Preocupante que algunos jóvenes vean como normal delinquir
Sergio Mejía Cano
11 de agosto de 2020
Es común oír que la educación se mama en el hogar, y también que en la escuela se enseña; sin embargo, un estimado profesor ya pensionado, me dice que en cierta forma en la escuela también se educa, aparte de enseñar, pues se les llama la atención a aquellos alumnos que no toman en cuenta el respeto a sus mayores y compañeros, a saludar, a agradecer, pedir las cosas adecuadamente, etcétera, algo que quizás sí se los hayan dicho en sus casas, pero que tal vez, creen esos alumnos que nada más frente a sus papás se aplican lo que se les dice.
Hoy existe una gran preocupación en gran parte de la sociedad, debido a que si ya de por sí la educación de muchas personas deja mucho qué desear, ahora sin asistir a clase se podría derrumbar mucho de lo aprendido o de lo avanzado en cuestión de enseñanza y desde luego, y de acuerdo al profesor pensionado, el complemento de la educación de los padres hacia sus hijos y por ende, de los profesores a sus alumnos.
Todo ser humano por lo regular, crece de acuerdo a lo que ve y le dicen en sus casas y, si le toleran sus travesuras y caprichos, lo van tomando como algo normal, por lo que cuando en la escuela o en la calle les reclaman cierto comportamiento lo toman a mal, quizás porque algunos jovencitos no alcanzan a comprender el porqué a otras personas no les agrada su comportamiento, siendo que en sus casas hasta los aplauden.
Es evidente que tanto la enseñanza en la escuela, como la educación en algunos hogares, decayó considerablemente, pues ahora muchos padres de familia jóvenes que no tuvieron buena rienda en sus casas, así han estado educando a sus propios hijos, considerando como normal el que lleguen a hacer algo que otra gente considera como indebido.
Comentan varios trabajadores ferroviarios en activo, que por ejemplo en ciertas regiones del estado de Guanajuato, específicamente cercas de Pénjamo, hay pequeñas poblaciones cuyos habitantes durante años se han dedicado al saqueo de los trenes que detienen su marcha en sus inmediaciones o trenes que hasta son obligados a detenerse mediante argucias de poner obstáculos en la vía férrea o que ya saben cómo hacerle para trozar las mangueras del aire de los frenos de los trenes. Años que tienen esta actividad algunos habitantes de esa región, por lo que ahora hay jóvenes que como han crecido viendo y practicando esta actividad de robar trenes, lo consideran como algo normal, porque así lo han visto desde que nacieron; así que ahora que tanto autoridades como empresas ferroviarias han empezado a apretar las tuercas para evitar en lo posible que sigan estos robos, esos moradores de esa región, se sienten ofendidos y hasta atacados, como si se estuvieran violentando sus derechos “legítimos” de vida.
Y es común mirar tanto en videos de la televisión abierta y portales de internet, así como leer noticias en algunos medios impresos, respecto a que cuando un ratero o ladrón es detenido en un barrio, salen familiares y vecinos a discutir con los policías para que no se lleven al ratón e incluso en algunos casos se ha llegado a agredir a los patrulleros, por lo que el ladrón que iba a ser detenido se engalla al sentirse protegido por familiares y amigos; y es aquí en donde se llega al meollo del asunto, pues si sus propios familiares lo protegen por ser ratero, quiere decir que así se ha acostumbrado esa familia, como tantas otras, a educar a su hijos, tolerando que roben, que asalten y posiblemente que hasta le hagan daño a la gente que no se deja; y se han dado casos en que los familiares de un ladrón, ratero o asaltante, cuando este resulta lesionado o muerto en legítima defensa, se ofenden a más no poder y hasta reclaman en Derechos Humanos la agresión a su muchacho, por parte de un “malnacido” que no se dejó robar.
Es obvio que hay familias muy deterioradas en cuanto a comportamiento social, y lo malo es que, si estos muchachos que hoy se dedican a la delincuencia y no les interesa para nada cualquier tipo de educación y enseñanza, lo más probable es que crecen, se casan o juntan con una pareja, y a sus hijos les transmiten sus mismas formas de vida, es decir, delinquiendo como si fuera algo de lo más normal.
Y la preocupación de varios sectores de la sociedad, estriba en que ahora que se prevé una deserción de muchos alumnos de las escuelas por estar suspendidas prácticamente las clases, muchos de estos escolares vean la posibilidad de que les podría ir mejor en el mundo de la delincuencia, aunque sea momentáneamente.
Sea pues. Vale.
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