Tepic, Nayarit, jueves 21 de noviembre de 2024

Violencia por la fuerza de la razón o por la razón de la fuerza

Sergio Mejía Cano

02 de octubre de 2019

Este 2 de octubre (no se olvida) se conmemoran los 51 años de uno de los episodios más sangrientos de nuestro país, pues fue una masacre que no debió suceder pero que se dio por la incapacidad intelectual de quienes gobernaban en aquel entonces al país y desde luego por la intolerancia y el temor de aquellos gobernantes incapaces de comprender que las nuevas generaciones los estaban rebasando en todos los sentidos por los que no les quedó de otra más que recurrir a la violencia.

De hecho podría aplicárseles a los gobernantes de aquel año de 1968 la máxima que se le atribuye a Antonio Fraguas: “La violencia es miedo de las ideas de los demás y poca fe en las propias”; de ahí que al ya no contar con argumentos aquellos gobernantes o quienes dieron la orden de actuar con violencia en contra de la población, que no nada más en contra de los estudiantes, sino hasta de mujeres, niños y ancianos que fueron muchos de ellos los que llevaron la peor parte, fue porque su poco cerebro habría colapsado no dando más margen que el de recurrir a masacrar a la población que apoyaba aquella manifestación que se había originado por un simple pleito entre jóvenes preparatorianos pero que, al entrar las fuerzas “del orden”, el asunto creció de tal manera que concluyó con el asesinato de gente inocente por parte de esas dizque fuerzas del orden que, en vez de proteger a la ciudadanía tal y como debe de ser, se le da por proteger los intereses, prebendas y comodidades de quienes han pisoteado desde siempre a la población que como siempre, es la que paga para que le peguen.

Ocurren hechos en la vida de cada quien que llegan a ser imborrables, como es el caso para mi generación que, si bien supimos y vivimos los hechos del 2 de octubre de 1968 de lejos, en cierta forma estuvimos inmiscuidos debido a la politización que tenía entonces la juventud de aquellos años y también por familiares o hermanos mayores de amigos y conocidos que vivieron de cerca aquellos acontecimientos y que nos fueron narrados de primera mano y además, porque comenzaron a llegar a nuestras manos publicaciones que en cierta forma eran clandestinas o que después pasaron a serlo por incomodar a aquellos gobiernos como por ejemplo el “periódico Madera” y las revistas “Por esto” y “Por qué?”, respectivamente. Y desde luego porque mi papá compró el libro en cuanto salió de “La noche de Tlatelolco” de Elena Poniatowska; y desde luego que fueron llegando a nuestras manos otros libros referentes a los hechos del 2 de Octubre, así que cada quien se fue formando una idea de aquellos acontecimientos, desde luego que por
lo regular el sentido común le cargaba más la culpa a las autoridades que a los estudiantes.

Recuerdo haber leído en uno de los libros del escritor mexicano José Agustín, referentes al movimiento de 1968 en donde resalta la “gran marcha del silencio”, en donde señala el escritor que dicha marcha fue todo un éxito porque no le dio pie al gobierno reprimir la manifestación; y da cuenta también de que había sembradas en las jardineras y contenedores de basura enormes cantidades de piedra que posiblemente las habían puesto en la madrugada anterior a la marcha, pero que dichas piedras no pudieron ser utilizadas por quienes pretendían usarlas, pues no hubo ningún altercado debido a la organización de no hacer caso a provocaciones y porque todos los que iban marchando habían hecho el claro compromiso de cubrir su boca y no emitir sonido alguno.

Obviamente que la edad hace que se diga en algunas ocasiones que todo tiempo pasado fue mejor, pero en cuestión de que la juventud esté politizada es probable que en las décadas de los 60 y 70 del siglo pasado las generaciones de entonces estuvieran más enteradas de los acontecimientos cotidianos que hoy en día.

Recuerdo que se decía allá a principios de los 70 por personas que venían a Tepic, sobre todo profesores que acudían a los cursos de verano tan tradicionales, que si algo les sorprendía de los jóvenes y niños tepiqueños era su postura ante circunstancias adversas pues casi desde el kínder ya protestaban y mostraban una capacidad de respuesta hacia varios temas, así y los niños de primaria sabían quién era el Presidente de la República, los anteriores y cosas por el estilo; sin embargo, la calidad de enseñanza fue dejando de lado algunos sentidos de la historia que ahora hay muchachos hasta de preparatoria que es difícil que sepan quiénes fueron los presidentes de la Revolución Mexicana hasta nuestros días.

Sea pues. Vale.


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