Tepic, Nayarit, sábado 23 de noviembre de 2024

“A distancia” pero no lejanos…

Lily Cayeros

15 de junio de 2020

Con el inicio de la pandemia sanitaria por COVID-19 que llevó al "Gran Confinamiento", 70 días de estricta reclusión domiciliaria  -por decreto para evitar la propagación incontrolable-, la educación se convirtió en un reto coyuntural para poder rescatar el presente ciclo escolar 2019-2020, y para el que nadie estaba preparado: con un plan emergente, evitar la discontinuidad e impartir enseñanza eficaz  “a distancia”, considerando la carencia de herramientas tecnológicas, del acceso a internet para el caso de las zonas serranas y comunidades alejadas, e inclusive la disposición emocional de padres e hijos para coadyuvar a la consumación de los objetivos planteados. Tres factores altamente neurálgicos que revelan las dimensiones del escenario que podría estar aguardando en el siguiente ciclo escolar.

En México, con todo, para miles de maestros y alumnos el confinamiento  representó convertir -por necesidad- un espacio de sus hogares en su nueva aula virtual, considerando que, había que contar pues con un equipo de cómputo lo suficientemente potencializado para el acceso y descarga de datos, a la par de buena conectividad digital, circunstancias que pusieron al descubierto a su vez la realidad tal cual de una cantidad  importante  de familias: desigualdad social e inequidad; y en algunos casos se tuvo que recurrir además, a buscar otras opciones para no perder clases, desde adquirir nuevos equipos -con recursos que no se tienen en esta crisis y con el endeudamiento como única salida- o bien, enviarlos a reparar, hasta la búsqueda a como dio lugar de una “red” para cumplir el cometido, rompiendo en no pocas ocasiones la propia cuarentena.

En consecuencia, una vez que el personal docente fue capacitado para impartir la educación en línea, fuimos testigos de cómo se intentó adaptar  en diferentes modalidades, que para el caso de la educación básica comprendía sesiones a través de televisión, radio, correos electrónicos, aplicaciones como Google Classroom, Zoom, e incluso redes sociales; medios en los que se buscaba que el alumno y maestro, pudieran interactuar tanto para la entrega de tareas, de acuerdo a las indicaciones de cada docente, lo mismo que para aclarar dudas de los temas impartidos, muy a pesar de que esta nueva modalidad, representara un horario menor en comparación al establecido durante las sesiones presenciales y el riesgo de que el alumno no pudiera ingresar por distintos motivos. Esto último, representaría otro gran reto para los docentes que, sin duda alguna, deberán de tomarlo como uno de los criterios fundamentales no solo para la elaboración de  los certificados escolares, sino para definir las estrategias educativas adecuadas de la denominada “nueva normalidad”, siendo plenamente conscientes de lo que funcionó y de lo que en definitiva comporta ineludibles oportunidades de mejora.

De acuerdo a la Secretaría de Educación Pública de Nayarit, cerca de 250 mil estudiantes de educación básica, que comprende los niveles de educación inicial, preescolar, primaria, secundaria y telesecundaria, recibieron clases a distancia. Para el caso de los alumnos que no cuentan con el acceso a la tecnología, representó el apoyo a través de cuadernillos didácticos que les permitió trabajar desde sus hogares.

Mientras tanto, según anunció el Secretario de Educación Pública Andrés Rodríguez Domínguez, el ciclo escolar 2020-2021 se tiene previsto dé inicio el próximo 10 de agosto. Aunque no hay certeza de cómo será el regreso presencial a clases, más allá de algunas propuestas basadas en el distanciamiento físico, de revisión sanitaria y desinfección exhaustiva y periódica de espacios, el Secretario de Educación Pública Federal, Esteban Moctezuma Barragán, afirmó que “en cada estado, será posible una vez que el semáforo epidemiológico se encuentre en verde”. Nayarit, por ahora, es preciso decir, se encuentra en semáforo rojo, el más alto de riesgo sanitario, por el número de contagios por coronavirus que va en ascenso.

Para poder regresar con más confianza a la "nueva normalidad" en las escuelas, la autoridad deberá indiscutiblemente de garantizar no sólo el  protocolo sanitario que comprende sana distancia, lavado de manos, abasto de jabón y gel antibacterial, por mencionar algunos, sino que éste mismo se aplique, como parte fundamental del sistema educativo en la nueva normalidad. Asimismo, será necesario estructurar un diagnóstico integral de la experiencia tenida en materia de aprendizajes consumados: qué lo propició, qué lo obstaculizó, qué coadyuvó a la tarea docente, y qué hizo falta para la participación cabal de los padres de familia al nivel de lo requerido en este trance inédito, pues de ello dependerá en gran manera transitar con éxito a la “nueva normalidad”, con la educación que le corresponde para la formación de una generación postcovid-19 capaz de vencer los desafíos cada vez más complejos de una “nueva realidad” que no distingue fronteras, razas, colores ni nacionalidad, dando prioridad muy probablemente a las sesiones “a distancia”, pero no lejanas de los educandos, y sí tan cercanas por la solidaridad demandada en la evolución favorable de la sociedad. Avancemos entonces.

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