El binomio capital público-privado desarrollará el sureste del país
Octavio Camelo Romero
03 de octubre de 2019
Con la visión de la economía política vulgar de los neoliberales, abordaremos el impacto micro y macroeconómico de la inversión pública-privada en la región sur-sureste del país. El asunto central está en el propósito del Gobierno de Andrés Manuel de realizar en la región marginada del desarrollo, una redistribución de la riqueza producida con el crecimiento capitalista del sureste de México. Técnicamente se trata de desplazar la curva de demanda agregada hacia la derecha para incrementar el consumo o estimular la demanda de bienes y servicios.
Con la inversión pública-privada pactada por el Gobierno de AMLO y los empresarios mexicanos, se estará metiendo más dinero al sistema monetario. ¿Y qué sucederá? Para una situación de inicio, la curva de demanda del dinero tiene pendiente negativa mientras que la curva de oferta del dinero tiene pendiente positiva. Ambas curvas se cortan en un punto correspondiente a cierta tasa de interés para determinada oferta de dinero. Empero, ¿Qué sucede cuando entra más dinero al sistema monetario? Hay una mayor cantidad de dinero en el sistema que hace que la curva de oferta del dinero que tiene pendiente positiva se desplaza hacia la derecha y queda por debajo de la curva de oferta anterior. La curva de oferta de dinero desplazada se corta con la antigua curva de demanda de dinero, y en el punto del corte, la tasa de interés es más baja que la anterior. Cuando baja la tasa de interés, la gente acude al banco a pedir prestado, bien sea para invertir o para aumentar su consumo personal.
En el contexto macroeconómico del crecimiento capitalista, la curva de “demanda agregada” tiene pendiente negativa y la curva de la “oferta agregada a corto plazo” tiene una pendiente positiva. Y ¿Qué sucede con el impacto de más dinero en el sistema monetario? Tanto a nivel de personas como de inversionistas, se tiene una mayor capacidad de consumo, tanto productivo como de medios de vida, lo cual hace que se tenga una mayor demanda de bienes y servicios. Esto hace que la curva de “demanda agregada” se desplace hacia la derecha, quedando arriba de la anterior curva de demanda agregada. Con esto la curva de la “oferta agregada a corto plazo” y la curva de la “demanda agregada” desplazada, se cortan en un punto donde el PIB sube para un nuevo precio agregado, esto es, hay un crecimiento del Producto Interno Bruto, que los empresarios calculan del 4 por ciento para fin del sexenio.
La cúpula empresarial integrada por Carlos Salazar Lomelín, presidente del Consejo Coordinador Empresarial, el magnate Carlos Slim y Antonio del Valle Perochena, presidente del Consejo Mexicano de Negocios, entregó el Plan Nacional de Infraestructura al presidente Andrés Manuel López Obrador, con énfasis en fomentar proyectos de gas y electricidad en el sureste. Los empresarios invertirán en mil 600 proyectos en los siguientes cinco años, y detallan que el plan tiene como objetivo fomentar el desarrollo en la zona sur y evitar rezagos, debido a que en las décadas recientes, a la región del sureste le han faltado los insumos necesarios para desarrollarse y tener un mayor crecimiento.
Otro objetivo del Plan Nacional de Infraestructura es impulsar a que México, a finales del sexenio, tenga un crecimiento de 4 por ciento en promedio. Empero, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, para lograr dichas tasas de desarrollo, en el país debe aumentar la inversión total en un 25 por ciento, y de ésta, 6 por ciento corresponde al ramo de infraestructura. Con este planteamiento, Chiapas y Oaxaca, estados donde se encuentra el mayor índice de pobreza, tendrán la posibilidad de desarrollar fuentes de generación eléctrica alternativa y acceder a un insumo básico como es el gas para el avance industrial. Que según datos, revelan que ambas entidades consumen 0.9 por ciento de la demanda nacional de gas natural. En fin.
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