La “nueva normalidad” en Nayarit: lucha permanente contra la muerte

La mañana de este sábado 30 de mayo, último día de la estricta restricción nacional denominada “Sana distancia”, que incluyó 69 días de reclusión domiciliaria como medida de contención de contagios por la pandemia de Covid-19, el Gobernador del Estado, Antonio Echevarría García, anunció lo que será a partir de este próximo lunes primero de junio, el regreso gradual a la “nueva normalidad”.

En un marco aún de alto riesgo sanitario (semáforo rojo), en 31 entidades federativas, incluyendo Nayarit, el Mandatario local tomó una coyuntural decisión a la par de la singular apuesta del Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, de emprender la reapertura de la actividad económica, no obstante que advirtió fue la responsabilidad de acatar desde un principio las medidas anunciadas por la federación: Estado, municipios, sectores y ciudadanos responsables “que sí creyeron en la seriedad del mal”, lo que evitó el colapso hospitalario, al igual que mayores decesos, y que hoy, será de igual forma y más, lo que permitirá no solo consumar los planes establecidos, sino enriquecerlos con mayor apertura, en función de la reducción de los propios índices de contagio. Así, será pues “la nueva normalidad”, una carrera constante contra la propagación del virus y la muerte.

De conformidad, afirmó que con base en el consenso con autoridades federales, gabinete estatal de salud, de economía, de cámaras empresariales y ciudadanos, se diseñaron los protocolos con los que reiniciarán actividad parcial -al 30 por ciento- comercios considerados de “alto valor social”: “pintura, componentes eléctricos, ropa, calzado, deportes; telas, mercerías, venta de bicicletas, agencias de autos, motocicletas, camiones, y electrodomésticos”, y de servicios: “talleres y venta de artesanías; talleres de aluminio, servicios de plomería, electricidad, reparación de enseres domésticos, jardinería, reparación y aseo de calzado; espacios de ejercicio al aire libre y restaurantes”. Todo esto, sujeto a certificación -requisitos que se contendrán en la página ‘web’ de Gobierno del Estado- y evaluaciones semanales.

En tanto, Echevarría García informó que las restricciones continuarán para lo que tiene que ver con “hoteles y moteles; gimnasios, bares y cantinas; antros, casinos, balnearios, playas, cines, teatros, escuelas, bibliotecas, y ceremonias religiosas”, y cualquier espacio que concentre más de 30 personas. En consecuencia, precisó que será su propia responsabilidad y cumplimiento el parámetro para “los sectores que deberán abrir o cerrar de nuevo”.

Es evidente, que la devastación mundial que deja como estela la pandemia, requerirá de altos niveles de responsabilidad propia y colectiva: de información, de cumplimiento y solidaridad en los hechos; de nuevos códigos comunicacionales, políticos y ejercicio del poder: de coparticipación, entendimiento y beneficios recíprocos sin simulación, mezquindad, sectarismo ni alevosía; de disciplina, entereza y observancia irrestricta de la ley, en pro de la reconstrucción nada sencilla, que será quizá más desafiante que la propia enfermedad, puesto que la lucha sumará al inminente riesgo de un rebrote y la muerte como enemigos periódicos. ¿Qué habrá de deparar entonces a Nayarit, a México y el mundo en esta “nueva realidad”, y su avasallante “nueva normalidad”, que marca en definitiva un antes y un después? “No permitamos -puntualizó el Gobernador- que nos gane el virus y se propague el dolor…¡Saldremos adelante!”.

Siendo así, ¿quiénes y cómo habrán de adaptarse y sobrevivir para transitar con hechos de consumada eficacia desde el poder y hacia cada familia y ciudadano, en un marco de resiliencia y salud física, mental, emocional y espiritual al nuevo ciclo? Ya lo sabremos. Mientras, esforcémonos por “vivir para contarlo”.