El desafuero fue decisión del gobernador, no me arrepiento
Oscar González Bonilla
29 de mayo de 2020
¡Qué su gobierno intervino para desaforar en ese tiempo al diputado local del Partido del Frente Revolucionario de Acción Patriótica (PFRAP), José Luis Sánchez González, porque éste en tribuna se atrevió a decir que “El Piro” (Sigfrido de la Torre Miramontes, entonces secretario general de gobierno) era su mayate!
Antes de la respuesta, leve sonrisa se dibujó en la cara de Rigoberto Ochoa Zaragoza, gobernador de Nayarit en el periodo 1993-1999.
Meditar buen trecho me llevó hacerle esta pregunta, invadido por la incertidumbre de su reacción. Y aunque don Rigo es muy dado a la broma, siempre ha mostrado respeto a este reportero, que también en todo tiempo se lo ha ofrecido. Me parecía fuera de lugar, de mal gusto, por la justa apreciación entre ambos.
Habría que preparar el terreno. “Tengo una oficinita en el despacho legal de mis hijos, aquí me encuentras”, me expresó cuando vía teléfono celular concertamos la entrevista. Hacia allá me dirigí con un montón de pensamientos que revoloteaban en mi cabeza sobre acciones del gobierno de Ochoa Zaragoza. Mucho que cuestionar, pero me decidí por algunos temas en concreto.
Me planté frente a un edificio sobrio, de construcción modernista (ubicado en Tepic por la avenida Paseo de la Loma, entre el Sanatorio y Motel La Loma) pero al interior con el menaje límpido, justo el necesario para confort del visitante. La recepcionista permitió que pasara al piso inmediato superior. Al término de las escaleras me topé con cinco puertas, cuatro de ellas cerradas. Opté por ir hacia la de enfrente, al abrir supe que era el baño. Decidí por la primera de la izquierda, atiné, ahí estaba sentado Don Rigo en compañía de un amigo.
Me saludó de buen talante, incluso en la charla previa al arranque de la entrevista me pidió le hablara de tú, premio a largos años de amistad. Había que alentar su espíritu chocarrero, el chiste obsceno al que es muy proclive: Es verdad, don Rigo, que cuando joven usted pasaba por la calle León (por el rumbo del templo de San José), cargando en cada lado de la “burra” botes con menudo (su madre Sofía vendía el alimento) y los vagos del barrio le agarraban las nalgas, con toda facilidad porque llevaba las dos manos ocupadas y tampoco podía hacer algún movimiento ante el riesgo de tirar el menudo.
Asintió, no sin antes sonreír. Entrados en confianza, fue cuando don Rigo oprimió la cabeza de un hombrecillo de madera sobre su grande escritorio, que al bajar el barril enseña tremendo falo con cabeza colorada. Todos reímos, hasta su amigo, mudo testigo de la entrevista.
Efectivamente, el gobierno de Rigoberto Ochoa Zaragoza intervino para desaforar a José Luis Sánchez González, quien desde el opositor Partido del Frente Revolucionario de Acción Patriótica (PFRAP) se había convertido no sólo en diputado incómodo, sino incomodísimo.
Con desparpajo relata quien fuera gobernador de Nayarit en el periodo 1993-1999, debidamente apoltronado en un sillón de piel, negro, en la oficina acondicionada en el edificio del despacho legal de sus hijos, sito en el paseo de La Loma en Tepic, donde ofrece audiencias martes y jueves a aquellos con interés de hablar con él de política y cosas peores.
También con desenvoltura Rigoberto Ochoa Zaragoza niega haya sido la gota que derramó el vaso la expresión en tribuna del diputado de oposición al PRI, en el sentido de que Sigfrido de la Torre Miramontes “El Piro”, a la sazón titular de la Procuraduría General de Justicia, era el “mayate” del gobernador.
Los golpes del legislador opositor contra el gobierno rigobertista eran constantes en cada sesión plenaria de la cámara, en tribuna su oratoria era calumniosa. “Eso que dicen de “El Piro” fue una de las mil cosas que dijo José Luis Sánchez”. Don Rigo reclamó al entonces líder del Congreso, Félix Torres Haro, que pasara esto en una cámara mayoritariamente priista. “Tiene que haber orden, tiene que haber disciplina, y eso te corresponde a ti ¿Y qué hay que hacer? No hay otra más que el desafuero”. Frente a la injuria, rijoso, fue por la venganza el gobernador de Nayarit. Sabía que el Congreso del Estado es parte del gobierno.
Rigoberto Ochoa Zaragoza sostiene que aprovecharon la circunstancia de que se presentaron más de sesenta demandas de compradores de lotes contra el diputado José Luis Sánchez González por la venta hasta tres veces el mismo lote, pues el declarante atestigua que el legislador se dedicaba a la invasión de terrenos. Se puso de pechito, se ubicó al margen de la ley. Incomodó al gobernador utilizar fuero para cometer ilícitos. Fue entonces que desde el poder se incitó el inicio del proceso de desafuero.
“Se estudió el procedimiento y vámonos. Al final él se fue, dijo que con gusto iría a la cárcel convertido en un Flores Magón, pero resulta que nomás se dijo que la Policía Judicial iría tras de él, y se perdió. Esporádicamente venía a Ixtlán del Río, pueblo de su vecindad, y de ello nos enterábamos. Entonces, le decía al Procurador que por ahí andaba el ex diputado, y le pedía que enviara la partida Judicial nadamás a preguntar por él. Se daba cuenta y de inmediato se pelaba otra vez”.
En 1995, José Luis Sánchez González fue separado por desafuero de la vigésima cuarta legislatura (1993-1996). Solo permaneció alrededor de dos años. En 1996 lo sustituye Javier Serna Calvillo, quien en Ahuacatlán era muy conocido por su oficio de panadero. (Octubre de 2012)
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