La crisis y la pandemia fueron provocadas por los gobiernos del G20
Octavio Camelo Romero
31 de mayo de 2020
Resultó que en una ciudad industrial de China surge lo que hoy se conoce como el covid-19. De inmediato el gobierno chino toma la decisión de construir hospitales para los contagiados; en menos de 10 días se terminan las construcciones y se equipan de inmediato para dar servicio de inmediato. Paralelamente se aísla a la ciudad y se impide la entrada y salida de ciudadanos. Esta medida trajo como resultado el cierre primero y la quiebra después, de las industrias y comercios de la ciudad. Inmediatamente se vieron las consecuencias de tales decisiones, el despido de trabajadores y el desabasto de alimentos. Por otra parte se cayeron las bolsas de valores del mundo incluyendo la bolsa de valores de China; esta situación llevó al gobierno chino a invertir varios millones de dólares en dicha bolsa. Toda esa problemática fue replicada por los gobiernos del G8 y se amplió a los gobiernos del G20.
Desde un principio se vio lo inadecuado de la estrategia para combatir al covid-19 y las funestas consecuencias de ella. Prácticamente paralizaron la reproducción simple y ampliada de los capitales. Pues la estrategia consistía en parar la actividad económica de los países con el consecuente desempleo que esto conlleva. Y no se hizo esperar la crisis del capitalismo global.
Como es natural en estos casos, los grandes capitales se ahuyentaron de algunos países y emigraron a otros. En China tal situación provocó que bajaran los precios de algunas acciones y bonos, lo cual permitió a ciertos inversionistas y al gobierno, chinos a comprar acciones de tales empresas. Hubo un reajuste, un reacomodo de los capitales transnacionales, una redistribución del capital social global.
En México también se dio este fenómeno. Entre enero de 2019 y marzo de este año, los activos financieros transferidos y la inversión de empresas nacionales fuera del país, sumó 29 mil 423 millones de dólares. En ese lapso los mexicanos que trabajan en el extranjero, principalmente en Estados Unidos, enviaron a sus familias 45 mil 338 millones de dólares, de acuerdo con información del Banco de México, B. de M. En lo que va de la actual administración federal, los activos de mexicanos mandados al exterior, es decir, las transferencias de dinero a cuentas en instituciones financieras que operan en otros países, ascienden a 18 mil 13 millones de dólares. El ingreso de divisas al país por remesas superó desde el comienzo del actual gobierno federal en 50 por ciento el monto de recursos que, empresas y particulares mexicanos, transfirieron al extranjero para ser depositados en cuentas bancarias o emprender actividades productivas en otra nación. Por otra parte, la inversión directa de mexicanos en otros países, esto es, los recursos que se destinan a impulsar proyectos en otras latitudes, registra un acumulado de 11 mil 410 millones de dólares.
Lo anterior es consecuencia de que empresas y personas han decidido hacer pausas en sus proyectos de actividades productivas, dada la elevada incertidumbre que se vive a escala global como resultado de la crisis económica del capitalismo transnacional y del fracaso para combatir el covid-19. En fin.
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