La economía recibe color naranja y amarillo, la salud, en suspenso…
Marco Vinicio Jaime
07 de septiembre de 2020
Al día 96 de la “nueva normalidad”, domingo 06 de septiembre de 2020, México continúo librando una gran batalla en un “escenario catastrófico”, a causa de la indómita pandemia de Covid-19 (tal como lo advirtiera en su momento el Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud de Gobierno Federal, Hugo López Gatell, tras llegar a la lamentable cantidad que supera los 60 mil decesos y más de medio millón de contagios), justo una semana después de la actualización del Semáforo de riesgo pandémico que coordina la Secretaría de Salud -y que permanecerá así hasta el próximo 13 de septiembre-, el cual registró un cambio totalmente antagónico.
21 entidades del país recibieron repentinamente color naranja, incluyendo Nayarit, que corresponde a una apertura ya del 30 por ciento en actividades económicas y movilidad limitada; 10 color amarillo, de incorporación y mayor desenvolvimiento económico-productivo al 60 por ciento, espacios públicos y actividades no esenciales, antesala del verde: de apertura total; y únicamente Colima permaneció en rojo, máxima alerta de riesgo sanitario.
De cierto, es de resaltar pues el drástico cambio que pone sobre la mesa la disyuntiva de cuáles decisiones tomar en función de la prioridad de garantizar por un lado, la supervivencia del mayor número de personas posible, ante lo poco probable de contar con la vacuna en el corto plazo, pero también, por el otro, la urgencia de salvaguardar el imprescindible flujo monetario, que ya ha sido objeto de una terrible caída traducida en millones de desempleados y de pobres. Por ello, queda claro que el color de la economía no refleja en lo absoluto, por ahora, el color de la salud popular.
Unidad y transversalidad
De conformidad, los cruentos desafíos de la “nueva normalidad” parece ahora irán enfocados a que se busquen soluciones de manera unificada y transversal como única opción de eficacia, de lo contrario ningún poder, ente partidario, fuerza política u orden de gobierno en lo individual, que finque su desempeño en la consumación de intereses hegemónicos de poder por el poder mismo, obtendrá respuestas ni avances en cualquiera de sus fines; porque, o atenderá un aspecto y descuidará otro, o viceversa. Ante la gravedad de la problemática entonces, y su compleja estructura, nadie puede ya dar solución de forma particular a todos los problemas al mismo tiempo, la transversalidad sí.
Así, tanto el Gobierno Federal como el de cada Entidad federativa, encaran una realidad que les exigirá decisiones de inmediato y muy bien calibradas, puesto que sus repercusiones determinarán a su vez su propio peso y razón de ser ahora y en lo sucesivo, ya que en sus manos estará prácticamente el bienestar o la desgracia de millones de personas, con su respectivo costo político, económico, social, ético y en el marco de la justicia.
UCAN: el color de la salud y la corresponsabilidad
Con base en lo anterior, la Unión de Columnistas y Articulistas de Nayarit (UCAN), que coordina la analista política y periodista radiofónica Lily Cayeros, definió su postura consensada, en su sesión semanal de análisis y opinión virtual del viernes 04 de septiembre, a partir de la necesidad de adquirir tal sentido de corresponsabilidad pueblo-gobierno que permita actuar más allá de colores y del enorme caudal de datos automatizados de la semaforización ex profesa, en virtud de que no hay ni habrá nada más efectivo que ponderar la vida y la salud colectiva con un alto sentido de conciencia y raciocinio de parte de cada persona, en cada familia y hacia el exterior.
Solo el pleno convencimiento de lo que se debe hacer por el propio bien del ciudadano dará lugar a las acciones responsables; es decir, no por la coacción, o en el extremo, el aparente banderazo de arranque vía la lectura malinterpretada de un determinado color enfocado evidentemente a la economía, para el descuido y el libertinaje, de tal suerte que mientras no exista sincronía cabal entre el color crematístico y el de la salud, sería sumamente oportuno que la autoridad local adoptara tal estrategia que permitiera a la gente distinguir qué implica el color exclusivo de la apertura económica, pero qué color le corresponde en realidad al pueblo, para que extreme medidas, cuide su integridad física, reciba respaldo oficial, y al mismo tiempo coopere hasta un grado razonable de sus propias posibilidades con la recuperación económica misma.
