Cruel represión del gobierno hasta el exilio
Oscar González Bonilla
28 de mayo de 2020
Rigoberto Ochoa Zaragoza como gobernador de Nayarit (1993-1999) fue arbitrario, prepotente, represor, corrupto, autoritario, cínico, inmoral, irrespetuoso y cobarde.
Sentimiento saturado de rencor evoca José Luis Sánchez González, quien en 1994 fue desaforado por mediación del mandatario estatal en cuestión como diputado a la vigésima cuarta legislatura, a donde llegó abanderado por el opositor Partido del Frente Revolucionario de Acción Patriótica (PFRAP).
En los meses finales del año anterior, José Luis Sánchez González había prometido a este reportero entrevista para dar respuesta a lo dicho por Rigoberto Ochoa Zaragoza a mediados de octubre pasado, sobre el desafuero que adquirió relevancia política en el mandato del cetemista, tal que en Nayarit no se ha repetido este suceso.
No había sido posible la entrevista, razón a la residencia de José Luis en Guadalajara, Jalisco, ciudad donde se autoexilió desde 1994. De manera intermitente viene a Tepic, siempre por motivos políticos. El encuentro ocasional sucedió después de que aquel participó este jueves 17 en el plantón frente al edificio de la Cámara de Diputados, efectuado por habitantes del municipio de Bahía de Banderas que exigen la revocación de mandato al alcalde del lugar, Rafael Cervantes Padilla.
En la entrevista de octubre, Rigoberto Ochoa Zaragoza admitió que desde su gobierno se fraguó el desafuero de Sánchez González porque, dijo, se había convertido en un diputado incomodísimo, en tribuna no desaprovechaba oportunidad para desacreditar al gobierno, su oratoria era calumniosa.
Agregó que además aprovecharon la circunstancia de la presentación de más de 70 demandas de compradores de lotes contra el diputado opositor por la venta hasta tres veces del mismo lote, se dedicaba a la invasión de terrenos. Se nos puso de pechito, exclamó el ex mandatario.
También con desenvoltura Rigoberto Ochoa Zaragoza niega haya sido la gota que derramó el vaso la expresión en tribuna del diputado de oposición al PRI, en el sentido de que Sigfrido de la Torre Miramontes “El Piro”, a la sazón titular de la Procuraduría General de Justicia, era el “mayate” del gobernador.
SE ABUSÓ DEL PODER EN MI CONTRA
En el encuentro periodístico actual, José Luis Sánchez González manifestó que el entonces gobernador Rigoberto Ochoa Zaragoza lo reprimió con abuso del poder, “porque es un cobarde; utilizó en mí contra Procuraduría y Tribunal de Justicia porque no me arrodillé frente a él, porque como diputado no avalé sus acciones arbitrarias y deshonestas. Por esa razón, porque no agaché la cabeza, porque alcé la voz y lo denuncié, así como al “Piro”, me persiguió con mucha saña y mucho odio”.
En su defensa alega que le montaron sinnúmero de averiguaciones para criminalizarlo en delitos que asegura no cometió. “Fue público que mi actuación era la de un luchador social que siempre dio la cara y valientemente enfrentó al gobierno priista”.
EL PUEBLO TERMINÓ VOMITANDO AL PRI
“Leer sus declaraciones me resulta lastimoso, porque todo el mundo sabe que Rigoberto terminó su sexenio repudiado por el pueblo, tan es así que el PRI perdió la gubernatura (en 1999 ganó alianza de partidos que postuló su candidato al empresario Antonio Echevarría Domínguez), la gente estaba harta de tropelías y raterías de Ochoa Zaragoza, terminó vomitando al tricolor.
“La mayoría de los nayaritas en las urnas se pronunció por Antonio Echevarría, quien no era la opción de un cambio verdadero, pero en ese momento significó la posibilidad de desahogo del descontento e inconformidad del pueblo en contra del gobierno dictatorial, y diría hasta tiránico, de Rigoberto Ochoa Zaragoza”.
PIEDRA EN EL ZAPATO
Sánchez González acepta haber sido para el gobierno rigobertista la piedra en el zapato, no podía ser de otra manera pues era diputado opositor. “No debió extrañar mi conducta, lo que pasa es que Rigoberto estaba acostumbrado a que todo el mundo le rindiera pleitesía y se postrara a sus pies, pero eso conmigo no les funcionó a pesar de ofertas e incluso amenazas intimidatorias, pero jamás me doblegaron”.
Asegura que el odio del gobernante en su contra tuvo su génesis el día de su toma de posesión, en el acto del Teatro del Pueblo rindió protesta ante el presidente Carlos Salinas de Gortari, donde José Luis lo interpeló al grado de aguar la fiesta.
“A raíz de esa conducta irreverente mía, empezó a gestarse una ofensiva en mi contra con base en el control que ejercían del Poder Judicial, de la Procuraduría de Justicia y de los medios de comunicación para presentarme con bandolero, como vivales, cuando se trataba de un combatiente político que no había agachado la cabeza ante el gobierno dictatorial.
“Se dieron a la tarea de maquinar averiguaciones penales en mi contra y partidizar la justicia para darme un escarmiento y, de ser posible, refundirme en las profundidades de este planeta, porque me giraron 18 órdenes de aprehensión, ni el Chapo Guzmán las ha tenido como yo en ese tiempo. Querían aniquilarme, destruirme, desaparecerme de la vida política de Nayarit y del globo terráqueo, eso me obligó al autoexilio en Guadalajara.
“Combatí y denuncié al mal gobierno de Rigoberto Ochoa Zaragoza, y el precio que tuve que pagar fue abandonar mi tierra y posteriormente encarcelamiento. Pero ni el desafuero, la persecución, el exilio ni la cárcel me doblegaron, y la prueba es que aquí estoy, mientras que Rigoberto se encuentra en el basurero de la historia”.
RIGOBERTO, GOBERNADOR CORRUPTO
El militante de la izquierda sostiene que el priista Rigoberto Ochoa Zaragoza hizo fortuna con base en la corrupción consustancial al ejercicio del poder. Es propietario de varias fincas y negocios en Tepic, mientras que terrenos y mansiones de playa en lo que hoy se conoce como la Riviera Nayarit, pero como propietarios aparecen legalmente prestanombres. “No es pendejo, todo lo cubrió muy bien, lo legalizó valiéndose de terceros para ante la sociedad surgir como blanca palomita. Rigoberto, además de todo, fue un gobernador corrupto”.
PADECE LEUCEMIA
A los 54 años de edad, con diagnóstico médico de padecer leucemia, José Luis Sánchez González no aspira a un cargo de elección popular. Como militante del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y de su ala radical Unidad Popular de reciente creación en Nayarit, pretende con su modesta experiencia y capacidad “contribuir a la concientización, organización, movilización y lucha por un cambio de la vida económica, política y social del pueblo de Nayarit”.
“He sido militante de la izquierda, sigo soñando con la posibilidad de una sociedad más justa, más humana, más fraterna, más solidaria, más libre, incluso hasta socialista, porque no, la última energía de mi vida la dedicaré a ese propósito. Lucharé por la liberación y felicidad de mi pueblo, y no sé a dónde esto nos pueda llevar: al poder público o a la cárcel. Estoy preparado para lo que venga”. (Enero de 2013)
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