y yo.
“Cuando el gobierno no asume su responsabilidad, cuando no actúa como guardián del interés general, es cuando empiezan las dificultades”, dice al reportero de la gente aún sorprendido de la seriedad con que don Rigo expresa conceptos. Tengo la creencia que es por respeto al gobernador en turno, pues a un amigo común manifestó su negación a dar entrevista porque siempre los reporteros con preguntas lo incitan a la crítica de la actual administración estatal.
Los gobernantes delinean su actividad a futuro mediante la presentación por ley de un plan de desarrollo, pero sin embargo están expuestos a las circunstancias de cualesquiera índole que fracturan la buena marcha del gobierno, comento al siempre sarcástico cetemista Rigoberto Ochoa Zaragoza.
“Claro, son imponderables”, expresa como no queriendo ahondar en el tema. Vuelve a la carga: “Pero repito: cuando el gobernante tiene la aprobación de sus gobernados, es más fácil. Porque cualquier medida, cualquier propuesta, es aceptada porque se respeta la voz del gobernador, malo es cuando no se respeta, cuando no se escucha o no se quiere escuchar”.
Considera don Rigo fundamental la constitución de buen equipo de colaboradores para la realización de excelente gobierno. Y para la integración de este cuerpo asegura que no se necesita ser sabio. “Creo que el gobernador debe buscar elementos mejor preparados que él para que en verdad cumplan con sus cometidos, lo que se reduce a la aplicación de buen juicio y sentido común”.
Rechaza compadrazgo y amiguismo en la responsabilidad de los cargos del gobierno estatal. “Allí deberán estar las personas con perfil bien definido, aptos para la función pública, no por compromiso político o recomendados”.
-¿Usted tuvo buen equipo de colaboradores?
-En mi caso, sí. Nadie me fue impuesto. Todo se redujo a mis decisiones, a mi consulta interior y al propósito de encontrar los perfiles adecuados. Yo, por ejemplo, cómo iba a pretender saber más que el secretario de Salud, Miguel Ángel Navarro Quintero, o el secretario de la Contraloría, Salvador Iñiguez Castillo, quien era un cuadrazo completísimo, cómo iba a saber más que otros profesionistas…a todos concedí amplias facultades para la integración de sus respectivos equipos”.
Para destrabar conflictos es de suma necesario el diálogo, la negociación, que el gobernante sepa escuchar, le pregunto.
“Claro que sí. Todo tiene sus etapas. Primero la conciliación con base en el diálogo, luego la propuesta y enseguida el sometimiento de los actores a esa propuesta”.
Sostiene que entre más grande, pesado, es el conflicto de cualquier índole, mucho más rápida es la solución.
-A propósito ¿cuál fue el conflicto más grave al que enfrentó en su sexenio?
-Pues te diría que ninguno, te diría que ninguno. Ni siquiera me preocupó la toma de Palacio de Gobierno. Los problemas entre más pesados sean más pronto se resuelven. Dice el dicho físico: los problemas caen por su propio peso. El problema de los recursos había que estar yendo a gestionarlos, a demandarlos, a la Federación.
También hay que llevarla bien con todos los partidos políticos, verdad don Rigo.
“Sin duda, porque se gobierna para todos”.
-¿Usted se la llevó bien?
-Sí, definitivamente. Cuando mi elección hubo diferencias con López Tirado, pero después de eso mis mejores amigos son políticos de la oposición. Reconozco contra ellos la lucha abierta, de frente, no por la espalda. En cambio la lucha política al interior del partido (PRI) es de traiciones, de puñaladas….”
-Usted gobernó más tiempo en el territorio que en el escritorio ¿Por qué razón?
-Primeramente porque me tomaron palacio. Algo había que hacer. Pues vamos a gobernar desde los municipios. Y llegamos a la conclusión que ese sistema de gobierno le parecía bien a la comunidad. Y así lo hicimos. Tres y hasta cuatro veces por semana salíamos de gira, giras a diversas comunidades de determinado municipio, llevando obras pequeñas, medianas, obras importantes, pero al final todos fueron atendidos.
-Me parece que a usted el Palacio de Gobierno le causó animadversión luego que las huestes de Juan Ramón López Tirado (candidato de la oposición a gobernar de Nayarit) le impidieron la entrada al mismo al inicio de su mandato en 1993.
-No precisamente. Lo que pasa es que eso me ayudó a valorar la situación del gobierno. El palacio no es el gobierno, sino un edificio, lo que cuenta en palacio son los funcionarios de dentro, pero a mí me parecía que no podía llevar a palacio las bases, por eso mejor en lugar que vinieran íbamos nosotros.
El presupuesto es pilar para la vida institucional del gobierno, considera Rigoberto Ochoa Zaragoza, sin embargo lamenta lo reducido de las fuentes de ingreso del Estado. Sostiene que en Nayarit “no hay industrias, no hay inversiones, no hay centros de trabajo, no hay nada que le aporte ingresos al gobierno del Estado, se vive de las participaciones que entrega la Federación”.
-¿Lamentó haber dejado en 1999 el gobierno en manos de la oposición?
-Claro que sí, no deja de ser una derrota. Pero yo la entendí como lección, no precisamente como una derrota, como una lección: qué es lo que hicimos mal, que no hicimos completo, que no hicimos lo que debió de ser y que debíamos de corregir para no volver a tener un tropiezo de esa naturaleza.
-A la distancia se puede interpretar como derrota del PRI y no voto de castigo por un mal gobierno.
-Claro, claro. Y no es que se haya querido favorecer a otros partidos, sino castigar al PRI por sus errores, por sus omisiones, por sus corruptelas, etcétera”.
La experiencia acumulada al paso de 85 años bien vividos, a don Rigo le concede razón para recomendar la ingesta de Palo Brasil, bebida para remediar males de insuficiencia renal.
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