Puras fallas y ni a cuál irle
Sergio Mejía Cano
14 de febrero de 2020
No cabe duda de que esto del internet a muchos de nosotros nos ha hecho por demás dependientes de los aparatejos del demoño que se tiene que utilizar para “navegar” a través del mundo digital, claro que no tanto nomás porque sí, ya que hoy en día la mayoría de las personas utilizan internet para infinidad de cosas en esta era de la tecnología en las comunicaciones.
Este pasado miércoles en la mañana me encuentro con la novedad de que no hay internet y tampoco línea telefónica en casa, salgo a la calle y no hay vecino para preguntarle si tiene internet en su casa, nadie, nadie a la vista. Allá aparece un vecino de la vuelta y por la confianza de conocerlo le pregunto si usa internet, me responde que no, y de la línea telefónica no sabe decirme porque ya tiene tiempo que canceló el servicio del teléfono fijo.
Reporto la falla a la compañía telefónica y me dan un plazo máximo de tres días para corregirla lo más pronto posible.
Voy al centro y aprovecho para entrar a un ciber y me comenta quien se encarga del lugar que no tiene internet. En la tarde acudo a otro ciber y la mima: sin internet, por lo que intuyo que posiblemente sea una falla a nivel de zona o de colonia o quizás en todo Tepic. Voy a otro local con computadoras de alquiler y vaya, está funcionando el internet, pero oh sorpresa, tal y como si fuera una maldición, en cuanto empiezo a revisar algunos portales, pum, que se va el internet, le pregunto al encargado del local y me comenta que proviene de otra compañía diferente a la que estoy inscrito. Ya para retirarme, vuelve la señal por lo que decido arriesgarme a ver qué pasa. Y se vuelve a ir la señal.
Lo curioso del caso es que ya la mayoría de los mexicanos estamos acostumbrados a tener que soportar todo tipo de fallas. Se dice que el dejo de que muchos agreguemos a una pregunta el clásico ¿no?, por ejemplo: me puede decir la hora, ¿no?, y según los estudiosos esto viene desde la Colonia, debido a que a sus esclavos indígenas el amo español por lo regular les decía que no a todo lo que le pedían, y así a los descendientes nos dio con el tiempo respondernos a sí mismos anticipando la negativa. Pero hay zonas del país en donde en vez de terminar una frase con un “no”, la gente termina con un “sí”. Se supone que en estos casos vendría a ser paradójicamente ese sí a un no, como por ejemplo: ¿me das esto, no? ¿Me das esto, sí? No sé si me esté explicando, pero la idea es esa.
Y a propósito de fallas, cómo se ha hecho argüende con las fallas en el surtido de los medicamentos en algunos o todos los hospitales; sin embargo, eso de las supuestas fallas y que se le quieren atribuir al Gobierno Federal, en las conferencias matutinas se ha aclarado hasta la saciedad de que no es el Gobierno Federal el que ha estado fallando ni con el presupuesto a las entidades del país, mucho menos con los medicamentos de todo tipo, que si bien podrían estar escaseando algunos medicamentos, pero no de la forma en que algunos medios informativos lo están publicando.
No deja de ser extraño el que se enfatice tanto en algunos medios de información el que haya falta de medicamentos a pesar de que el secretario y subsecretario de Salud han aclarado constantemente que no es culpa del Gobierno Federal la falta de medicamentos y que no es cierto que se les haya recortado el presupuesto. Y lo malo es que mucha gente se cree a pie juntillas eso de que es la administración actual la que adrede escasea medicamentos e insumos sanitarios, sin ponerse a pensar que sí podría haber mano negra como en el caso del Hospital de Neurología en donde el director de ese hospital se negaba a ser partícipe del INSABI por tener ya un contrato con una empresa por cerca de 600 millones de pesos con servicio generalizado hasta en el mantenimiento del hospital, y resulta que nada era realidad; y también como los casos que se han documentado de que se han embodegado medicamentos con el fin de justificar el desabasto, etcétera.
Algo parecido como antaño cuando se comenzaba a oír el rumor de que se iba a aumentar el precio de los cigarrillos y de la noche a la mañana ya no había a la venta en la mayoría de los estanquillos, tiendas de abarrotes y demás comercios dedicados a la venta de los cigarros. Cigarros sí había, pero estaban ocultos; un caso que podría ser similar con los medicamentos en los hospitales en donde se dice que no hay, pero que posiblemente están ocultos en alguna bodega o ya los comercializaron por ahí. No es muy descabellado esto.
Sea pues. Vale.
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