Incongruencias en la discriminación a la tercera edad
Sergio Mejía Cano
11 de agosto de 2020
Y siguen los daños colaterales de la pandemia del coronavirus en Tepic, pues ahora, no es que el también llamado covid-19 esté haciendo más estragos entre las personas de la tercera edad, sino las disposiciones de no atenderlos en la mayoría de los comercios, negocios de varios rubros y hasta en los mercados municipales, ya que por el momento se trata a los ancianos como si fueran apestados.
Se dice que esta medida de no dejar entrar viejitos a las tiendas y negocios de todo tipo e inclusive los mercados municipales es como una medida de protección para estos adultos mayores, pues podrían ser más susceptibles de contagiarse del supuesto virus; sin embargo, y no es romanticismo, hoy en día hay infinidad de jóvenes físicamente que están más deteriorados en cuestión de salud que muchos jóvenes de la tercera edad. Hoy se podría afirmar que existen jóvenes de entre los 14 y 30 años de edad con gastritis, males renales, diabetes, hipertensión, etcétera; y adultos mayores que claro, por cuestión de la edad presentan algunos achaques, pero que en sí, se podría decir que están un poco más sanos que muchos de los jovencitos de hoy en día.
¿Cómo es posible que se les esté negando servicio a las personas mayores de 60 años de edad y además discriminándolos de tal manera? ¿Qué acaso quien determinó esta disposición no tendrá viejitos en su familia o conocerá adultos mayores que tienen que valerse por sí mismos? Hay comercios que atienden a los adultos mayores en la puerta del negocio, pero se entiende que es una forma de discriminación absoluta.
Se dice que en algunos de los supermercados atienden a los adultos mayores de las 07:00 a las 09:00 horas, y tal vez sea una hora muy apropiada para los adultos mayores que a las cinco o seis de la mañana ya no pueden seguir durmiendo; pero ¿para los que a las diez de la madrugada aún es muy temprano, qué? Claro que en realidad no es muy necesario tener que ir a esos supermercados, pero ahora con la restricción de no dejar entrar a los mercados y otras tiendas y negocios, pues ¿entonces qué hacer, si por fuerza se tiene que comprar algo para comer?
Se debe de entender que hay gente mayor de los 60 años de edad que tienen que ver por sí solos, que algunos de ellos ya enviudaron y los hijos están lejos o no los pueden atender como se debiera; o matrimonios de gente mayor que alguno de ellos ha perdido la movilidad de su cuerpo debido a una enfermedad o por la misma edad que ha demeritado las fuerzas de su organismo, por lo que uno de los dos tiene que salir a comprar lo necesario para comer.
Hay ancianos que viven solos, que por azares del destino han quedado sin familia aunque haya sido numerosa, pero que por equis circunstancias del destino los hijos se alejaron para trabajar en otra ciudad o que los cónyuges de hijas e hijos no soportan al anciano o anciana y por lo mismo no permiten que se hagan cargo de sus progenitores aunque sepan que están solos y no hay nadie que los pueda atender. Así que un adulto mayor en estas circunstancias tiene que salir a la calle a comprar lo necesario para su despensa o en dado caso, tener que ir a una fonda o restaurante o precisamente al mercado que ya más bien parecen comederos, pues la mayoría de los mercados municipales cuentan más con puestos de comida que de otra cosa como eran antes los mercados tradicionales. Y si no los dejan entrar ni al mercado, insisto: ¿entonces qué hacer?
Sin embargo, en esta disposición de satanizar a las personas mayores de 60 años de edad, se perciben algunas incongruencias, porque vamos a suponer que si en un supermercado se les permite la entrada hasta las nueve de la mañana, y si un anciano o varios entran al supermercado faltando cinco o diez minutos para esa hora, es lógico suponer que posiblemente se hagan las 10, 11 o 12 horas del día y esos viejitos todavía anden dentro de la tienda, y ni modo que los saquen, por lo que forzosamente se tienen que revolver con gente de menor edad que llegó después de las nueve de la mañana, ¿o no?
Otra incongruencia muy clara, es por ejemplo en algunos locatarios de los puestos de los mercados municipales que ya tienen más de 60 años de edad y ahí están, atendiendo sus locales, ellos sí entraron, pero los clientes de la misma edad lo tienen prohibido, ¿entonces como aquí qué?
Si todo esto es por cuidar la salud de la gente mayor, como que no está bien contemplada esta medida, debido a que posiblemente los estén mandando más pronto al hoyo, al no poder comprar igual.
Sea pues. Vale.
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