Información precisa en cada tema: Sergio Mejía
Para el columnista Sergio Mejía Cano, es cada vez más evidente que los colores del semáforo, están sustentados bajo criterios empresariales y hasta políticos, en virtud de que el número de muertos y de contagios -en ascenso- comporta una realidad que no corresponde con la apertura económica que se está aprobando en cada Estado, de tal suerte que si la economía cuenta con su semáforo, el de la salud del pueblo debería de contar con el suyo. En concordancia, expuso que bien valdría la pena, dar a cada aspecto precisión: tanto en datos como evolución y comportamiento, y de esta forma habría más posibilidades de que las personas fueran mayormente conscientes de lo que sucede en cada campo, y tomarían mejor sus decisiones, ya que para ser honestos, agregó, la actuación de mucha gente siempre ha sido de color verde.
La confusión es dañina: Ramón Pérez
El comentarista y periodista gráfico Ramón Pérez Rentería, lamentó también que la discrepancia informativa antedicha, es fuente no pocas veces de confusión entre una gran mayoría de las personas, que por una parte observa que las autoridades, difunden a su vez avances sustantivos con los colores del semáforo, y apertura respectiva, pero en otra, una realidad que está tocando en directo a familiares y amigos: al asumir que si ya no hay confinamiento y el desenvolvimiento comercial se reactiva con fuerza, se suman a una mortal actividad que en poco tiempo los postra en una cama de hospital.
La coparticipación contracíclica: Bravo Mora
El analista político y Director de Escena, Luis Alberto Bravo Mora, se pronunció por el que cada Entidad federativa como Nayarit, que se encuentra en color naranja a contracorriente de la presencia mortífera de la enfermedad, replanteara estrategias e instrumentara un plan de acción contracíclico que permita informar con veracidad a la ciudadanía lo que acontece y cómo puede hacerle frente: cuidar su salud al máximo, y con esas medidas ser copartícipes de la recuperación económica.
Economía con cuidado de la gente: Oscar Zúñiga
El columnista Oscar Zúñiga Estrada, coincidió en que el mal no cede, y es obvio, enfatizó, que en tanto no se aplique la vacuna, las muertes y los contagios continuarán en ascenso, e inclusive como sucede en otras latitudes como Ecuador o Europa, el riesgo de las reinfecciones es latente. De tal suerte que es en este escenario en el que se tiene que estructurar la estrategia adecuada que permita robustecer la economía sin que ello implique información confusa o verdades a medias que ponga en alto riesgo a la población, y sí que le dé herramientas fidedignas para actuar con sentido de causa, responsabilidad y seguridad hasta donde le sea posible.
La traducción del semáforo y del sentimiento colectivo: Lily Cayeros
La analista política Lily Cayeros, puntualizó que en efecto la situación es delicada, y es urgente adoptar en el plano local un mecanismo de comunicación que traduzca al máximo la información del semáforo y sus colores correspondientes, y al mismo tiempo recoja e interprete oportuna y eficazmente el sentir y la necesidad de la gente durante esta difícil etapa y lo cristalice en confianza, seguridad, bienestar físico y material.
A la altura del desafío del semáforo
Así, surge la interrogante: si no falta mucho entonces para que el país prácticamente decrete una apertura total -actividades económicas, laborales, sociales y educativas presenciales-, que corresponde al color verde, ¿qué harán las autoridades de cada Estado para estar preparados justo en medio de la pandemia? ¿Qué medidas habrán de tomar para evitar un mortal desequilibrio en el que la economía llegue a estar por encima de la integridad física de la ciudadanía? ¿Habrá salud económica a costa de la enfermedad y la muerte del pueblo?
Son los severos desafíos pues de la “nueva normalidad”, que exigen respuestas contundentes y de alta precisión, justo en el momento oportuno. ¿Se lograrán sortear eficazmente? Observemos con atención.
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