El arte de la diplomacia mexicana está por demostrarse
Sergio Mejía Cano
03 de julio de 2020
Ahora sí que, como al cohetero, así le está yendo al presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), pues si prende le chiflan, y si no, también. Lo malo es que de todo lo que haga o diga, de inmediato se comienza a polarizar gran parte de la población, tanto en contra como a favor.
Ahora traen en salsa a AMLO por su próximo viaje a los Estados Unidos, en donde se reunirá con su homólogo, Donald Trump. Así que en cuanto se anunció este viaje, de inmediato no faltaron las voces críticas de para qué va allá, ¿a hincársele de rodilla o qué? Hay quienes dicen que va a agradecerle por el tratado de libre comercio, “T-MEC”, que va a pedirle que pare el muro, que ya no lo obligue a detener las caravanas de inmigrantes, y hasta algo de lo más inverosímil: que va para ayudarle a ganar las próximas elecciones en donde podría reelegirse el anaranjado presidente gringo.
El mismo AMLO ha reconocido abiertamente que hasta hoy, ha sido el Presidente de México más vilipendiado por una minoría de la sociedad de la que aún no se explica el porqué de tanto ataque, si todo lo que ha estado haciendo es por el bien de la Nación y no por otra cosa; y así mismo, ahora con este próximo viaje a Washington, reconoce que está consciente de que lo critican porque va, y está completamente seguro de que si no hubiera aceptado la invitación de Trump, también lo hubieran criticado agudamente; así que si para un sector de la población está mal que acuda al llamado del presidente gringo, tal vez hasta ese mismo sector también criticaría si no fuera, por lo que no hay a quien irle, porque se ha informado en los medios que en el vecino país del norte, hay México-americanos que se oponen a que AMLO vaya a aquel país, y que incluso algunos legisladores norteamericanos, tanto demócratas como de los mismos republicanos, han puesto en entredicho esta visita.
Sin embargo, ¿en realidad afecta a nuestro país que AMLO acuda a una invitación del presidente norteamericano? Porque es bueno recordar que no fue el Presidente de México quien solicitó ir a los USA, no, sino que fue a iniciativa del mismo Donald Trump, por lo que se podría considerar que AMLO no es el que está pidiendo frías, que él no pidió ir allá, él no está tocando la puerta, sino que lo están invitando a una visita de Estado, y no otra cosa.
Ahora bien: con lo soberbio y altanero que ha demostrado ser el anaranjado magnate norteamericano, que posiblemente hasta se cree rey, monarca o el non plus ultra, ¿convendría a AMLO hacerle el desaire de no aceptar esta invitación? Desde luego que no, para nada sería conveniente no aceptar la invitación de un desequilibrado tal y como ha demostrado ser Donald Trump, que ya se ha documentado, es hasta vengativo y traidor hasta con sus mismos compatriotas; así que ¿qué podría esperar nuestro presidente, y por ende nuestro país, en caso de no aceptar acudir a esta invitación?
¿Qué pasaría si el rico del barrio nos invitara a su casa y le hiciéramos el desprecio a sabiendas de que es una mala persona?
Hay voces mexicanas que señalan que AMLO no debería ir a los Estados Unidos porque Trump nos ha ofendido a los mexicanos llamándonos violadores y drogadictos, bueno, ¿y? ¿Qué acaso no se ha dicho con gran tino que las ofensas son como las llamadas a misa? Nos ha ofendido Donald Trump, pues ¡claro que sí!; pero habría que tomar en cuenta que esas ofensas son o podrían ser más bien puros faroles electoreros para atraer la atención. Y si bien ha bajado en su intensidad con los ataques a México y los Mexicanos, es porque ahora está ocupado con China, país que lo chamaqueó feamente aprovechando la poca calidad política del presidente gringo que, bien será una lumbrera para los negocios, pero como dirigente de una nación, y la nación que se supone ha sido la más poderosa del mundo, no ha servido para nada absolutamente; bien se podría decir que sí es listo; pero para que ya hasta los mismos representantes y senadores republicanos lo estén empezando a repudiar, como que quiere decir mucho en contra del magnate. Ya que con sus vaivenes y disparates a lo largo de lo que lleva gobernando, ha demostrado una vez más que los empresarios bien podrían manejar maravillosamente sus empresas y negocios, pero desde siempre ha quedado claro que, para dirigir un país, pues nomás no se les da, porque no es lo mismo administrar dinero propio que público. Aquí ya tuvimos el mal ejemplo con Vicente Fox Quesada que, claramente demostró que no sabía ni en dónde estaba parado.
Sea pues. Vale.
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