Diciembre, el mes que prende las depresiones
Sergio Mejía Cano
31 de diciembre de 2019
Diciembre me gustó pa’ que te vayas, reza una canción que obviamente en este mes a mucha gente le viene a la mente, sobre todo por cuestiones sentimentales; sin embargo, otras personas otras personas toman como motivo las fiestas decembrinas para diversas cuestiones, por lo que según los expertos señalan que diciembre es el mes en que algunas personas entran en una etapa de depresión que, en muchos de los casos conllevan a situaciones fatales.
Al caminar por las calles del centro de la ciudad se observan diferentes tipos de caras en las personas que pasan al lado, unas tristes, otras alegres, otras que muestran algo indescifrable, algunas más que no muestran ni lo uno ni lo otro o todo lo contrario; pero lo que sí es de dar tristeza es mirar niñas y niños caminando cruzados de brazos para protegerse del frío debido a que sus vestimentas no los alcanzan cubrir del clima; y más triste aún es ver sus miradas que se desvían hacia un lado y otro viendo a otras personas cargadas de paquetes o bolsas en donde posiblemente llevan regalos o comida tal vez y que posiblemente ha existido por siempre nada más en su imaginación. Pero ante todo esto ¿qué se podría hacer? Pues simplemente nada porque aunque suene cruel, nadie tiene la culpa de la situación de cada quien.
Así nos dijo a sus alumnos una maestra de la materia de Español en segundo de secundaria allá a mediados de los años 60 del siglo pasado cuando se tocó el tema de qué hacer ante tanto limosnero que pululaba en la ciudad: simple y sencillamente mostrarse indiferentes debido a que no teníamos culpa alguna de que existiera esta clase de gente; si bien es de dar tristeza, pero no está en nuestras manos poder remediar que haya tanta gente necesitada, más que nosotros mismos. Y añadió que si nuestros padres, papá o mamá, cambiaran un billete por monedas de 20 centavos, al recorrer cuatro o cinco cuadras se terminarían esas monedas y prácticamente no se hubiera remediado nada más que el gasto generado de nuestros papás por el billete cambiado por morralla.
Pero en el caso de cómo se ve gente en estas fechas decembrinas, obviamente no se trata de limosneros simplemente, sino de toda clase de gente de todas las edades y clases económicas, porque si bien podría haber gente de escasos recursos que a pesar de su situación económica, aun así se las ingenia para pasar de lo mejor tanto la noche buena como la noche vieja; sin embargo, existe la posibilidad de que gente por más pudiente que sea, no se la pasa de lo mejor en estas noches que se consideran de convivencia familiar.
Y a propósito de convivencia familiar, por lo regular hoy en día la noche buena se sigue considerando así, pero ya se ha hecho costumbre que la noche del 31 de diciembre mucha gente acuda a recibir el año nuevo a un restaurante, o ir a recibirlo a la orilla del Mar, etcétera; haciendo de esta noche más bien un recibimiento del año nuevo como según le plazca; sin embargo, el hecho de que otras personas lo sigan considerando como más familiar que otra cosa se debe a las sillas vacías que van quedando año con año; de ahí que nuestros ancestros insistieran en que en lo posible siempre asistiéramos a las noches de festejo de noche buena así como de noche vieja porque era inevitable que al año siguiente alguien de los asistentes ya no llegara el año próximo a sentarse en esa silla designada.
Así que es posible a que como se dice comúnmente, en diciembre llegan las felicitaciones y reflexiones, y a mucha gente les llega el cargo de conciencia de cosas pasadas y de ahí su motivo de duda e incertidumbre por no haberse conducido debidamente en algunas cosas de su vida y se sientan con cargo de culpa de algo, y así estén solos o acompañados su depresión originada por sus propios actos los lleven a un estado que podría ser de fatales consecuencias.
Pero debemos también estar conscientes de que nadie tiene la culpa de lo que le suceda a cada quien, porque si alguien achaca a alguien más de sus propias desgracias, pues como que no debería ser así, pues como se dice vulgarmente: del 100 por ciento de tus broncas diez por ciento son por añadidura, pero el 90 por ciento restante son por metiches. Así que lo mejor es aplicar aquello de que es mejor vivir y dejar vivir.
Así que si diciembre le gusta a mucha gente para que nos vayamos, es mejor tomarlo por el lado amable, porque para irse cualquier mes vendría a ser el mismo. Sean felices.
Sea pues. Vale.
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