Aumento histórico al salario mínimo

El Gobierno Federal con mucha alharaca informó que el aumento del salario mínimo para entrar en vigor el próximo año de 2020 se puede considerar como histórico por lo relevante de dicho aumento que supera en mucho a todos los aumentos otorgados en sexenios anteriores.

Sin embargo, y a pesar de que dicho aumento entra en vigor hasta el 1 de enero del año entrante, los aumentos a diversos producto no se han hecho esperar, sobre todo en latería y abarrotes, así como al pan industrializado; poco aumento si se quiere pero para el bolsillo de los mexicanos desde luego que será gravoso porque por lo que se ve todo quedará igual o peor porque la mayoría de los productos han aumentado en su precio y el comprador habitual no gasta en un solo producto sino en varios por lo que el anunciado aumento al salario mínimo se verá reducido para quedar en las mismas condiciones el poder adquisitivo, es decir, en nada.

En las tiendas de abarrotes es en donde se puede comprobar todo esto, y si buen hubo clientes de algunas tiendas que señalaron a los abarroteros como careros, posteriormente se descubrió que el aumento a los productos no era por capricho del tendero sino que ya tuvo que comprar lo que tiene que vender con su respectivo aumento como por ejemplo mayonesas, chiles y demás productos que vienen en lata, así como el pan empaquetado en donde su precio se ha incrementado en por lo menos dos pesos o más en cada producto.

Y para acabarla de amolar se informa también el aumento al impuesto a las gasolinas, cigarros y gaseosas. De la gasolina ya no sería extraño de no ser porque el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), desde siempre ha dicho que en al menos su primeros tres años de gobierno, la gasolina no aumentaría de precio; pero el caso es que al parecer siempre sí con el pretexto de mentado SIEPES que al parecer no pudo deshacer por ser una herencia de sexenios anteriores, al  menos de los dos últimos. Y ahí está el aumento a la gasolina; sin embargo, lo que sí va a seguir dañando considerablemente el bolsillo de la mayoría de los mexicanos es el aumento a los cigarros y gaseosas porque cuesten lo que cuesten se seguirán comprando lesionando la economía familiar por tener muy arraigado el hábito de fumar y consumir refrescos al por mayor.

Y si bien se dice que el aumento al cigarrillo es para proteger la salud de la gente, así como por el consumo de gaseosas debido a la obesidad y posible diabetes, para el caso es lo mismo, porque muchas personas seguirán fumando y tomando refrescos así su precio esté por las nubes. Y si al rato se anuncia que subirá el precio de las bebidas alcohólicas, pues peor tantito, ya que por desgracia, a muchos mexicanos en sí nos tiene sin cuidado el aumento de cerveza y cualquier cosa de licores, porque algo debemos de tener en nuestra idiosincrasia que no nos ponemos a pensar que un litro de cualquier bebida alcohólica o de vil refresco es mucho más caro que el litro de leche, y sin embargo, muchas de las veces hay gente que prefiere comprar su cerveza que la leche para la familia. ¿Y quién no se ha sorprendido al saber el precio entre la leche y la cerveza? Pero aun así al saber cuánto cuesta la leche se dice por lo regular que está muy cara, que cómo es posible; sin embargo, al saber el precio de una cerveza de a litro no ponemos reparo en lo absoluto y por lo regular es probable que después de la primera cheve digamos que vengan los otras y otras, aunque la familia se quede sin leche o qué llevarse a la  boca al día siguiente.

Así que esto de aumentar el precio de las cosas es un claro detrimento a la economía familiar, sobre todo a las que componemos las clases populares.

Cuando se anunció el histórico aumento a los salarios mínimos se dijo que esto no conllevaría el aumento a la inflación; pero ya se está viendo el porqué los grandes empresarios de la comida industrializada y el pan ídem no pusieron reparo, porque obviamente ya tenían su plan bien trazado de paulatinamente aumentar el precio a sus productos y así poder asumir los costos del aumento a los salarios. Y por lo que se ha visto en otras ocasiones, el aumento al impuesto al tabaco y a los refrescos tampoco les hace mella a los productores debido a que con aumentar el precio a su producto se quedan tan campantes, porque como siempre pasa: quien paga el pato es el pueblo consumidor.

Pero bueno, no hay peor lucha que la que no se hace, y así el Gobierno Federal tiene la convicción de que el pueblo ganará más.

Sea pues. Vale.